Los organizadores afirman que el festival tiene un doble propósito. Por un lado, ofrecer a un amplio público, espectáculos de calidad de una disciplina que es poco frecuente en el país. Por otro, apuntan a dar una inyección a los artistas locales, que tendrán la oportunidad de relacionarse y formarse con artistas extranjeros.

El FIC es organizado por El Picadero, una asociación montevideana de artistas de circo que se formó hace diez años. En la producción trabajan intensamente, y en forma voluntaria, seis de sus integrantes.

Primero solicitaron ayuda económica al Fondo Iberoamericano de Ayuda Iberescena, pero el monto que recibieron fue bastante menor al que necesitaban. A raíz de eso, se presentaron ante el Municipio C y la Intendencia de Montevideo, que por medio del programa Esquinas de la Cultura resolvió apoyar el proyecto, lo que le dio viabilidad. Durante ese proceso se sumaron otros apoyos, tanto públicos como privados.

“La organización de esta primera edición nos está llevando un trabajo enorme. Ninguno de nosotros tenía una perspectiva real del trabajo que implica organizar un evento de tal magnitud, con tanta gente involucrada, con tantos espacios paralelos de actividades distintas”, contó Alonso.

La investigadora considera que una convocatoria de este tipo apunta a un perfil bastante amplio dentro del sector, algo que está relacionado con los distintos estilos de hacer circo, la forma de organización de los grupos, la manera de dimensionarlo como ingreso económico y los espacios de intervención. “De un lado tenés al artista callejero que trabaja solo o en pareja, haciendo presentaciones a la gorra en semáforos y plazas, o que es contratado para eventos públicos y privados. Son, en general, los que logran vivir de este trabajo, con actuaciones regulares que les permiten obtener un ingreso económico más o menos estable. En el otro extremo están quienes se embarcan en procesos creativos largos con grupos más numerosos, que buscan montar espectáculos en una dinámica similar a la del teatro o la danza”, señaló.

En definitiva, la inversión en tiempo y dinero de estas actividades llevan a que no sea una opción laboral redituable, señaló Alonso. Sin embargo, explicó que en Uruguay hay un grupo cada vez mayor de gente que practica disciplinas de circo no tanto como una opción artístico-profesional sino como una “práctica de tiempo libre, como una actividad lúdica o como ejercicio físico para después del trabajo”. “El circo ha generado en los últimos años un público bastante diverso en relación con la edad y el nivel sociocultural”, resumió.

De cada pueblo

Los organizadores del FIC tuvieron una ardua tarea al conformar la programación. Primero, se contactaron con compañías y espectáculos internacionales conocidos a los que querían invitar; luego, hicieron una convocatoria abierta, que derivó en una selección de propuestas en función de los espacios disponibles para la exhibición.

“Intentamos que la programación fuera variada, tanto en términos de disciplinas como de formatos (números cortos y espectáculos) y de estilos. Supongo que por ser el primer festival peca de amplio, de querer representar toda la movida del circo”, señaló Alonso.
Con respecto a los visitantes extranjeros, apostaron a traer a una compañía grande de Colombia, La Gata Cirko, caracterizada por un importante despliegue acrobático y un buen montaje; al malabarista brasileño Otávio Fantinato, que presenta un unipersonal; y a El Grupo, de Argentina, que traerá una propuesta vinculada a la danza. Entre los espectáculos de calle se destacan los argentinos. “Ellos desarrollan esta veta callejera desde hace muchos años. En particular, nos interesaba traer a Chacovachi, uno de los primeros payasos en salir a la calle, a fines de los 80, que tiene mucha experiencia y una línea particular de laburo, de payaso que no se conforma con entretenerte un rato. Las demás compañías de calle argentinas se destacan por el humor y el vínculo que establecen con el público”, contó. Otro espectáculo de calle argentino que estará en el FIC es el de Microbanda, que conjuga el clown, la acrobacia y las destrezas aéreas. En cuanto a los espectáculos nacionales, están previstas actuaciones de El Itinerante Circo Sonante, XYZ Circo, Las Incómodas Margaritas, De Nudos y Sirenas, El Idilio Circus y Circo Rosketi.

Una novedad del festival fue la postulación de una obra de teatro, Zapatos andaluces, de María Dodera, sobre una ilusionista de circo. Además, están previstas varias varietés, tanto en sala como en la calle. “Esperamos que haya buena recepción y que la gente se acerque a las salas y a la calle, aprovechando una instancia única para el país. Se van a estar presentando espectáculos de muy buen nivel a precios muy económicos, incluso a la gorra, como los que se van a hacer en el Jardín Botánico”, agregó.

Los organizadores del FIC esperan que esta iniciativa contribuya al desarrollo de la comunidad circense local, en tanto es una buena oportunidad de conocer a otros artistas, asistir a talleres y participar en las discusiones que tengan lugar en las mesas redondas. “El circo se caracteriza por ser un arte muy ligado a lo práctico y lo técnico, se piensa poco a sí mismo en términos conceptuales y teóricos. Son pocos los artistas que valoran una formación artística más allá del entrenamiento técnico. Si podemos movilizar algo en este sentido, habremos dado un gran paso. Por último, esperamos que nos cierren los números: de eso depende la viabilidad de futuras ediciones”, concluyó Alonso.