Para sorpresa de muchos, el ex presidente Luis Alberto Lacalle no se mostró contrario a la posibilidad de hacer algunos “ajustes constitucionales” y sostuvo que estos cambios pueden llegar a realizarse mediante el acuerdo de todos los partidos políticos. “Si nos mantenemos dentro de cosas realizables, todos los partidos podemos llegar a una reforma, más bien a un ajuste constitucional”, sostuvo el ex mandatario nacionalista ayer en la sala Maggiolo de la Universidad de la República, durante el cierre de un seminario organizado por el Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, en conmemoración de sus 30 años, que coinciden con los del retorno de la democracia.
Si bien Lacalle comenzó diciendo: “No estamos listos para una reforma constitucional, y menos para una muy grande”, luego enumeró algunos aspectos que, a su entender, habría que modificar. Uno de ellos fueron las actuales competencias del Tribunal de Cuentas de la República, que, entiende, debe ser fortalecido. Además, propuso que este organismo tenga facultades para controlar a las “empresas de las empresas públicas”, que operan bajo el derecho privado. Respecto de las empresas públicas, si bien consideró que tras el referéndum de la Ley de las Empresas Públicas (que derogó la norma que él mismo impulsó durante su gobierno) “su propiedad no se discute”, se preguntó si éstas “pueden operar bajo el derecho privado”. El ex mandatario no ahorró su opinión sobre temas estrictamente electorales y dijo que es necesario que los candidatos a diputado también puedan acumular por sublema, algo que, al no poder hacerse en la actualidad, les genera problemas a los partidos políticos, explicó. También insinuó la posibilidad de modificar las elecciones departamentales.
Como en tantas ocasiones, el otro orador de la jornada fue el también ex presidente Julio María Sanguinetti, aunque a diferencia de su antecesor, descartó de plano la idea de cualquier modificación constitucional. “Cuando los políticos están un poco vacíos de programa, ahí dicen: ‘¡Vamos a cambiar la Constitución!’. Pero hay que ver las consecuencias que tiene eso”, advirtió el dirigente colorado. El ex mandatario hizo una fuerte defensa del sistema presidencial uruguayo (aspecto que varios actores de la interna frenteamplista buscan modificar) y dijo que éste “ha sido muy importante en Uruguay”. Además, afirmó que el Poder Judicial en Uruguay ha funcionado “bastante bien” y con independencia. A la hora de abordar el tema, no desaprovechó la ocasión de deslizar una crítica al gobierno: “Por eso no me agrada nada que en el proyecto de Presupuesto el Poder Judicial aparezca ajeno al debate institucional”, sostuvo.
Recuerdos y desafíos
Aunque su exposición se titulaba “Presente y futuro de la democracia en Uruguay”, los ex mandatarios no pudieron evitar hablar del pasado. Lacalle destacó las tres leyes que propiciaron la transición democrática del país: la de reintegro de los funcionarios públicos, la de amnistía y la de caducidad. Con respecto a esta última dijo: “La redacción del artículo 1º no pasaba ningún examen de esta casa, pero logró sacar una foto de la realidad y convertirla en una realidad jurídica”.
Luego destacó lo que, a su entender, fueron algunos logros de los sucesivos gobiernos desde 1985 a la fecha: “La apertura económica ha sido aceptada”, destacó. Luego agregó un elemento con la firma de su administración: “No vi que nadie pidiera derogar la Ley de Puertos”. Acto seguido, mencionó algunos aciertos de los gobiernos del Frente Amplio (FA), como la pesificación de la deuda y la diversificación energética.
Sanguinetti también destacó los logros del país, principalmente cuando, al retorno de la democracia, seguía habiendo grandes desafíos económicos, en un contexto en el que los países vecinos tenían una inflación de más de 1.000%, destacó. La superación de esa presión inflacionaria, interpretó, fue un logro muy importante. Otro, sostuvo, fue la reforma de la seguridad social (llevada adelante por su segundo gobierno). Entre otros cambios estratégicos, el ex presidente destacó la Ley de Zonas Francas (y aprovechó para cuestionar a quienes pretenden eliminarlas, a quienes acusó de querer minar la certeza jurídica que ofrece el país) y el cambio en la matriz productiva, en la que incluyó la Ley Forestal que el presidente Tabaré Vázquez en principio cuestionó pero luego apoyó.
A la hora de hablar sobre los desafíos, capítulo aparte mereció la política exterior, tema en el que Lacalle pidió moverse con “pragmatismo”. “No tenemos que tener otra política que no sea Uruguay primero, segundo y tercero, con el egoísmo que a veces hay que tener en esta materia”, destacó. A diferencia del perfil latinoamericanista que el FA busca imprimir en su política internacional y en su inserción regional, Lacalle entendió que el país constituye “una comunidad muy distinta del entorno en el que vivimos”. Por su parte, Sanguinetti dijo que el Mercosur está “sin horizonte” y que se vive una crisis de la “multilateralidad”: “Estamos en un mundo de bloques, pero nosotros no estamos en ninguno”.
El ex presidente colorado aseguró además que si bien en Uruguay la democracia está “consolidada y fuerte”, la situación no es similar en otros países de América Latina, como Venezuela y Ecuador, donde, sostuvo, el “factor libertad de prensa” se encuentra muy debilitado. “Si no fuera por la Justicia argentina, ese país sería como Venezuela, porque no estarían ni Clarín ni La Nación en la calle. No hay en la historia un presidente que haya hablado tan mal de un medio de comunicación como ocurrió con Cristina Fernández y Clarín”, sostuvo el candidato.