El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, cuestionó ayer la mirada de la izquierda respecto de la gestión de las cárceles. “La izquierda centra el debate de las cárceles en los derechos humanos; está bien, pero con eso no alcanza. La función de las cárceles es rehabilitar a los presos. No es sólo cumplir con los derechos humanos, sino también rehabilitar. Si una cárcel rehabilita, entonces cumplirá mejor con los derechos humamos”, fundamentó, para luego asegurar que con la tasa de hacinamiento que había cuando asumió su gestión hubiera sido imposible algún tipo de rehabilitación.

Bonomi contó que antes de asumir se reunió con el por entonces proclamado ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, para discutir posibles soluciones al tema del hacinamiento. “La solución son los acuerdos público-privados”, contó que le respondió Lorenzo. “Empezamos a trabajar por los acuerdos público-privados antes de asumir, y el único que se ha concretado es el de la cárcel de Punta de Rieles: ya se hizo la licitación, y supongo que a fin de año colocarán la piedra fundamental”. Estimó que la prisión estaría lista para 2017. A pesar de esta demora, destacó que el segundo gobierno del Frente Amplio (FA) logró terminar con los niveles críticos de hacinamiento que existían en el sistema carcelario.

Bonomi dio estas declaraciones en un “diálogo con vecinos” que organizó la Coordinadora M del FA en el salón anexo del bar Expreso Pocitos. El jerarca llegó casi 45 minutos tarde, pero la demora no impidió que la treintena de personas que estaban en el salón (en su gran mayoría septuagenarios) lo aplaudiera fervientemente cuando se concretó su ansiada llegada.

El ministro destacó los logros del sistema de videovigilancia en la Ciudad Vieja y dijo que quienes controlan las cámaras son los mismos policías que después salen a patrullar, lo que contribuye al reconocimiento de los delincuentes. “En un mes disminuyeron 47% los delitos de Ciudad Vieja. Entonces algunos dijeron: ‘Sí, pero se corrieron’. Se corrieron a la cárcel, porque en un mes metieron 25 presos, entonces ésos dejan de robar”, afirmó.

Luego sostuvo que el hecho de que Uruguay sea uno de los países de la región con más presos por habitante, “tratándose de un país en el que los robos y homicidios aumentaron menos que en el resto de la región”, implica, en los hechos, una mayor “eficacia policial”. Según aseguró, “están robando cada vez más cerca de donde viven”. “Ha cambiado el tipo de delito. En 2010 robaban bancos o empresas financieras, pero eso se corrigió. Luego empezaron a robar supermercados grandes, pero se corrigió; luego fueron a supermercados y comercios más chicos, y ahora están robando cerca del lugar en donde viven. Y como hacen eso, roban menos y más veces”, explicó.

Bonomi aseguró que gracias a la tecnología, “hoy la Policía llega mucho más rápido al lugar donde se comete el delito”. “Se empezó a tener conciencia de eso por el tiroteo ocurrido en el Correo [refiriéndose al enfrentamiento ocurrido en agosto de 2013 a pocas cuadras del Expreso Pocitos, que dejó como saldo un policía y un delincuente muertos], donde hubo un tiroteo porque [los policías] llegaron mientras estaban robando”. Según dijo, “desde entonces ha pasado con frecuencia”. Eso, advirtió, tiene un inconveniente: “Como [los policías] llegan más rápido tienen que terminar más rápido, entonces son más violentos”.

En el transcurso de la charla se registraron algunos inconvenientes en la entrada del anexo del bar. El senador frenteamplista Carlos Baráibar y otro dirigente oficiaban de porteros del encuentro. No dejaban entrar a personas “sin invitación”, dijo quien acompañaba al legislador en las tareas de custodia, algo que pudo comprobar este cronista tras ser confundido con un transeúnte luego de salir del local. En octubre de 2013 Lorenzo había participado en una actividad similar, organizada por la misma coordinadora y en el mismo local. En aquella oportunidad asistió la secretaria del diputado herrerista Gustavo Borsari, quien en el momento de las intervenciones tuvo un cruce con el entonces jerarca, a quien le cuestionó la pertinencia y la aplicación del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas.

Bonomi interpretó que en el tema de la seguridad a los uruguayos no les gusta compararse con la región “sino con nosotros mismos”, dado que “hace muchos años la seguridad estaba mucho mejor y se ha ido deteriorando paulatinamente”. Sin embargo, argumentó que para hacer un análisis serio es necesario ubicar al país en la región, donde los delitos se han incrementado “mucho más fuertemente que en Uruguay, pero eso incide en el país”.

Según argumentó al comenzar su oratoria, la crisis de 2002 dio pie a la comercialización masiva de la pasta base (motivada, entre otras cosas, por las deudas que tenían los narcotraficantes en el exterior), pero con la mejora paulatina del poder adquisitivo, a partir de 2005, el mercado de esa droga se contrajo y comenzó a haber luchas entre bandas de narcotraficantes. “En 2010 advertimos el aumento de heridos de bala por debajo de la cintura”, recordó, para luego admitir que en 2012 hubo un aumento muy importante del número de homicidios.