Las transformaciones territoriales, vinculadas sobre todo con los cambios en los usos del suelo, constituyen uno de los componentes más importantes del denominado “cambio global”. En las últimas décadas se avanzó sustancialmente en la comprensión de la retroalimentación positiva que se genera entre las transformaciones territoriales con otros componentes más conocidos del cambio global, como el efecto invernadero, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los bienes de la naturaleza.

Los principales cambios en los usos del suelo en la región templada de Sudamérica ocurren por la sustitución de praderas naturales por cultivos y forestación, con una tasa de sustitución de las praderas naturales que ha tenido un aumento importante en el siglo XXI, impulsada principalmente por condicionantes sociales, políticas y económicas, en particular el alto valor de los commodities en el mercado internacional.

Uruguay sigue el patrón regional en materia de transformación de la cobertura y uso de la tierra. La disminución del estado de conservación de los pastizales de las pampas, incluyendo la calidad de los suelos, se ha asociado con la evolución histórica de la ganadería y de la agricultura. En las últimas dos décadas, el territorio rural de Uruguay ha tenido importantes cambios en su matriz productiva, en los sistemas tecnológicos utilizados y en la tenencia de la tierra, vinculados principalmente con la transformación de los pastizales por la expansión de las actividades agrícola-forestales con el desarrollo de los agronegocios.

Actualmente, la distribución espacial diferencial de las transformaciones, la vulnerabilidad de los territorios y los incrementos de la fragilidad ambiental son objeto de varias reflexiones científicas, que, junto a la necesidad de la integración conceptual del problema y la implementación de herramientas operativas de análisis, intentan aportar en la construcción de soluciones aplicables a la gestión ambiental del territorio.

Los autores

Los autores son profesores adjuntos de Geografía, el instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias. Marcel Achkar es licenciado en Geografía (Udelar), magíster en Ciencias Ambientales (Udelar) y doctor en Ciencias Agronómicas (ENSAT, Francia). Integra el Sistema Nacional de Investigadores. Ana Domínguez es licenciada en Geografía (Udelar), Magíster en Estudios de América Latina y doctora en Geografía (Université de Toulouse Le Mirail, Francia). José Guerrero es licenciado en Ciencias Biológicas y doctor en Biología de la Conservación (Universidad de Málaga, España). Integra el Sistema Nacional de Investigadores. Los tres investigan sobre aspectos multidimensionales del territorio con aplicación de métodos cuantitativos y sistemas de información geográfica.

Existe consenso respecto de que la modificación de la matriz productiva es uno de los principales factores que contribuyen al cambio ambiental en una escala global y a determinadas modificaciones ambientales a nivel nacional y local. Especialmente, las manifestaciones de las transformaciones del ciclo del agua (hidrológico) a escala de cuencas hidrográficas se han presentado como una preocupación de la sociedad uruguaya, y es un tema que la Facultad de Ciencias ha estudiado intensamente. Por ello, se trabaja en evaluaciones sobre la condición de los cuerpos de agua y también en el funcionamiento de todo el territorio que conforma cada cuenca, que a su vez condiciona el funcionamiento del ciclo hidrológico y la calidad del agua superficial y subsuperficial. Comprender cómo se realizan los aportes de nutrientes desde una cuenca hidrográfica hacia un sistema acuático en función de las características físicas de la cuenca, de la cobertura vegetal y de los usos del suelo nos permite determinar cómo inciden en los cuerpos de agua los excesivos aportes de nutrientes procedentes de fuentes puntuales (industrias, áreas urbanas, grandes infraestructuras, minería) y de fuentes no puntuales (usos agrícolas, pecuarios, forestales, silvopastoriles), que se han convertido en un problema que afecta a diversas regiones del país. Estos aportes de nutrientes pueden generar procesos de eutrofización -crecimiento excesivo de plantas y microorganismos-, comprometer la calidad del agua, el suministro de agua potable, afectar a la salud humana y provocar la pérdida de hábitats naturales y de biodiversidad.

Desde la geografía se propone el ordenamiento ambiental del territorio en cuencas hidrográficas como aporte en la resolución de estos problemas, en el sentido de avanzar hacia la construcción de nuevas estrategias de uso y gestión de los bienes de la naturaleza, buscando articular el aumento de la producción, la conservación, la eficiencia económica y la justicia social y ambiental.

La integralidad de los planes de ordenamiento ambiental del territorio busca identificar las posibilidades de diversificar el uso de los bienes de la naturaleza, diferenciando las particularidades físicas de la cuenca, asociadas a las condiciones sociales e históricas productivas de las regiones para optimizar los programas de conservación del suelo. Por ejemplo: diseñar estrategias que favorezcan la infiltración del agua de lluvia, disminuyendo los riesgos de escorrentía y erosión en las laderas altas y medias, asociadas con planes de gestión en las planicies bajas de las cuencas, y que presten atención al mantenimiento de la productividad vegetal de las zonas inundables y zonas de bordes de los cursos de agua.

La planificación desde el ordenamiento ambiental del territorio en cuencas hidrográficas como unidades espaciales básicas es reconocida a nivel internacional como una herramienta idónea para la resolución de estos problemas. Estas estrategias integran las dimensiones geofísicas, biogeográficas, sociales, económicas y políticas del territorio, en un marco de investigación con participación social para avanzar hacia niveles crecientes de sustentabilidad.

Durante estos 25 años de la Facultad de Ciencias, la geografía ha desarrollado gran cantidad de trabajos, integrando actividades de extensión universitaria con diversidad de actores sociales. Se ha contribuido en la modificación del marco normativo de la gestión del agua en Uruguay, en la construcción de espacios participativos, como los consejos regionales de recursos hídricos y las comisiones de cuencas. En este proceso se han integrado técnicas de teledetección y sistemas de información geográfica para generar y sistematizar información; también se han publicado materiales de difusión para optimizar la participación de la sociedad en los planes de manejo de las cuencas hídricas, en el marco del ordenamiento ambiental del territorio. Este período es el comienzo en la construcción de una transición desde sistemas de gestión que generan impactos y conflictos entre producción y conservación, hacia sistemas territoriales que integren producción y conservación y optimicen el desempeño ambiental para lograr mejor calidad de vida para toda la sociedad uruguaya.