Si las viviendas de los participantes están en terrenos que no son inundables ni están contaminados, no es necesario hacer realojos. Ésa es la situación de muchas de las viviendas en las que el programa ha trabajado hasta ahora, haciendo ampliaciones, construyendo baños, sustituyendo materiales precarios o edificando de cero.

En Verdisol, barrio que está detrás de la planta de ANCAP del barrio Conciliación, participaron 38 familias, la mayoría de las cuales construyó su casa a nuevo. El plan cerró en mayo su primera etapa en Verdisol, con un acto. Habían elaborado carteleras con fotos del antes y el después y se veía aquellas casas de chapa, costanero y hasta de nailon que habían sido sustituidas por otras de material.

En otros barrios, como La Cachimba del Piojo, los terrenos que todavía ocupan las familias son inundables, porque están pegados al arroyo Pantanoso. Un particular donó un predio que abarca las manzanas contiguas al barrio, que era un basurero, que ahora están limpiando y rellenando con tierra. Las obras comenzaron en octubre de 2013, y hasta ahora se han armado 18 casas de un total de 86; cuatro de ellas se inaugurarán en los próximos meses. También están los que no tienen tierra. Acuña especificó que en esa situación se encuentran “quienes están en pensiones, en edificios ocupados, en situación de calle, los que están viviendo en cuartuchos”. Afirmó que “son más vulnerables” y que en esa realidad se encuentra más de 50% de las 15.000 familias con las que apuesta a trabajar el plan. Con ellos es que se están formando barrios nuevos, como Luis Batlle Berres, donde el plan comenzó a trabajar en 2011. Hasta ahora se han entregado 34 viviendas y hay 28 en proceso de construcción. Las cooperativas que se instalarán allí todavía no han comenzado las obras porque estaban pendientes los permisos de construcción, cuyo trámite llevó más de tres años. La semana pasada escrituraron dos cooperativas, que podrán comenzar a construir en octubre.