Enrique Campos y Bárbara Borges, de 30 y 24 años, son pareja y vivían hasta comienzos de este año en Parada Herrería, una pequeña localidad a 20 kilómetros de la ciudad de Salto. Él había trabajado como peón de estancia y ella como cocinera, y se mantenían haciendo changas. La noticia se conoció en medios de comunicación salteños la semana pasada, y el domingo también la divulgó Montevideo Portal: habían conseguido trabajo en un establecimiento rural pero fueron despedidos ambos porque ella es trans.

A fin de año fueron a buscar empleo en la localidad de Belén y se contactaron con el encargado de la estancia Andrés María. “Estuvo dialogando como dos horas con nosotros, nos dijo que se estaba por ir el capataz de ahí, me preguntó si estaba dispuesta a trabajar como peona de campo, y le dije que sí porque sé, y nos dijo que nos iba a confirmar bien después de que pasaran las fiestas”, explicó Borges a la diaria. Contó que estaban “contentísimos: qué más queríamos que que nos salga una ubicación así, trabajando los dos juntos”. Después del 6 de enero el encargado, José Bueno, llamó por teléfono a Campos, aclararon horarios, sueldos y condiciones, y les confirmó que ambos tendrían trabajo: él como peón de estancia y ella como cocinera. Vivirían allí y se les pagaría el flete de la mudanza. Así fue que entregaron la casa que alquilaban y en un camión con todos sus muebles se dirigieron hasta la estancia. Al llegar el encargado les mostró dónde instalarse, y mientras bajaban los muebles les dijo que tenían carne para un asado. “Pero al rato lo llama a mi marido y le dice: ‘Somos dos hombres grandes, ¿su señora es mujer o es hombre?’. Nunca me pasó eso, trabajo desde los 13 años y siempre me llevé bien con los patrones. Me puse a llorar y escuché. Mi marido le dijo: ‘Es mi señora, que es una chica trans’. La reacción del encargado fue que “de ninguna manera” iban a tener trabajo en esa estancia: “Acá una pareja de putos no quiero”. Les dijo que se fueran, que no hicieran el asado y que no pagaría el flete que había acordado pagar (aunque finalmente pagó una parte). “Pedí para hablar con los patrones y me dijo que ellos no se metían en nada. Salimos destruidos de ahí”. En el momento Borges llamó a su abogado y a la Policía para hacer la denuncia en la comisaría más cercana, pero no pudo hacerla en el momento y terminó efectuándola ese mismo día en la ciudad de Salto.

Responsabilidad

La pareja también hizo una denuncia en la Dirección Departamental del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), en la que cuenta cómo fue la situación y denuncia que vivieron “un acto de discriminación muy grave por medio del cual se priva de un derecho fundamental, como es el derecho al trabajo, a una pareja, basándose únicamente en su condición sexual”.

Borges contó que al otro día fue a la casa de la dueña de la estancia, Pilar Arburúas, y le mostró la denuncia. “Me dijo que no estaba enterada de nada pero que de ninguna manera me iba a dar el trabajo, y me preguntó qué pretendía. Yo el trabajo no lo voy a pedir porque no va a ser el mismo trato, voy a pretender que asuma la responsabilidad”. “A los 16 les dije a mis padres y me travestí. Luché para ser la persona que soy hoy. Hice el cambio de identidad”, recuerda Borges, y reflexiona: “No puede venir una persona y arrebatarte todo lo que tantos años te costó”.

Darío Figueroa, encargado de la oficina territorial del Mides, explicó que elevó la denuncia a Políticas Sociales del ministerio, que a su vez la pasó al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y a Presidencia de la República. La dueña del establecimiento se acercó a la oficina y en una reunión con Figueroa aseguró que al encargado de la estancia “le faltaron con la verdad y nunca le dijeron que ella era trans”. Consultada por el diario salteño El Pueblo, Arburúas dijo que desaprobaba lo que había pasado si había sido tal como se había denunciado, pero añadió que el encargado sostenía que las cosas no habían sido así.

En silencio

César Rodríguez, dirigente del Sindicato de Peones de Estancia y de la Unión Nacional de Trabajadores Rurales, dijo que se entrevistarán con los trabajadores en los próximos días y que hasta el momento están al tanto del caso por la información de la Dirección Departamental del Mides. “Configura una situación complicada. Ellos fueron admitidos en una entrevista de trabajo y cuando se presentan a hacer las tareas fueron despedidos. Tienen calidad como asalariados, buenos antecedentes de trabajo, antes nunca fue un problema su condición sexual. El cambio en la decisión es explícitamente por la condición de trans”, consideró Rodríguez, lo que a su entender es “claramente discriminación”.

El dirigente aseguró que el ámbito rural es “muy duro” en la discusión de temas de género. “Las patronales rurales, ya hemos tenido experiencias, cuando se refieren a la mujer son muy discriminadoras”, opinó, y contó que por ejemplo tuvieron dificultades al momento de incluir la tarea de cocinera en la categoría de peón. El dirigente no conoce que haya habido algún caso de discriminación similar, por lo que no habría antecedentes para tomar como referencia. Remarcó que es importante que el tema “no sea oculto; muchas veces se niega o se silencia, para hacer como que no existe”.