Un político, un amigo

La Floresta le debe su nombre a la empresa que formó Perea en 1911 para plantar pinos y eucaliptos en la extensa faja de arenales que había entre los arroyos Solís Chico y Sarandí. En 1920 fue el apogeo del balneario y en esa época se construyeron la mayoría de las grandes mansiones que dan a la rambla. Pero después, otros fueron los destinos elegidos por los más pudientes del país y La Floresta pasó a recibir veraneantes de todos los sectores sociales. Muchos políticos del país alquilaron casas durante el verano en ese balneario. Abín contó que Seregni “veraneó muchos años” en La Floresta y luego “se trasladó a Costa Azul”, donde el general y uno de los fundadores del Frente Amplio (FA) plantó un árbol en el lugar donde falleció el sacerdote Luis Pérez Aguirre, militante por los derechos humanos. Perico, como era conocido, fue atropellado por un ómnibus cuando se desplazaba en bicicleta y murió en el lugar. “Seregni plantó un árbol ahí y cada mañana se levantaba y lo iba a regar”, dijo Abín. Hoy hay una plaza en Costa Azul que lleva el nombre de Seregni.

Pero también veranearon en La Floresta políticos como el vicepresidente Danilo Astori (FA) y Alberto Volonté (Partido Nacional-PN) cuando era presidente de UTE, y lo continúan haciendo otros como el senador Alfredo Solari (Partido Colorado), y los diputados Doreen Ibarra (FA) y Jorge Gandini (PN).

Kilómetro 54 de la Ruta Interbalnearia “General Liber Seregni”. A esa altura y sobre las 21.00 del viernes, el embotellamiento de vehículos perdió la intensidad que tenía más cerca de la capital, pero la interminable caravana hacia el este no terminaba. Tomando al sur, y rodeando algunas de las tantas rotondas que tiene el balneario fundado por Miguel Perea, se llega a las cercanías de la rambla, el lugar elegido para montar una actividad con 45 propuestas que van desde artistas pintando cuadros en la calle hasta un concurso de estatuas vivientes, pasando por todo tipo de ofertas gastronómicas, música en vivo, artesanías, cine y hasta drones.

El emblema de esta fiesta es que la red de alumbrado público permanece apagada, mientras se iluminan las residencias históricas del lugar para destacar detalles arquitectónicos de otra época. En esta ocasión, además, el edificio del ex hotel La Floresta, una especie de crucero que navega por la rambla, fue declarado patrimonio histórico y su fachada se utilizó como pantalla gigante.

Carlos Abín, embajador de Uruguay en Italia durante el gobierno de Tabaré Vázquez, es el actual presidente de la Liga de Fomento de La Floresta, que con Trincaluna eventos y la Intendencia de Canelones (IDC) coorganizan la actividad. Abín relató que la idea de la Noche Blanca surgió “en la comisión de fiestas de la Liga de Fomento” en 2011, cuando se celebró el centenario del balneario. “Esa comisión estuvo trabajando en un proyecto de transposición y adaptación de la Noche Blanca, una celebración que se hace en Europa desde hace muchos años”, contó Abín.

El éxito de la primera edición fue tan grande que se decidió repetir la actividad cada verano y año a año se suman propuestas, artistas, patrocinantes y, obviamente, participantes. La fiesta ha sido declarada de interés cultural y turístico por los respectivos ministerios y es apoyada por UTE, Antel y ANCAP. Abín destacó la labor de Sussy Asuaga, Marta Maqueira y Claudia Calace, organizadoras históricas de la fiesta, y dijo que desde el año pasado empezaron a participar artistas extranjeros. En cuanto al impacto económico en el balneario, Abín explicó que “se genera un movimiento que supone la creación de fuentes de trabajo, aunque sean temporales, e ingresos importantes para los comercios”.

Plaza del Entrevero

Un caricaturista dibuja en vivo a dos niños y exhibe trabajos que retratan a Charles Chaplin, John Lennon, Marilyn Monroe; pero también a uruguayos como Diego Forlán, Luis Suárez y Edinson Cavani. Sin embargo, la caricatura más vendida no es la de un ídolo extranjero o la de un futbolista consagrado: es la del presidente José Mujica.

Un poco más lejos hay un domo de 20 metros donde un grupo de jóvenes vestidos de blanco reproducen “sonidos de paz” tocando cuencos, tambores y un gong. A una cuadra dos agentes guían a los niños y les permiten subir al móvil 2-010 de la Policía para sacarse fotos manejándolo.

Un stand con origamis y otro con atrapasueños gigantes, performances del coreógrafo brasileño Jorge Heller y sus body painting, danzas árabes, una casa llena de espantapájaros, una exhibición de la Policía Montada de Canelones y la música de Erika Busch y Gastón Ackermann, entre tantas otras propuestas, se desarrollan al mismo tiempo en el extenso circuito callejero. Un salón de vinos para degustar productos de 14 bodegas, así como quesos y fiambres; fuegos artificiales, castillos de arena y un escenario para bandas jóvenes también se destacan.

El intendente de Canelones, Marcos Carámbula, saludó que la gente “se apropie” de un balneario “tan bonito” y con “una riqueza patrimonial” importante. “Esto jerarquiza uno de los lugares más bonitos del departamento y del país”, añadió. Carámbula destacó la propuesta de iluminación porque “muchas veces” se pasa por delante de “esas casas” y “no se las percibe en toda su dimensión”. “Estas noches hacen que se pueda disfrutar de esas construcciones que pertenecen a una etapa extraordinaria del Uruguay”, afirmó.

En esta ocasión la esposa del intendente y responsable de la Comisión de Patrimonio de Canelones, la profesora Elena Pareja, fue nombrada “madrina” de la Noche Blanca, en agradecimiento al apoyo que le brindó a la actividad desde su primera edición.

Otras noches

Pero no todo es Noche Blanca. La gestión municipal no ha podido desarrollarse de la mejor manera, particularmente por la gran extensión territorial del Municipio de La Floresta. Si bien la población permanente es escasa, el municipio abarca toda la franja costera que va desde el arroyo Solís Chico hasta el Solís Grande, que también integra los balnearios Bello Horizonte, Guazuvirá, San Luis, Los Titanes, La Tuna, Araminda, Santa Lucía del Este, Biarritz, Cuchilla Alta, El Galeón, Santa Ana, Argentino y Jaureguiberry. El municipio tiene un presupuesto escaso, no tiene vehículo propio y sólo cuenta con una cuadrilla de trabajadores para mantenimiento. En noviembre, ediles del Partido Nacional (PN) denunciaron que la alcaldesa de La Floresta, Isabel Huelmo (Frente Amplio-FA), dormía en el local del municipio, ubicado sobre la Ruta Interbalnearia, y que el lugar estaba sucio, lo que provocó que la IDC lo cerrara para fumigar. Huelmo explicó que ella vive en Los Titanes y que había días que se quedaba “hasta tarde” resolviendo asuntos del municipio y ya no tenía ómnibus para regresar a su casa, por lo que a veces pernoctaba en el local municipal. También se dijo que en el lugar había “excremento de gatos”, algo que tampoco fue negado por Huelmo, quien adujo que se había vencido el contrato con la empresa encargada de la limpieza y la IDC no había firmado aún el nuevo convenio, y que había felinos que ingresaban al local porque no hay cerco, pero que no eran suyos.