En una columna que difundió ayer, la senadora electa por el sublema Casa Grande (Frente Amplio, FA), Constanza Moreira, explica cómo llegó a la definición de apoyar la candidatura de Daniel Martínez a la Intendencia de Montevideo. “Precisiones imprescindibles” es el título de la nota en la que Moreira cuenta que el 15 de diciembre fue la primera vez que se reunieron todos los grupos que integran Casa Grande “para decidir el futuro de las candidaturas para las elecciones departamentales en Montevideo”. “Se habló del ‘espacio político’ que existía para la presentación de una tercera candidatura, pero en general, se consideró que no teníamos ni los nombres ni los recursos humanos y materiales para emprender tal tarea”, señala, y agrega que se pidió que se presentaran en una semana los nombres para una eventual tercera candidatura. Moreira asegura que cuando a fines de diciembre el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) presentó el nombre de Pablo Anzalone, “varios de los grupos manifestaron su desacuerdo con la instalación ‘de facto’ de una candidatura que aún no había tenido respaldo”, considerando que ya se había creado una página de Facebook de la candidatura. “En la misma reunión, varios de los grupos descartaron su apoyo a la tercera candidatura, y se empezaron a escuchar las manifestaciones a favor de Daniel Martínez. Nadie lo hizo a favor de Lucía [Topolansky]”, agrega la nota.

Termina el racconto contando que en un nuevo encuentro, el 12 de enero, los grupos Alternativa Frenteamplista, Izquierda Programática, Magnolia y el Movimiento de Integración Alternativo se pronunciaron a favor de Daniel Martínez, mientras que el PVP continuó con la idea de una candidatura alternativa e Izquierda en Marcha lo acompañó. Por su parte, el Partido Socialista de los Trabajadores se manifestó a favor de otra candidatura alternativa (la de Alejandro Zavala) y dijo que en caso de que ésta no fuera respaldada apoyaría a Topolansky. El 13 Moreira se pronunció personalmente a favor de Martínez, “con el pronunciamiento explícito a su favor de cuatro grupos” y a la espera de la resolución de Ir (que finalmente también se expresó a favor de Martínez).

La senadora descarta que la decisión fuera “apresurada e inconsulta”. “Hubo un mes para decidir, y se consultó varias veces a todos los grupos”, afirma. También niega la versión de que la apuesta por Martínez “contraría el espíritu de los grupos que integran Casa Grande: la mayoría de los grupos (del total de convencionales electos por Casa Grande, el PVP e Izquierda en Marcha representan sólo 32%) optaron por Daniel Martínez”.

En relación con la tercera candidatura, presenta argumentos en contra: considera que pese a la eventual polarización que podía implicar tener sólo dos candidaturas “en la vida hay que elegir”, y recuerda que “la izquierda misma es hija de las polarizaciones”; afirma que presentar un candidato de Casa Grande implicaba reproducir “la misma lógica [sectorial] que combatimos” y finalmente señala que con 7% de los votos del FA no es “comprensible” que se quiera tener un candidato propio. “Tener un candidato ‘Casa Grande’ sería jugar al internismo, al reforzamiento de nuestro círculo próximo y de nuestra identidad como ‘sector’”.