Con instrumentos musicales y cánticos charrúas comenzó ayer de mañana en el hotel NH Columbia la reunión a la que llegaron 14 indígenas de Guatemala, Panamá, Nicaragua, Colombia, Ecuador y Bolivia y a la que se sumaron representantes uruguayos del Consejo de la Nación Charrúa (Conacha). Hace siete años que se creó la Universidad Indígena Intercultural (UII). “Se vio que no era suficiente que se profesionalizaran los talentos humanos indígenas, sino que además en ese proceso de educación es necesario que estén incluidos los saberes, los conocimientos de los pueblos indígenas y no solamente el pensamiento o la ciencia occidental. La universidad se estableció como un complemento entre los saberes occidentales y los saberes indígenas”, explicó a la diaria Luis Maldonado, coordinador de la Cátedra Indígena Intercultural.

La UII se creó como una red de más de 30 universidades de América Latina y España. Maldonado explicó que la cátedra era inicialmente “un espacio pequeño donde connotados líderes y sabios indígenas se agruparon para poder aportar al proceso educativo sus saberes, pero en la actualidad avanzamos para darle una organicidad, una estructura propia para que sea una entidad que se dedique a la investigación, la sistematización y la socialización de estos saberes con la finalidad de impulsar un proceso de interculturalización de la educación superior en el continente”. En esta reunión en Montevideo, el Consejo de la cátedra buscará definir su modelo organizativo y planificará su trabajo anual. La UII fue creada por el Fondo Indígena para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, un organismo que nuclea a la cooperación internacional, a los pueblos indígenas y a los Estados que lo integran (Bélgica, España, Portugal y 19 países de América Latina y el Caribe).

La UII tiene cinco líneas académicas y de investigación: “En primer lugar Filosofía, cosmovisión y espiritualidad de los pueblos indígenas; en segundo lugar Quehacer político de los pueblos indígenas y sus propuestas políticas; la tercera está orientada a todo lo que son las Economías de los pueblos indígenas; la cuarta al tema de la Descolonización y la interculturalidad; y la quinta línea de trabajo es sobre Mujer, familia y comunidad”, sintetizó Maldonado.

La Universidad de la República (Udelar) todavía no integra la red de la UII, pero hay voluntad de hacerlo. Nicolás Guigou, director del Departamento de Antropología Social de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, participó ayer en la apertura de la reunión y comentó que se intentará “cerrar convenios con la Udelar”.

Y sin embargo se mueve

La reunión se hizo en Uruguay porque integra el Fondo Indígena y ha tenido una participación activa a través del Conacha, respondió a la prensa Carlos Batzin, presidente del Fondo Indígena.

Stella Vera, integrante de la Unidad Étnico Racial del Ministerio de Relaciones Exteriores, recordó que el canciller Luis Almagro participó en setiembre de 2014 en la 69ª Asamblea General de las Naciones Unidas, donde el Estado uruguayo reconoció por primera vez el genocidio charrúa en Salsipuedes y pidió perdón por esa matanza. Vera expresó que “los desafíos en nuestro país son muy grandes” y dijo que el Estado está trabajando con los movimientos sociales y los organismos internacionales. Añadió que “el reconocimiento que nuestros países necesitan en relación a los derechos de las poblaciones indígenas y afrodescendientes es una contribución a la paz de nuestras naciones, al desarrollo en nuestras naciones y principalmente un logro en materia de derechos humanos”.

Martín Delgado, presidente del Conacha, explicó a los extranjeros que al genocidio le siguió una “negación histórica” y que recién a partir de 1985 comenzó a reconstruirse el pueblo, la nación charrúa. “Ustedes demuestran que somos un movimiento continental”, sostuvo. Pidió que “la igualdad llegue a los 50 millones de indígenas” y afirmó que “es necesaria la descolonización mental de todos nuestros países”.

Guigou también hizo una reseña histórica de aquel silencio. Dijo que hasta hace algunos años no había etnografías sobre las poblaciones indígenas ni afrouruguayas, y comentó que los antropólogos han debido hacer un trabajo intelectual “frente a una mentalidad mesocrática”. Consideró que la situación comenzó a cambiar en los últimos años, pero advirtió que “son cambios frágiles” y que se pueden revertir, porque “la mayoría de nuestros intelectuales son absolutamente indiferentes” a esta temática. Criticó a Daniel Vidart “por haber sostenido que no hay indígenas en nuestro país” y lo calificó de racista y “erudito libresco que nunca hizo una etnografía” por exigir de los indígenas “un estilo de vida idéntico a cuando llegaron los conquistadores españoles y portugueses”. Dijo que Vidart no pudo ver que “las identidades son cambiantes, se mueven con el tiempo”. Guigou consideró que es necesario tener una articulación conjunta entre el Estado y la academia para revertir el proceso de invisibilización de los pueblos indígenas. Valoró el cambio de posición del gobierno uruguayo y calificó el pedido de disculpas de Almagro en las Naciones Unidas como un “cambio radical que no había pasado nunca en la historia del Uruguay”. No obstante, recordó que nuestro país no ha ratificado todavía el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre los Pueblos Indígenas y Tribales, y quiso pensar que el gobierno de José Mujica “termine con ese ajuste”.

De acuerdo a lo expresado por Batzin, ése es otro de los motivos por los que la reunión se concretó en Uruguay: “El gobierno ha demostrado interés en apoyar esos procesos de los pueblos indígenas y nuestra presencia acá es para fortalecer, para que se haga posible ese compromiso del gobierno con esa deuda histórica”.

María Eugenia Choque, representante indígena por América Latina en el Foro Permanente de las Naciones Unidas, subrayó que hace 25 años que se firmó el Convenio 169. Uruguay es de los pocos países de América Latina que no lo han reconocido, pero también ocurre que hay otros que sí lo reconocieron pero su implementación no es la deseable. Choque señaló que “el derecho a la consulta y al consentimiento libre e informado es el tema más sensible” porque implica el respeto a los derechos territoriales que tienen los indígenas sobre los territorios que habitan.

Batzin indicó que hay cerca de 50 millones de indígenas, que constituyen aproximadamente 10% de la población de América Latina y que “en sus territorios es donde está concentrada la mayoría de los recursos naturales, y sin embargo también son las zonas de mayor pobreza, de mayor analfabetismo, desempleo y falta de oportunidades para entrar al desarrollo. Ésas son las situaciones que debemos cambiar”.