La promo empezó a circular el lunes en la tanda de Monte Carlo TV. Empieza con una dramatización de un hombre adulto que le tapa la boca a una niña en su cama y le hace el gesto de que guarde silencio, y siguen fragmentos de dos testimonios de niñas que fueron víctimas de abuso sexual y que responden las preguntas de la productora Patricia Martín, con la voz modificada y las caras borroneadas, pero también con detalles. Las redes sociales del periodístico Santo y seña, que conduce Ignacio Álvarez, se llenaron de comentarios indignados. Un usuario de Twitter comentó que cuando se incita a un niño a contar el episodio se lo está “revictimizando” y Álvarez contestó que hablarlo también puede ser “catártico y liberador”.
Los palos al informe central del programa de ayer no sólo llegaron desde internautas anónimos. De tarde, la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual reaccionó con un comunicado en rechazo al abordaje del tema. “Colocarle un micrófono y hacer hablar y relatar los abusos sexuales a un niño, niña o adolescente para un programa periodístico provoca una revictimización, vuelve a dañarlo, le inflige sufrimiento”, dice el texto, que también lleva la firma de otras organizaciones como Mujer y Salud en Uruguay, Cotidiano Mujer, el Comité de los Derechos del Niño, Gurises Unidos y El Abrojo. El comunicado señala las normas nacionales e internacionales que incumple el programa, como el artículo 11 del Código de la Niñez y la Adolescencia (“todo niño [...] tiene derecho a que no se utilice su imagen en forma lesiva, ni se publique ninguna información que lo perjudique y pueda dar lugar a la individualización de su persona”) y el artículo 40 del Código de Ética Periodística, aun más específico (“se evitará la formulación de preguntas, actitudes o comentarios [...] que reaviven el dolor y el duelo que sufren a causa de acontecimientos traumáticos”).
No es la primera vez que se cuestiona a Álvarez por asuntos que involucran a menores. En enero de este año, luego de que Santo y seña emitiera un informe sobre explotación sexual infantil, Álvarez señaló -también en Twitter- la diferencia entre la niña explotada y la “señorita de 17 que quiere hacer guita levantando clientes”.