El viernes 22, el Museo de Nacional de Artes Visuales (MNAV) se llenó de artistas, público, luces, aplausos y obras de arte. Durante el acto de premiación hablaron el director del MNAV, Enrique Aguerre, el director nacional de Cultura, Hugo Achugar, y la teórica de arte y crítica argentina Andrea Giunta, en representación del jurado. Aunque el micrófono estuvo abierto para los artistas, la única que lo usó, para agradecer el premio y “a todos los artistas presentes”, fue María Agustina Fernández, la ganadora del premio mayor.
La premiación se presentó como un homenaje al artista uruguayo José Gamarra, radicado en la temperatura cálida: seis meses en Francia y seis en Uruguay. Las autoridades y el jurado destacaron el nivel de la muestra en cuanto al montaje y a la calidad de las 63 obras incluidas, de las cuales cinco fueron premiadas. Achugar lamentó no haber previsto desde el Ministerio de Educación y Cultura un número mayor de premios, dado “el nivel excepcional del Salón”. Además, destacó la reciente inauguración del ascensor del edificio y anunció las próximas: la “boutique o shopping” del MNAV y la cafetería, que estará ubicada afuera.
Pensado en Uruguay
Aunque con temas y técnicas diferentes, las cinco obras ganadoras refieren en última instancia a Uruguay: calles de Montevideo, sierras de Lavalleja, algunos símbolos patrios y las mujeres presas en las cárceles de la dictadura. Sin embargo, el jurado, integrado por los artistas uruguayos Claudia Anselmi y Mario Sagradini y la historiadora de arte y curadora internacional Andrea Giunta, destacó, en conversación con la diaria, la libertad con que se entregaron a la tarea de selección, el compañerismo que hubo entre ellos y el trabajo “sin presiones ni ideas previas, por el cual llegamos a acuerdos luego de mucha conversación, análisis de cada obra y de compartir ideas”. Según estas declaraciones, no existían intenciones de seleccionar ningún tipo de obra, artista ni tema en particular (reconocieron que a veces las personas que son jurado llegan con este tipo de preconceptos). El hecho de que todos los premios finalmente remitieran a Uruguay respondería más bien a una tendencia actual del arte contemporáneo a explorar lo local y comunitario como rasgo de identidad colectiva pero también individual.
Los trabajos de este tipo se presentan como procesos de investigación con resultados plásticos y visuales, pero provienen de análisis previos de eventos históricos, de eventos de la vida cotidiana o de aquello que pasa a darle forma a la cotidianidad mediante un imaginario común.
Los premios
La ganadora del Gran Premio resultó ser la obra Miniatura, banda presidencial, de Agustina Fernández. La artista, que es la cuarta vez que se presenta al Premio Nacional y la primera en que es aceptada para competir, venía trabajando con los símbolos patrios y, según dijo a la diaria, le pareció interesante aplicar el concepto de miniatura para la banda presidencial. Por otra parte, pintaba retratos de perros. Esta confluencia de intereses hizo que aquella banda en miniatura pudiera ser pensada para Manuela, la perra del presidente José Mujica. La artista pintó algunos cuadros en los que se ve a la perra con la banda, y reparte uno en miniatura, como autoadhesivo de promoción.
La obra consta de nueve cuadros pequeños que dan cuenta del proceso de aprendizaje de bordado, con fragmentos de trabajo. Además, un video de sus clases con la hermana Lourdes, la religiosa de 89 años que bordó las bandas presidenciales de los últimos cuatro presidentes, a quien Agustina no conocía. Finalmente, incluye un pedestal donde se exhibe la banda terminada.
Al Gran Premio le sigue un Primer Premio que fue otorgado a Diego Velazco por El otro prócer. Se trata de una fotografía digital de la plaza Independencia, con el monumento a José Artigas en primer plano. Gracias a un montaje, el monumento no es el que conocemos, diseñado por el italiano Ángel Zanelli y que, en su momento, una comisión eligió, dejando de lado al del uruguayo Juan Manuel Ferrari. Velazco montó el boceto de la obra de Ferrari, del que consiguió registros. Éste representa al caudillo y algunos paisanos durante la batalla de Las Piedras. La imagen no está definida porque, al no ser elegido el boceto, Ferrari no terminó la obra.
Según la profesora Olga Casal, citada en la obra de Velazco, la estética del monumento, tan familiar para nosotros, “remite más a un emperador del Renacimiento italiano entrando en Roma que a un caudillo paisano en su caballo criollo”. El autor se pregunta en un texto adjunto: “¿Qué hubiera pasado con nuestra construcción simbólica si el monumento emplazado hubiera sido el de Ferrari?” y “¿cuántas iconografías tenemos que no se ajustan a la realidad pero así las necesitamos?”.
El Segundo Premio le correspondió a Todos los nombres, de Paola Monzillo. La artista presenta un fragmento de mapa del barrio Conciliación, en Montevideo. Dispone cuadritos con los nombres de las calles, ilustrados con dibujos hechos con fibra. Según contó a la diaria, Monzillo investigó en el Departamento de Nomenclatura de la Intendencia de Montevideo acerca de los datos de cada nombre: Golondrina, José Batlle y Ordóñez, Picaflor y Mercedes Pinto, entre otros, tienen descripción de origen y Monzillo la incluye en los cuadritos. Pero hay nombres que la artista ilustra con una silueta humana, siempre la misma y sin rasgos, como el de la calle Confederada, o Marín, que se describe así: “Denominación conocida en la zona por los vecinos del lugar. Se desconoce el origen del mismo”. O Cúneo: “Nombre adoptado por los vecinos del condominio donde se encuentra la calle. Se desconoce el significado”.
El Tercer Premio lo ganó Teresa Puppo con Cuerpos iluminados. Es una videoinstalación con imágenes en pantalla y proyección de textos en las paredes laterales, que representan, según la artista, “un período de los años 70, sin orden cronológico y con un ritmo como podrían aparecerte en la memoria”. Guerra de Vietnam, Jimi Hendrix, himno de Estados Unidos y bombas de fondo, testimonios de mujeres presas en Uruguay durante la dictadura, descripciones del penal de Punta de Rieles, textos de Michel Foucault sobre el panóptico y las características de la vigilancia total. El centro de la obra es, sostuvo Puppo, la resistencia de las mujeres que estuvieron presas en la dictadura “a la humillación, al poder que quería aniquilarlas”. A la artista le interesa rescatar de qué manera, con pequeños gestos mutuos, las mujeres generaban entre ellas “fuerza y unión”. Puppo se inspiró en testimonios de una amiga que estuvo presa 12 años.
Por último, el Cuarto Premio, otorgado por la Fundación Julio Alpuy, era exclusivamente para pintura. Lo ganó Augusto Gadea con la obra Tierra de nadie. Son tres cuadros grandes hechos con arcilla, ramas, hierbas, corteza y pintura acrílica. Según contó el artista a la diaria, los materiales utilizados (excepto la pintura) provienen de la zona serrana de Lavalleja, que además fue la que inspiró esta escena. En el primer cuadro, el espectador podría ubicarse en el paisaje, pensar que llegó ahí: están las sierras. También está la vida, la naturaleza. En el segundo cuadro, la situación cambia y las sierras se vuelven hueco escalonado hacia el centro de la Tierra. El verde ya no está, tampoco la hierba. “Desde el punto de vista del color, sería un paisaje muerto”, dijo Gadea. “Es un paisaje inventado, depredado, cavado”, agregó. En el tercer cuadro, el espectador o paseante se va; es un enfoque de salida que nos apronta para marchar. Gadea contó que siempre le gustaron los paisajes serranos porque “tienen un poder evocativo enorme y pueden generar fuerza para activar la imaginación”. También dijo que, hablando de alturas, ya había hecho una pintura inspirada en el Cerro de Montevideo, al que visualiza desde su casa.
Como integrante del jurado, Sagradini lo definió como “un monstruo de tres cabezas que nace y muere en este certamen, que no establece juicios universales o a largo plazo y que puede cometer errores”; Anselmi y Giunta estuvieron de acuerdo. De las 296 obras presentadas al concurso, el jurado seleccionó, además de las ganadoras, las 63 a exponer. El público tendrá oportunidad de recorrer la muestra hasta el 26 de octubre. El MNAV va a organizar visitas guiadas, y al final de la exposición va a editar un libro con registros y textos de las obras.