A nivel de política macroeconómica, para “Bases programáticas del FA” es necesario “evitar contradicciones” entre objetivos como la estabilidad y la competitividad, entre equilibrio fiscal y presión tributaria y entre la política monetaria y la cambiaria. En este punto, coincide con el planteo del Partido Nacional (PN) en la necesidad de incorporar componentes anticíclicos.

Para el programa del FA, es tan importante mantener reducido el déficit fiscal como favorecer el gasto social y hacer que éste crezca en función del crecimiento de largo plazo de la economía. El PN enfatiza en que “el costo país” es la principal causa de la baja competitividad, por lo que es necesario mantener un déficit fiscal controlado. En materia tributaria, el PN entiende que es necesario “aliviar la presión fiscal” sobre el sector productivo y propone elevar los topes de las deducciones del IVA al gasóil para los empresarios y bajar el Impuesto a la Enajenación de los Bienes Agropecuarios (Imeba) a pequeños productores. Asimismo, el programa nacionalista anuncia que hará del Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas (IRPF) “un impuesto más justo y más inteligente”, además de aclarar que lo transformará en un “auténtico impuesto a la renta y no, como es hoy, un impuesto a los ingresos”, aunque no se aclara cuál es la diferencia entre ambos conceptos. En materia tributaria también propone deducciones por gastos en la educación privada.

Banderas en tu corazón

El FA considera que la política tributaria es un instrumento de igualdad, integración social y desarrollo, no un “castigo al talento”. Se anuncia que continuará la sustitución gradual de los impuestos al consumo por impuestos a la renta y a la riqueza, la rebaja del IVA, y se propone elevar la presión tributaria a la población de más altos ingresos, a los sectores con ganancias extraordinarias o a “poderosos patrimonios”, así como al consumo importado de bienes suntuarios o competitivos con la producción nacional. Además, el programa del FA anuncia la generalización de la base del Impuesto de Primaria, el incremento de la alícuota del Impuesto a las Rentas de las Actividades Empresariales (IRAE) “u otras herramientas tributarias” para las actividades de renta excepcional vinculadas al uso de recursos naturales y la concentración de la propiedad de la tierra. “Nos comprometemos a mantener los Consejos de Salarios”, anuncia el programa de los nacionalistas, pero aclara que se introducirán “mejoras” en el sistema de relaciones laborales, que lo hagan “más equilibrado”. El PN anuncia que derogará el decreto que habilita las ocupaciones de lugares de trabajo, y afirma que quitará “rigidez al sistema” introduciendo mecanismos de descuelgue para empresas “en dificultades” y cláusulas de salvaguarda que se activen ante “cambios abruptos en el contexto”. Por último, proponen asociar las definiciones salariales a la productividad de la mano de obra.

Para el FA, es necesario atender con políticas a colectivos con mayores dificultades de empleo, como las mujeres, los jóvenes, los hombres mayores poco calificados, en situación de pobreza y “los afectados por discriminación”. El programa frenteamplista indica que la negociación colectiva es el pilar fundamental de la estrategia de crecimiento con equidad social, y destaca que el aumento de la productividad es un elemento central, pero no llega a proponer políticas de crecimiento salarial atadas a la mejora de la productividad.

En materia de las políticas monetaria y cambiaria, el FA destaca que esta última “debería atender la competitividad para beneficiar las ventas externas”. Afirma que continuarán las intervenciones puntuales en el mercado de cambios, para mitigar efectos distorsionantes y especulativos, y la regulación de los flujos de capital de corto plazo. Además, el FA dice que en la lucha contra la inflación continuará la “política heterodoxa”, combinando reducciones de impuestos indirectos, precios administrados, subsidios y negociaciones de precios, en un marco de políticas monetarias restrictivas. En el programa del PN no hay referencia a este tipo de políticas y solamente se anuncia que se trabajará “por un país auténticamente productivo y competitivo”, con una inflación que “no genere incertidumbre” y “un tipo de cambio que no nos debilite frente a nuestros competidores”.

Mirando a largo plazo, el sector de las telecomunicaciones merece un destaque en ambos programas. Para el PN, la política de telecomunicaciones debe ofrecer “reglas de juego claras a todos los actores” y defender “la neutralidad de la red”, es decir que la red física de Antel pueda ser usada por otros prestadores de servicios de internet y telefonía. En este sentido, agregan que favorecerán “una competencia sana entre proveedores”, aunque no se aclara cómo serán tratados los 500 millones de dólares que Antel invirtió en la instalación de la fibra óptica. El apartado del FA sobre este punto destaca que Antel “ha jugado un rol trascendente y debe ser la ‘Nave Insignia’ que asegure la culminación del despliegue nacional de la ‘Fibra al Hogar’”, y que su fortalecimiento “es fundamental para el presente y el futuro del sector”.