-¿Qué tema usará UP como caballito de batalla?

-El transporte es uno. Pagamos el boleto más caro de la región y uno de los más caros del mundo. Viajamos en condiciones más propias del transporte animal que del de humanos. Nosotros concebimos al transporte como un servicio público de interés social que no puede estar mediado por el lucro y mucho menos por el monopolio empresarial. No es ninguna locura pensar en un transporte municipal con un boleto a diez pesos. En Salto, una intendencia de derecha [gobierna Germán Coutinho, del Partido Colorado], el boleto vale seis pesos. No se puede seguir subsidiando a las empresas; en todo caso, hay que subsidiar a la población. También hay que pensar en aumentar significativamente el confort, la velocidad, la eficiencia. En los barrios de la periferia pasás peripecias para poder salir o entrar luego de las 22.00. El transporte en esas áreas es como el agua: hay que llevarlo porque significa la posibilidad de que la gente desarrolle su vida social. No puede estar mediado por el lucro o por si esa línea es o no rentable. La ciudad crece caóticamente y el tránsito se está convirtiendo en un infierno urbano; si nosotros mejoramos el transporte público también estamos desestimulando el uso del transporte particular. El viejo programa del FA, en los 70, proponía municipalizar el transporte. ¿Qué pasó? Tú viajás mucho peor que tu abuelo. También decía que los terrenos baldíos y las viviendas vacías que están en manos de la especulación inmobiliaria tienen que ser gravadas con fuertes impuestos para ser destinados al bienestar general. Faltó coraje y voluntad política.

-¿La solución es municipalizar los servicios?

-Mirá la basura. Claramente, la respuesta es municipalizar. Ésta no es una ciudad limpia en ningún sentido. La privatización de [la recolección de] la basura en ciertas zonas ha fracasado, se ha improvisado con el sistema hasta llegar a extremos absurdos: tenemos contenedores que no permiten la introducción de una bolsa de residuos domésticos, contenedores pequeños que son como una suerte de madre del basural, porque alrededor hay más basura, mugre. Hay que trabajar activamente con la ciudadanía, volver a instalar el sistema de barrido clásico, que ha sido sustituido por modelos importados de organismos financieros internacionales que no se corresponden con la realidad de Uruguay. ¡Aquí se sigue quemando basura en la cantera de Felipe Cardozo! Es un desastre desde el punto de vista ambiental. Vamos a apostar por un reciclaje consciente y a educar en referencia al vínculo que hay que tener con los desperdicios.

-¿Cómo concibe la descentralización?

-Ése es otro punto clave: hay que empoderar a la gente de verdad, hay que pensar en el poder popular. Aquí no se ha avanzado más que desde el punto de vista de la descentralización administrativa, convirtiendo a los centros comunales en una suerte de hábitat público que, en todo caso, le sirve al vecino para hacer un trámite más cerca de su casa. Esto no supone empoderamiento, delegación de responsabilidades a la gente. Tenemos que transformar radicalmente la concepción de descentralización. Hay que instalar casas del poder popular en todos los barrios para dotar a la gente de capacidad de decisión, confiar en su gestión y, sobre todo, darle recursos reales para llevar adelante el ejercicio de la participación. No se trata de votar el presupuesto participativo cada tantos años, para ver si ganamos un semáforo o una cebra. Participar es adueñarse creativamente de la realidad del barrio. Los recursos municipales tienen que estar esencialmente en manos de los vecinos organizados. Por ejemplo, los clubes sociales y deportivos muchas veces se convierten en simples cantinas. Ése es un elemento central para la recuperación barrial en manos de los jóvenes. Otro es el deporte. ¿Cómo no vamos a poder desarrollar valores contrahegemónicos, solidarios, que rompan con individualismos e integren? Si todas esas cosas son aplicadas con creatividad y con confianza en la gente, en última instancia van a terminar redundando en la decisión de si dejo o no la basura fuera del contenedor, en cómo me vinculo con el otro.

-¿Qué hará UP con respecto al tema de la seguridad ciudadana?

-La seguridad es un problema que trasciende ampliamente a la municipalidad, es multicausal y tiene hondas raíces. Evidentemente no hay antídoto mayor contra la violencia social que el trabajo. Cuando sobraban las chimeneas la gente dormía con la puerta abierta. Si yo oriento el ocio en un sentido creativo de esas decenas de jóvenes que pasan todo el día en una esquina entregándose a la droga o la nada, si refuerzo los vínculos dentro del barrio promoviendo y desarrollando lo local, si apuesto a las plazas de deporte barriales y a un Montevideo productivo que dé oportunidades reales, estaría contribuyendo decisivamente, además, a la seguridad ciudadana. ¿O lo vamos a resolver mandando helicópteros a los barrios y pateando las puertas de los ranchos como hace [el ministro del Interior, Eduardo] Bonomi cuando encuentra una moto robada? Yo nunca lo vi patearle la puerta al [ex propietario de la textil Dancotex, Daniel] Soloducho, que se llevó las fábricas al hombro...

-¿Qué sería apostar por “un Montevideo productivo”?

-Tiene que haber un sector productivo que beneficie directamente a los trabajadores. Una barraca que le permita a la gente construir en condiciones dignas y a bajo costo, la vieja Subsistencias que evitaba al intermediario y le permitía a la gente comprar alimentos en cada expendio barrial a un costo diferencial.

-¿Cómo financiaría esa reestructura?

-La recaudación de fondos no es un problema que tenga la IM, incluso podría invertir en políticas públicas mucho más de lo que lo hace. Si hubiera que redefinir la estructura tributaria de la IM, hay que hacerlo en favor de los que menos tienen. La máxima de [el presidente electo Tabaré] Vázquez es que pague más el que más tiene. Hoy, IRPF [Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas] mediante, aquí paga más el que más trabaja, no el que más tiene. Hay que invertir la lógica. ¿Por qué el Club de Golf es de la elite, de selectos individuos? Practican un deporte que yo respeto mucho, pero no concibo que unas tierras privilegiadas de este departamento no puedan ser destinadas a la construcción de viviendas. ¿Por qué yo no puedo gravar con fuertes impuestos ese tipo de estructuras, o incluso expropiarlas para fines productivos o para la construcción de viviendas? De esa manera generaría recursos genuinos.

-¿Qué piensa de los convenios con organismos internacionales y de las licitaciones a empresas privadas?

-No tenemos prejuicios en cuanto al endeudamiento externo. Lo que sí decimos es que esta forma de sometimiento al BID [Banco Interamericano de Desarrollo] para planes que no dan ningún tipo de resultados, evidentemente que no. Hasta ahora la IM ha seguido al BID, entonces gasta 40 millones de dólares en el corredor Garzón, que en los hechos se convierte en el “enlentecedor Garzón”. Ahora, si me decís: “Me voy a endeudar para una obra de infraestructura como el subte de Montevideo”, ¿por qué no? Hay que pensar seriamente si no se puede realizar un subte, estamos en el siglo XXI... Con las empresas privadas es una lógica muy similar: cuando las empresas intervienen en obras de interés público lo tienen que hacer en condiciones muy claras, con una fuerte fiscalización del cumplimiento por parte del Estado y sin ninguna posibilidad de especulación y licitaciones con nombre y apellido.

-Dijo que quería trabajar con los sindicatos. ¿Qué lugar ocuparían?

-Esta administración se ha encargado de desprestigiar a los trabajadores y de tratarlos con soberbia. No se puede gobernar bien una ciudad sin los trabajadores apropiándose creativamente de un programa de transformación. Para nosotros el trabajador municipal debe ser jerarquizado, dignificado en su salario y reivindicado socialmente como servidor público de esta ciudad. Tendríamos un vínculo estrecho, sincero, lo que no significa conceder siempre.