“Nace un gobierno de equipos”: así se titula el programa 2015-2020 del Partido Nacional (PN), aunque, según dijo ayer la diputada Ana Lía Piñeyrúa, una de las presentadoras del documento ayer de noche en el complejo Kibón, se trata de una “agenda de gobierno”. “A algunos no les gusta que se llame agenda y dicen que si se llama agenda no es programa, pero a nosotros, como nos gusta el nombre agenda y no le ponemos los nombres que dicen los demás, le llamamos agenda de gobierno”.
Antes, el coordinador de los equipos programáticos del PN, Pablo da Silveira, contestó a las críticas que había recibido la demora de la presentación del programa nacionalista, señalando que “en ninguna parte del mundo hacen el programa seis meses antes de la elección para que la gente lo lea”. También criticó a los “falsos inteligentes” que se burlaron de que el programa tenga 12 páginas, y aseguró que de esa forma “no se corre a un partido que tiene más de 180 años de historia”.
Piñeyrúa hizo un extenso resumen de algunos puntos del programa. Criticó la reforma de la salud implementada por el Frente Amplio (FA) asegurando que si bien “los objetivos son compartibles”, lo que se implementó tiene “muchas debilidades”, al punto de que “lo que se construyó no es un sistema, ni es integrado ni tampoco es nacional”. También dijo que el PN modificará la legislación en seguridad social para que los trabajadores “opten por el sistema jubilatorio que más les convenga al final de su vida activa, para que puedan obtener el mejor haber de retiro”. Además, dijo que se ampliarán las “posibilidades de inversión de las AFAP”. Destacó la necesidad de “introducir mejoras” al Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas y de eliminar el Impuesto a la Asistencia a la Seguridad Social, “porque los ahorros de los jubilados no constituyen renta”. Luego aseguró que el gasto social será mantenido con una regla “que lo ponga a salvo de las oscilaciones propias de los ciclos económicos”.
Casi
Salvo el título, el libro que reúne la agenda de gobierno de la fórmula nacionalista bien podría ser la propuesta programática que Lacalle Pou había presentado en las elecciones internas. Además de mantener la estética que impuso el hoy candidato único, el programa se divide en los mismos capítulos en los que estructuró su propuesta (“Un país que cuida a su gente”, “Un país de oportunidades”, “Un país auténticamente productivo” y “Un país orgulloso de sus instituciones”). Tan sólo se agregó el área “Descentralización” en el último capítulo, seguramente por la importancia que Jorge Larrañaga le da a este tema. La agenda comienza explicando la visión, postura y propuestas del partido respecto de la seguridad ciudadana; repite en dos capítulos (“Comercio exterior” y “Política exterior”) las mismas propuestas para recomponer la relación con Argentina y para mejorar la posición de Uruguay en el Mercosur, y termina con propuestas para el área de derechos humanos. La última medida de ese capítulo propone: “Respeto absoluto de la independencia del Poder Judicial y pleno apoyo al trabajo de la Justicia en la investigación de casos de desapariciones”.
Le siguió en la palabra el candidato a la vicepresidencia Jorge Larrañaga, que en un breve discurso vaticinó el fin de las “mayorías automáticas” y de la “imposición” que “se ha transitado en estos últimos tiempos”. El senador sostuvo que el PN convocará al Consejo de Economía Nacional con carácter consultivo (previsto en el artículo 206 de la Constitución), asegurando que no cuentan con “presiones” de “sectores no políticos pero que hacen política”, en clara referencia al PIT-CNT.
Cerró la oratoria el candidato Luis Lacalle Pou, que destinó 45 minutos a varios puntos programáticos, de forma más descontracturada que los oradores anteriores. Sostuvo que no comparte la dicotomía “Mercosur sí, Mercosur no”. Según aseguró, el PN tiene una “fuerte vocación con América Latina y América del Sur” y, en ese marco, “el Mercosur sigue siendo el lugar natural para estar, siempre y cuando no nos ate de manos con el resto del mundo”. Pidió convocar al Consejo del Mercado Común para tratar temas “que importan” (“¡Basta de reuniones de ideologías!”, exclamó) como el Código Aduanero del Mercosur, la Ley de Zonas Francas o la reválida de títulos. A la vez, expresó la necesidad de avanzar en las relaciones con Estados Unidos, apuntando a la necesidad de firmar un Tratado de Libre Comercio con ese país, aunque no lo dijo de forma expresa.
Luego se refirió al déficit fiscal, sobre el cual dijo que el Ministerio de Economía y Finanzas tendría que estar tomando medidas “ahora mismo”. No obstante, sostuvo que “no sería cierto que dijéramos que vamos a reducir el déficit en tres años a cero, y al mismo tiempo mantener los planes sociales y rebajar impuestos; algo no vamos a poder hacer”.
Luego dijo que el FA intuyó “acertadamente” que el país estaba en emergencia social en 2005, por lo que creó el Ministerio de Desarrollo Social e impulsó un fuerte gasto social. “Dije gasto y no me atrevo a usar la palabra inversión”, expresó. Admitió que había una fractura social fortísima pero dijo que los tiempos “por suerte han cambiado”. “De la misma manera que aquel gobierno tenía una emergencia social, hoy tenemos una emergencia educativa y en seguridad humana”. Expresó que su gobierno realizará “evaluaciones periódicas” a niños, docentes y centros educativos, y vaticinó el fin del “pase social”: “Hoy los hacemos pasar, pero les amputamos el futuro”.
Cuando se refirió a la seguridad, dijo que a pesar de las diferencias internas en su partido (que tiene “una misma visión, pero con distintos caminos” sobre las leyes penales, en referencia, por ejemplo, a la baja de la edad de imputabilidad penal), hay coincidencias en modificar algunos aspectos del Código de la Niñez y de la Adolescencia y del Código Penal.
Finalmente, dijo que la ausencia de mayorías va a ser un “gran momento nacional para el diálogo”. Sostuvo que si bien se puede pensar que luego de la elección se podrá contar con partidos con “mayor afinidad”, como el Partido Colorado y el Partido Independiente, “tampoco nos amputamos el diálogo con el FA”. Finalizó pidiendo “el diálogo como práctica” en lugar del “conflicto como regla”, y dijo que incluso llegó a encontrar “alguna coincidencia” con el programa del FA.