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Micaela Domínguez Prost

Plaza Matriz, ayer. Foto: Iván Franco
Cultura

Que toda la vida es juego

Lo de Pokémon Go empezó como un chiste. Para el 1º de abril de 2014 (el equivalente anglosajón del Día de los Inocentes), Google lanzó un jueguito que permitía encontrar pokemones (contracción de pocket monsters, “monstruos de bolsillo”) en su Google Maps y atraparlos tal como se hacía hace dos décadas en juegos para la videoconsola Game Boy de Nintendo (la serie animada de televisión vino después).
Foto: Iván Franco
Fuera de sección

Escriba, lo estamos grabando

Existe un solo video de mi infancia. Tengo seis años, estoy vestida de blanco y espero con aburrimiento mi turno para bailar una coreografía celebrando el fin del ciclo lectivo. En un momento hablo con Marcia. Ella entrecruza sus dedos a la altura de la oreja derecha y me sorprende descubrir que un gesto que sigue haciendo hoy empezó hace tanto tiempo. La dueña de la cámara es la madre de mi amiguita Gisela, así que Marcia y yo aparecemos como personajes secundarios. Lo que tengo es eso, nada más. No sé cómo era mi voz, cuán complejo era mi vocabulario o cuáles eran mis preocupaciones. Siempre envidié a la gente que guarda montañas de VHS de archivo familiar: mis padres nunca filmaron nada y la niña que fui sólo existe en el recuerdo selectivo de los adultos y en mi aun menos confiable memoria. Por suerte todo cambió en agosto de 1999.
Feriados. Foto: Pablo Nogueira, Difusión
Cultura

La interpretación de los días

Luego de cuatro años de trabajo, mañana se estrena "Feriados", una serie de nueve capítulos unitarios e interconectados que narra las vivencias de sus protagonistas en días no laborables. Sus directores, Leonardo Pintos, Claudio Quijano y Lucas Cilintano, unieron sus conocimientos de teatro y cine para llegar a la televisión. la diaria habló con ellos sobre el proceso creativo de este proyecto que empezó como un juego entre amigos.
Funeral en un campo de refugiados cerca de Ramala, Palestina. Foto: Alaa Badarneh, EFE
Fuera de sección

Luz, cámara, reacción

No puse la bandera francesa en mi foto de perfil, no opiné al respecto en las redes sociales y no estuve a favor ni en contra de quienes lloraron a Francia, a Líbano, a los sirios o a quien sea, ni tildé a nadie de racista o hipócrita, pero sufrí y me sigue doliendo lo que pasó en París. No, no es porque leí a Voltaire y miré las películas de Jean-Luc Godard. No es porque mi cultura y costumbres se asemejan a las de los franceses. Tampoco es porque “me podría haber pasado a mí” ya que estuve alguna vez en París, ni porque tengo amigos viviendo allá y no estuve tranquila hasta que Facebook me dijo que habían dicho que están bien. Es porque soy un ser humano, y a mí me importan los humanos.
Matías Ganz y Rodrigo Lappado. Foto: Pablo Vignali
Cultura

Poner stop y rebobinar

Este mes se terminó de filmar “El mundo de los videos”, una serie de seis capítulos sobre el último videoclub de barrio de Montevideo y los intentos de su dueño (Gabriel Bauer) y sus empleados (Néstor Guzzini, Roberto Suárez y Diego Bello) por salvarlo de la quiebra. la diaria habló con ellos en el último día de rodaje sobre ventajas y dificultades de filmar series en Uruguay.
Migrantes cruzan la línea fronteriza entre Grecia y Macedonia, el domingo, cerca de la ciudad de Gevgelija, Macedonia. Foto: Robert Atanasovski, AFP
Fuera de sección

La humanidad dormida

La fotógrafa turca Nilüfer Demir retrató a un niño muerto en las costas de Bodrum, al sur de Turquía. El niño es un sirio de tres años que escapaba junto a su familia de la persecución jihadista e intentaba entrar a Europa por la costa de Kos, en Grecia. Uno más de los cientos de miles de sirios que intentan a diario escapar de la guerra, uno más de los tantos que mueren ahogados, asfixiados, deshidratados, de hambre, de calor. Pero no es uno más. Se llamaba Aylan Kurdi, tenía tres años, era de la región de Kobane y es el único refugiado que nos duele en serio.