El punto de encuentro de la movilización que nucleó a gremios del área metropolitana fue en 18 de Julio y Ejido, y desde allí se marchó hasta la esquina de 18 y Andes. Sobresalía el rojo de las camisetas de la brigada Agustín Pedroza, del Sindicato Único de la Construcción y Anexos; marcaban presencia, también, los afiliados a la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines y a la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (FUECYS), los del Sindicato Único de Trabajadores del Supergás, de ANCAP, de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida y de FUNSA. Estaban también los representantes de la Federación Uruguaya de la Salud y, en menor medida, los de la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas y de la Federación de Funcionarios de la Universidad de la República. Pancartas de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay pedían “jornada laboral de seis horas para los jóvenes que estudian y trabajan”. La Federación Uruguaya de Cooperativas reclamaba por la autogestión y, mezcladas entre el público, aparecían camisetas como la de Olmos. La Unión Nacional de Obreros y Trabajadores del Transporte acompañó también, incluyendo algunos ómnibus, pero tanto ese sindicato como varios de la educación pública (primaria y docentes universitarios) acompañaron la propuesta sin adherirse al paro. El conjunto era variado: había jóvenes y veteranos, uniformes de trabajo y zapatos de taco, mates, tortas fritas, cervezas. Todos unidos bajo la consigna “Más conquistas para seguir avanzando”, aunque si nos guiáramos por lo visual, la principal bandera era una que rezaba por el no a la baja de la edad de imputabilidad penal.

No es lo mismo

“Este año hay por lo menos dos plebiscitos”, anunció Marcelo Abdala, uno de los coordinadores de la central sindical. Además de la propuesta de la baja de la edad de imputabilidad, afirmó que el movimiento sindical está “en contra de la utopía reaccionaria que aparece revestida de nuevos ropajes pero es la misma a la que le conocimos el verdadero rostro cuando vimos gurises comiendo pasto en la década de los 90”. “Orientales, hay mucho en juego, hay dos grandes proyectos de país en pugna”, expresó, remarcando que la clase obrera no puede “mantenerse indiferente al acontecer económico”.

Previo a Abdala, otro coordinador del PIT-CNT, Fernando Pereira, había hecho una enumeración de las políticas desarrolladas por el Frente Amplio que son también defendidas por la central obrera: la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud, las mejoras en la cobertura del seguro de paro, la extensión de la licencia por maternidad, la reducción de la informalidad laboral, el crecimiento del número de afiliados al Banco de Previsión Social, el incremento del salario real y la aprobación de Ley de Responsabilidad Penal del Empleador, cuyo apoyo también se veía en camisetas y banderas.

“Nos piden independencia: ninguno de nosotros, desde este estrado, le va a decir a ninguno de ustedes qué tiene que votar”, manifestó Pereira, aunque pidió no confundir independencia con neutralidad: “Lo que nos pasó en la década de los 90 y lo que nos pasó en la era progresista no es lo mismo; no nos confundimos, no pensamos que es lo mismo Uruguay a partir de 2005 que antes, pensamos que hubo cambios revolucionarios en Uruguay”.

Abdala rechazó las propuestas de la “configuración rosada que se anima a competir en segunda vuelta”, así como las propuestas de las patronales, entre ellas la denuncia que hicieron la Cámara de Industrias y la de Comercio y Servicios y la Asociación Rural del Uruguay en contra de la negociación colectiva ante la Organización Internacional del Trabajo. Dijeron que las patronales proponen que haya incremento del salario real sólo si crece la productividad, y que eso significa una rebaja salarial, porque la inflación sigue aumentando. Expresó que el PIT-CNT no defiende sólo los intereses de quienes van a las movilizaciones, ni siquiera sólo de los trabajadores, porque los beneficios redundan también en los jubilados, las amas de casa y el pequeño comerciante.

“No nos conformamos con las conquistas que tenemos”, expresó Abdala, recordando que es necesario cambiar la matriz productiva impulsando la industrialización y subir el monto mínimo para el Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas. Denunció que los grandes propietarios de tierras ni siquiera pagan el Impuesto de Primaria. Señaló también que el sector público tiene que avanzar en la negociación colectiva.

La Secretaría de Asuntos Sociales (SAS) del Partido Nacional rechazó la convocatoria al paro por considerarlo “improcedente, divisionista y contrario a los principios fundamentales de una Central de trabajadores”, señalaron en una declaración, en la que opinan que asumir que todos los afiliados al PIT-CNT “comparten la misma opción política y no haber hecho la consulta previa a los distintos sindicatos integrantes de la central es un hecho antidemocrático y falto de transparencia”.

En el acto hubo un saludo para China Zorrilla. Abdala lo extendió también a Carlitos Pereira, de FUNSA, 
a la familia de Andrea González, trabajadora de 24 años que murió la semana pasada por un accidente en la empresa Nordex, y a la madre de Maxi, trabajador de la construcción en quien simbolizó todas las muertes y accidentes que han ocurrido.

El acto se desarrolló con normalidad; se extendió por dos cuadras y media y los comercios trabajaron con el ritmo habitual; algunos trabajadores miraban desde la vidriera. Mientras Abdala terminaba su discurso y los trabajadores acompañaban con aplausos, silbidos y redoblantes, Lara, una joven que sostenía una pancarta de FUECYS, hizo su propia defensa de la central sindical. Dijo que es la segunda mujer trans que trabaja en un supermercado y relató algunas situaciones de discriminación que vivió por tener nombre de varón. Contó que logró cambiar su nombre gracias al apoyo de FUECYS, porque si bien el camino legal está allanado, sigue siendo caro, y no siempre es accesible para quien trabaja en un supermercado. Señaló que a partir de su caso, FUECYS 
comenzó a hacer el cambio de nombre gratis para trabajadoras de supermercados que están en situaciones similares y que deben vestirse como hombres y ponerse el cartelito de “Carlos” porque si no, no son contratadas. Rechazó la hipocresía y el “no te quiero en mi empresa pero sí en mi cama, sí en mi auto”. Estas peleas también son del sindicato, defendió.