El mundo de los videos es la segunda serie que escriben y dirigen juntos. ¿Cómo es la dinámica de trabajo?

Matías Ganz: -En este caso, la idea era de Rodrigo y la fuimos trabajando mientras editábamos. Nosotros íbamos al mismo videoclub, al VIC, e incluso Ronnie [Ronald Melzer], que era el dueño, fue el productor de REC, entonces teníamos que estar ahí mucho tiempo. Es un negocio en decadencia y eso ya es interesante, pero tiene una parte linda. Los personajes que podés encontrar en un video son muy atractivos, los que atienden y también los que entran. Volviendo al tema de la mecánica: básicamente, después de que tenemos la idea nos juntamos y tiramos bolazos hasta que vamos armando escaletas de los capítulos entre los dos. Después nos dividimos las escenas, las escribimos por separado, y luego nos juntamos y las corregimos.

¿Cómo se sienten con respecto a la desaparición de los videos?

Rodrigo Lappado: -Está perfecto que desaparezcan, claramente. La gente ya no va al video, ve las cosas por internet. Es lógico. Le tenemos mucho cariño al lugar y nos da cierta pena, pero ta.

MG: -La muerte es parte de la vida también. Y en realidad tiene que ver con que haya una muerte en cada capítulo. La serie es sobre la muerte; la idea es reírse un poco de eso. Tratar la muerte de una manera linda y divertida.

Volviendo al guion: una vez que terminaron la idea y lo escribieron, se presentaron a fondos.

RL: -Ahí empezamos a perder fondos, y cada vez que perdíamos uno corregíamos los guiones. Los corregimos 70.000 veces después de haber ganado, también, porque sumamos gente al equipo. Con Damián [Vicente, el fotógrafo] y Gonzalo [Delgado, el director de arte] charlamos pila los guiones; nos dieron un montón de devoluciones que estaban buenas, y a partir de ahí fuimos retocando y puliendo muchas cosas.

¿Qué fondo ganaron?

RL: -El Fona [Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Producción Audiovisual Nacional]. Descubrimos que se podían presentar series; en general son películas las que ganan el Fona, pero compiten series y películas en la misma categoría, a diferencia de lo que pasa en el ICAU [Instituto del Cine y Audiovisual del Uruguay], que tiene un premio para cada cosa.

¿En qué canales está confirmada la serie?

MG: -En Tevé Ciudad, seguro.

Pero los canales privados tienen prioridad, entonces no se sabe en cuál va a salir primero.

RL: -No se sabe, pero bueno, no es algo que nos estrese mucho. Lo vamos a intentar y está bueno salir en un canal, pero hoy en día, si la podés subir a internet y generar que la gente la mire y darle difusión, creo que la puede mirar mucha más gente que si se tiene que poner a verla los jueves de noche.

Es lo que pasó con REC, que mucha gente se quedó sin ver.

RL: -Sí, TNU [Televisión Nacional del Uruguay] no ayudó mucho porque la pasaba los sábados de noche en un horario solo, no la repetía. Y hoy en día, me parece que en nuestra generación y para abajo, la gente ya no se fija un horario para sentarse a mirar la tele. Entonces, a no ser que te la repitan 20 veces...

Ahora que están terminando el rodaje, ¿cuál es el balance?

RL: -Salió todo muy bien, en parte gracias a que los actores son unos fenómenos y a que tenemos un equipo espectacular. Todos con muy buena onda y muy colgados con el proyecto, entonces fluye.

MG: -Sí, es impresionante cómo el cine -bueno, esto es televisión, pero en realidad el formato de trabajo es similar- es una cosa muy colectiva. Se nota si la gente le pone cariño y laburo. Más allá de que ganamos un fondo, para la magnitud de lo que era el proyecto es muy poca la plata que tenemos. Sin embargo, se hizo, con un esfuerzo de producción muy grande. Conseguimos muchas locaciones gratis, hay unas escenas que pasan en el puerto con contenedores volando -volando no, pero con grúas y cosas-, y lo consiguieron todo gratis, laburando y a huevo. Concentramos el dinero del fondo en pagarle bien a la gente del equipo técnico y a los actores que están todos los días. Además, tenemos unos 75 figurantes y tratamos de pagarles, aunque en realidad es algo indigno, lo sabemos y se lo decimos. Los protagonistas están muy bien, pero además tenemos muchos personajes que aparecen en pocas escenas y también quedaron muy bien. Es un proyecto bastante grande, pero sabíamos que íbamos a poder manejarlo.

¿Se dificultó el rodaje por lo ajustado del presupuesto?

MG: -Filmamos con dos mangos, porque era eso o no hacerla. Y el dinero no hace que las cosas sean buenas, porque salvo que quieras hacer algo en el espacio con efectos especiales, lo que realmente te cambia una película es la cabeza que le metas. En Estados Unidos le ponen mucho pienso al diseño de sonido, con cosas que no son caras. Ponele, en Toro salvaje [Martin Scorsese, 1980] hay una escena en la que el protagonista está peleando con un negro que lo caga a palos, y ahí el diseño de sonido tiene muchos ruidos de animales peligrosos en la respiración del tipo. Eso no es algo que cueste mucho. Hay que pensarlo, imaginarte qué le puede aportar a esa escena y ponerlo. Pero más allá de que el dinero no hace que un producto sea bueno, sí hace que un trabajo sea digno. Tenés a mucha gente metiéndole huevo a una cosa: ta, tienen que cobrar su plata. Está mucho el discurso de “vamo’ arriba el cine guerrilla, viva el arte y vamos a hacerlo con dos mangos”, y en realidad para hacer una película o una serie necesitás mucha gente. Es justamente lo que se está pidiendo ahora, porque los fondos están quedando un poco desactualizados. Cuando ganamos el Fona teníamos 100.000 dólares para esta serie y cuando la filmamos teníamos, no sé, 80.000, por el tipo de cambio, y esas cosas te matan un poco.

Está la idea de que filmar es re divertido y si no cobrás está todo bien, porque igual pasás re bien.

MG: -Claro. Pero para mí filmar es una porquería, no es nada divertido. 12 horas parado... Filmar es tener sueño, cagarte de frío y aburrirte para tener dos segundos de un plano medianamente bueno, que encima capaz que después al director no le gusta y hay que hacerlo una vez más. No sé, a mí realmente el rodaje no me gusta, es muy estresante, es un lugar de gente estresada que trata de pelear contra la realidad para sacar algo. Es un montón de gente hablando por teléfono estresada y gente que les pide silencio para poder tirar la toma. Y se odian. Si encima no están cobrando nada, se van a odiar más. Igual Uruguay es un país chico y es raro pedir más plata, pero la realidad es que la inversión privada en Uruguay es muy difícil. Metimos una movida para conseguir sponsors y conseguimos sólo canjes, lo que tiene sentido porque el cine nacional no es redituable. El argumento a favor de los fondos es que para hacer una película que te sale 600.000 dólares, conseguís 150.000 acá y el resto afuera, plata que terminás gastando acá.

RL: -Pero eso es para cine. Nosotros nos tenemos que manejar con dos fondos, o el Fona o el ICAU, y el del ICAU, encima, tiene unos requisitos que no están buenos, por ejemplo, que sean como mínimo nueve capítulos, aunque la plata que te están dando no es mucha. Es mejor tener tres capítulos bien hechos que nueve hechos a los tumbos.

MG: -Hicimos REC con los fondos del ICAU porque era una serie pensada para que costara poca plata. Pero si hubiéramos querido hacer algo que implicara un dolly o una puesta de luces convencional de cualquier ficción se nos iba toda la plata. Y tampoco tiene mucho sentido contar con un fondo en el que sólo puedan ganar ficciones con toda la estética pensada para hacerse con dos mangos, porque al final te va a quedar todo medio igual. O sea, van a ser todos documentales de mentira. Y agradecé que hay gente que se adaptó muy bien al poco presupuesto y pudo hacer películas muy lindas. De todos modos, si comparás con hace 15 años, se produce mucho más, aunque ahora está empezando a decrecer...

RL: -Hace 15 años no habríamos filmado nada. Series, seguro que no.

MG: -Somos hijos de los fondos públicos.