Fuera de sección
La fotógrafa turca Nilüfer Demir retrató a un niño muerto en las costas de Bodrum, al sur de Turquía. El niño es un sirio de tres años que escapaba junto a su familia de la persecución jihadista e intentaba entrar a Europa por la costa de Kos, en Grecia. Uno más de los cientos de miles de sirios que intentan a diario escapar de la guerra, uno más de los tantos que mueren ahogados, asfixiados, deshidratados, de hambre, de calor.
Pero no es uno más. Se llamaba Aylan Kurdi, tenía tres años, era de la región de Kobane y es el único refugiado que nos duele en serio.
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8 de septiembre de 2015