Roland de Nueva Palmira. Buenos días, Dios. ¡Qué lío se armó con lo de la revista y los dibujitos de Mahoma! ¿no? Yo lo quiero felicitar porque usted no se hace drama y deja que lo representen gráficamente. Y también a su botija. A propósito: ¿le gustan los retratos que les hacen a ustedes dos?

O mais grande. Buenos días, Roland. El saludo para ti y tu señora, que últimamente anda más contenta. Preguntale por qué. O directamente preguntale por Néstor. Perdón, pero saberlo todo es una responsabilidad y tenía que decírtelo. Te contesto. Algunos no me gustan y otros sí. Mi preferido es ése en el que estoy tocando con la punta del dedito a un Adán musculoso que está recostado de forma casi playera. Viene con mensaje: con el dedo es como que le estoy dando vida, ¿me explico? Además está en la Capilla Sixtina y lo hizo Miguel Ángel, que era un gran pintor y mejor ser humano. No es como salir en los dibujitos que hace Hogue los viernes en el informativo del 12, dicho con todo respeto. Con respecto a Jesús, no me parece bien que salga con los ojos tan celestes y el pelo tan sedoso en todos los dibujos, porque él no era así, sino más bien mugriento y tirando a negrito. Pero entiendo que un Jesús que esté bueno en términos de imagen es un gran aporte marketinero.

Nelly de Nueva Palmira. ¡Hola, Señor! ¡Qué alegría saludarlo! Quería preguntarle por qué no hay más concordia entre las religiones. Más allá de a qué Dios adoremos, todos tenemos que tirar para el mismo lado. ¡Adiós, Señor, un besote!

O mais grande. Hola, Nelly. Recordá que toda esta alegría que sentís está basada en un acto éticamente reprobable. Pensá en tu marido. Además, te está modificando. Por un lado, ¿“un besote”? ¿A tus 49 años? Por otro, ¿cómo es eso de “más allá de a qué Dios adoremos”? Tenés que tener claro que Dios verdadero hay uno solo y estás comunicándote con él en este momento. No tiene ninguna racionalidad dejar librada la autoridad celestial a varias deidades a la vez, se diluirían las responsabilidades. Además, si querés jugar en la cancha grande de las divinidades, no te podés llamar Alá, que es nombre de muñeco gigante de programa infantil, si me apurás. Así que tenemos que estar todos unidos, pero Dios hay uno solo. Yo. Padre y decano. Lo lindo es que los amo a todos por igual. Porque los barbudos que andan gritando “¡Alá es grande, loco!” y “Aguante el Islam” y tirando tiros también son creaciones mías. Es difícil asumir que un hijo te salga así, pero ahora que ya están creados no voy a hacerme el desentendido. No sé si con esto te respondo, Nelly. Pasarlo bien.