El presidente de Haití, Michel Martelly, disolvió el Parlamento el martes, tras fracasar la última propuesta de acuerdo para celebrar las elecciones legislativas. Hace más de dos años que Haití debería haber concretado la renovación de su Parlamento, pero el cuerpo legislativo no logró ponerse de acuerdo en cómo hacerlo y ayer cesaron los mandatos de los parlamentarios que todavía estaban en ejercicio de sus funciones. En Haití, manifestantes reclamaron la renuncia de Martelly, cuyo mandato se extiende hasta 2016. El presidente haitiano está habilitado a partir de ahora a gobernar por decreto, aunque aseguró que no lo hará y que su primera medida será convocar elecciones.

Ayer la Organización de Estados Americanos (OEA) expresó su “apoyo a las autoridades haitianas constitucionales y a todas las partes interesadas en lo que se refiere a su compromiso de celebrar elecciones libres, imparciales e incluyentes cuanto antes, de conformidad con las disposiciones constitucionales, para la renovación de las instituciones democráticas”.

En noviembre de 2013, el presidente José Mujica informó que había hablado sobre la presencia de las tropas de los países de la región en la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (Minustah) con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Ambos acordaron que las tropas no pueden transformarse en una “especie de guardia pretoriana” y que había que concretar su retiro si Haití “no evolucionaba a dar elecciones” y no lograba “con rapidez salidas de carácter institucional”. Más de un año después, la situación en Haití permanece idéntica, con el agravante de que ahora se concretó la disolución del Parlamento.

Ayer no hubo un pronunciamiento formal de la cancillería uruguaya por este tema. En la reunión del Consejo de Ministros, por la mañana, el canciller Luis Almagro informó al presidente José Mujica de la situación en Haití pero no se adoptó aún una resolución, informó el vocero del encuentro, el ministro de Industria Roberto Kreimerman.

Quien será el canciller del gobierno de Tabaré Vázquez, Rodolfo Nin Novoa, declaró a radio El Espectador que “si Haití se encamina a un proceso predictatorial, no tiene sentido que los cascos azules uruguayos continúen la misión en ese país”. Dijo que si Martelly empieza a gobernar por decreto se empezará a transitar por un gobierno de “prefacto” y que “así pierde sentido” que Uruguay permanezca en una misión “cuyo objetivo era apuntalar el proceso democrático”.

La Coordinadora por el Retiro de las Tropas Uruguayas en Haití junto a representantes del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) y el ex diputado del Movimiento de Participación Popular Esteban Pérez, entre otros, se reunieron ayer en la sede de Serpaj para evaluar la situación. “El gobierno había planteado que en una situación como ésta no iba a quedar como guardia pretoriana de una dictadura que ya está destapada”, señaló Andrés Olivetti, integrante de la coordinadora. “La contribución del Uruguay a la causa haitiana pasa por el retiro de las tropas”, afirmó.

Las organizaciones presentes en la reunión difundirán hoy una declaración en la que sostienen que la Minustah siempre representó “el respaldo a un régimen fruto de un golpe de Estado realizado con intervención extranjera”. “Si nunca debimos haber estado allí, los resultados de estos diez años confirman que no se ha cumplido ningún objetivo explícito de la ocupación, ni de estabilización ni de ayuda al pueblo haitiano, por el contrario”, sostienen. Denuncian los “constantes actos de represión contra el pueblo y la política golpista del gobierno haitiano, que la presencia de las tropas extranjeras de hecho alienta, y además respalda”. “Al haber caducado definitivamente el Parlamento, al negarse el presidente Martelly a la realización de elecciones, ya no hay ambigüedad posible o apariencia democrática que pueda hacer que alguien pueda engañarse. Lo que de hecho siempre fue una dictadura hoy lo es plenamente. Y lo que el gobierno uruguayo anunció claramente que no quiere ser, ‘guardia pretoriana de una dictadura’, es lo que se es de permanecer las tropas uruguayas en Haití”, sostienen. Y concluyen: “Nunca se debió estar, pero aun si alguien pensó que era válido tutelar un proceso democrático en Haití, ya es claro que es imposible, que ya no hay plazos para que ocurra lo que no ocurrió en diez años. Uruguay debe retirarse ya, totalmente, y en forma incondicional”.