La colaboración entre empresas, sociedad y Estado como un “compromiso compartido” para mejorar la educación fue el tema de una mesa redonda realizada ayer por la fundación Salir Adelante, de la organización B’nai B’rith. El programa Salir Adelante comenzó en 2009 y desde 2013 es beneficiario de la ley de donaciones especiales, mediante la cual las empresas que colaboran con el proyecto reciben una exoneración impositiva. Está dirigido a estudiantes de bachillerato, que a lo largo de tres años reciben apoyo de diferente índole: surtido básico de alimentos mensual, cobertura de emergencia médica móvil, conexión a internet y la oportunidad de tener la primera experiencia laboral, entre otros beneficios.

Al momento de ser seleccionados, los estudiantes deben estar cursando primer año de bachillerato público en Montevideo. El Consejo de Educación Secundaria selecciona los liceos y cada centro preselecciona luego a los estudiantes; para ser elegido, es requisito que el adolescente haya tenido en ciclo básico un promedio de escolaridad de 9 o más, que la situación familiar sea de ingresos medios y bajos y que pueda estar comprometiendo la continuidad de sus estudios y que tenga un familiar o adulto referente a lo largo del proceso.

Hasta ahora han participado más de 100 jóvenes. De todos los que ingresaron, 78% finalizó el programa, el resto lo abandonó o no cumplió con lo acordado. De los egresados, 87% terminó el bachillerato en el plazo previsto. 72% está cursando estudios terciarios y está trabajando, 26% cursa estudios terciarios y no trabaja y 2% trabaja y no estudia. La cantidad de “jóvenes ‘ni-ni’” entre los egresados es de 0%, destaca la publicación. La directora del programa, Adriana Stainfeld, subrayó que se trata de una propuesta que apunta a los estudiantes de educación pública, que los conecta con organizaciones para que sigan vinculados, y que se imparte una educación en valores. Los resultados de egreso de educación media del programa fueron contrastados con los de la población general, en la que egresa 40% de los que ingresaron. Es claro que se parte de una base distinta, puesto que los participantes seleccionados tenían, antes de ingresar al programa, un muy buen rendimiento y apoyo familiar.

En colectivo

El subsecretario del Ministerio de Educación y Cultura, Fernando Filgueira, felicitó al programa por su aporte a la contribución de la universalización de la educación media. Reconoció que hace bastante tiempo que la culminación de ese nivel educativo (y más todavía del ciclo medio básico) es obligatorio, pero indicó que la falla estuvo en que “legislamos sin recursos”. Afirmó que “hay algo de mito” al decir que “el Estado fue líder y motor de la universalización de calidad de la educación primaria” porque “no fue sólo el Estado”, puesto que las escuelas “surgieron con el apoyo de empresarios, con el apoyo de la sociedad civil, se construyeron escuelas en comunidades; éste es un esfuerzo de la aldea toda”, subrayó. Y enfatizó en que “son todos estos actores los que vamos a precisar” para cumplir la meta de universalizar la educación media. En el contexto de la discusión por transformar la educación media, Filgueira reiteró que ese nivel no sólo debe formar pensando en el ingreso a la universidad, sino también hacia opciones terciarias no universitarias, y generar un conjunto de capacidades y habilidades en los jóvenes. Para eso, anunció que se apoyarán innovaciones que hoy están realizando docentes y directores “sin que les demos herramientas ni los permisos” y que se incrementará el tiempo del trabajo docente fuera del aula, de modo de poder generar espacios de talleres y de proyectos.

Dos egresados del programa expusieron sus experiencias: Denisse Senna, que cursa cuarto año de Trabajo Social e ingresó hace dos años por concurso a un cargo en el Banco de Previsión Social, y José Saravia, que está en cuarto año de la Facultad de Derecho y trabaja desde 2012 en Bachini Consultores. Agradecieron el apoyo del programa, no sólo en lo económico sino también “en lo subjetivo”, y en detalles; por ejemplo, saber cómo presentarse a una entrevista de trabajo. Ellos también hicieron preguntas al resto del panel. Senna consultó por qué la mayoría de los programas estatales están dirigidos a estudiantes con bajas calificaciones. Filgueira explicó: “Tenemos un sistema educativo que ya hacia el final de la educación primaria ha generado un conjunto de rezagos y de problemas de aprendizaje importante en 30%, tenemos que lograr superar eso”, dijo, y expresó que las becas de educación media no necesariamente están dirigidas a quienes presentan bajas calificaciones. Pero reconoció que “hoy el Estado no tiene un sistema de becas potente para los estudiantes que vienen destacándose”, y expresó que el gobierno debería discutir la asignación de recursos que hace el Fondo de Solidaridad. A su entender, “una parte importante debiera ir a financiar becas como las que planteas en la educación media superior”, le respondió, justificando que poco más de 40% de los jóvenes accede hoy a ese fondo, porque 60% no llega a la universidad.

Santiago Soto, director del Inju, estaba entre el público. Consultado por la diaria, dijo que la experiencia de la fundación “arroja luz sobre resultados interesantes que ocurren cuando se apoya a jóvenes de contextos socioeconómicos más desfavorables, no sólo en lo material sino en el estímulo a generar trayectorias de excelencia académica”.