Organizado por la congregación salesiana, la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Montevideo, la Multidiversidad Franciscana y el Centro de Ex Alumnos Monseñor Lasagna, se realizó ayer un encuentro de jóvenes con el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla. La invitación abarcó a múltiples organizaciones juveniles y participaron unos 60 jóvenes de varias instituciones, parroquias y proyectos católicos, del Movimiento Scout, de la Comisión No a la Baja y de las juventudes políticas del Frente Amplio (FA), del Partido Nacional (PN) y del Partido Independiente (PI).

Los organizadores explicaron que el motivo de la convocatoria fue juntar a Sturla con jóvenes “comprometidos con la sociedad” mediante distintas expresiones, para generar un intercambio y propiciar el diálogo con el fin de encontrar “puntos de conexión”. Al inicio de la actividad, Sturla dijo que durante toda la vida se “aprende a aprender” y propuso a los jóvenes que plantearan “inquietudes con respecto al arzobispo, a la Iglesia, y también propuestas”.

Los participantes fueron identificados al ingreso con cintas de cinco colores diferentes, para dividirse en subgrupos de discusión de una decena de integrantes cada uno. La consigna fue plantear problemas y soluciones, y escribirlas en papelógrafos para hacer una presentación en plenario. Los subgrupos intercambiaron en distintos recintos durante una hora y Sturla los fue recorriendo uno a uno para escuchar cómo se iban dando los debates y hacer algún aporte. Posteriormente, los jóvenes volvieron a reunirse en plenario y representantes de cada subgrupo presentaron sus síntesis de discusión, algo que tuvieron que hacer en cinco minutos, medidos con un reloj de arena que tenían a la vista.

En el primer grupo había un representante del PN, que se reconoció además como católico, y otros del Movimiento Scout y de distintos proyectos salesianos. Plantearon que hay “mucha gente” que es creyente pero “no cree en la Iglesia”, que se siente cercana “al mensaje del Evangelio, pero no a la estructura” eclesiástica.

En el segundo, en el que estuvieron jóvenes del PN, del FA y de la Comisión No a la Baja, junto a representantes de proyectos católicos, se preguntaron cómo se puede acercar a personas homosexuales que se consideran cristianas “en su casa”, pero que no pueden “ir a una iglesia” porque “sienten resistencias”. Le preguntaron a Sturla: “¿Cuál es la postura que se tiene frente a estas personas que no han sido aceptadas en la Iglesia?”. Luego, preguntaron qué se puede hacer “para cambiar la imagen conservadora de la Iglesia” y continuar en Uruguay “con el impacto” de la designación del papa Francisco.

No a la baja

La Pastoral Juvenil de la Iglesia Católica se pronunció “en contra del proyecto de la reforma constitucional que se plebiscitará en octubre”, que promueve la baja de la edad de imputabilidad penal. En una declaración pública, opina que la reforma es "desesperanzadora y un retroceso en el intento de abrir espacios para el desarrollo de los jóvenes”. Argumentan además que “este tipo de iniciativas bloquean y amenazan la posibilidad de que los adolescentes y jóvenes ejerzan sus derechos y asuman sus responsabilidades, pues las medidas se centran en el castigo con endurecimiento de las penas y la reclusión”.

Otros grupos propusieron que la Iglesia debe estar “abierta a trabajar en conjunto” con organizaciones de la sociedad que no están vinculados a ésta, y se preguntaron “qué va hacer la Iglesia frente al plebiscito a favor de la baja de la edad de imputabilidad, en hechos, más allá de los pronunciamientos”.

Sturla comenzó hablando de la figura del padre Cacho Alonso, quien optó por “vivir en la pobreza” y consiguió, “de a poco y caminando con la gente, hacer la experiencia de ir saliendo adelante”. Afirmó que el problema más grande de la Iglesia en Uruguay es que “no sabe comunicar” porque no se conocen las obras que realiza y porque los católicos de Uruguay tienen “un balde” de laicidad que hace que les cueste “hablar de Jesucristo”. Luego dijo que, excepto Jesús y María, la Iglesia es una “casa abierta de pecadores” y, por lo tanto, si una persona “es homosexual y es católica, es parte de la Iglesia y no hay nada que le impida” serlo.

Expresó que la Iglesia de Uruguay “es pobre y libre”. Consideró que en “muchos países de América” la Iglesia “ha estado unida a grupos de poder, al Estado o los militares”, y en nuestro país no.

Finalmente, Sturla dijo que en este “tiempo electoral es importantísimo” que se milite en política o que quienes voten “hagan un voto consciente e informado”. “La política es la actividad más noble, después de la vida religiosa, que un ser humano puede realizar, porque es pensar en el bien común”, afirmó el arzobispo. Federico Barreto, de la Comisión No a la Baja, consideró “muy positivo” este tipo de instancias de diálogo, porque sirven para “conocer cómo distintos colectivos se posicionan en contra de la baja, o se preocupan por el lugar que los adolescentes y jóvenes ocupan en la sociedad uruguaya”.