Glenda Rondán fue designada para dirigir los Centros MEC. Ayer se reunió con el actual director, Roberto Elissalde, quien conduce la unidad desde su creación, en 2007. Elissalde le entregó a Rondán el informe de transición que elaboró en 2009 y el que redactó en 2014. En diálogo con la diaria, Rondán se excusó de dar detalles de esa reunión y la catalogó, simplemente, como una reunión de compañeros. La ex edila colorada es responsable, desde 2010, de la comisión de Equidad y Género del MEC. Declaró que hasta asumir el nuevo cargo, no hará declaraciones sobre su futura gestión.

Los Centros MEC fueron creados con el objetivo de facilitar el acceso a la educación y a la cultura. Hasta el momento se han creado 123 centros; la mayoría se ubica en localidades de menos de 5.000 habitantes y hay uno solo en Montevideo. La descentralización es uno de los pilares de esta propuesta, que brinda talleres de música, de alfabetización digital, espacios de expresión, recreación, cine y charlas sobre derechos.

Elissalde destacó que su gestión “fue un trabajo colectivo que hicimos en todo el país con los coordinadores de los diferentes centros, que estuvieron muy estrechamente vinculados”. Valoró que siempre contó con un “respaldo político creciente” de las gestiones de los tres ministros con los que ha trabajado: Jorge Brovetto, María Simon y Ricardo Ehrlich. Calificó la gestión como “un éxito”, tanto la de Montevideo como la del interior del país, y aseguró que eso se logró porque la gente entendió la propuesta de formar un equipo de trabajo sin que llegaran a ser funcionarios públicos.

Elissalde defiende el régimen de provisoriato, que permite contratar a funcionarios mediante contratos temporales de derecho público. La estrategia fue desarrollada por medio de un acuerdo con la Confederación de Funcionarios del Estado y mediante Uruguay Concursa. Resaltó la importancia de que los trabajadores sean sometidos a una evaluación permanente de su rendimiento y que se tenga “la posibilidad de incorporar gente con más energía”.

Consideró que cargos como el de un coordinador departamental o de alfabetización digital “no pueden estar en manos de funcionarios inamovibles”, porque se burocratiza el trabajo y se corre el riesgo de deteriorar la calidad del servicio. En cambio, afirmó que el personal contratado “estuvo todo el tiempo súper motivado”, y precisó que es eso lo que explica el éxito de la gestión. Ejemplificó diciendo que si a un coordinador departamental no le gusta el candombe y permanece 30 años en su puesto, va a ser difícil impulsar ese género musical. De todos modos, aclaró que la defensa de esa forma contractual “es el concepto de la dirección saliente” y que “no quiere decir que la dirección entrante lo tenga que compartir”.