El Instituto de Ciencia Política (ICP), de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, y la Cámara de Diputados organizaron ayer varias mesas redondas como parte del ciclo A 30 años, más democracia. Dos trataron sobre la representatividad del Parlamento: “Parlamento y representación en Uruguay” fue presentada por Juan Andrés Moraes y comentada por el diputado del Frente Amplio (FA) Sebastián Sabini, mientras que “Representación de las mujeres y ley de cuota” estuvo a cargo de Niki Johnson y fue comentada por la senadora del FA Constanza Moreira (Casa Grande).
Moraes, del ICP, presentó los resultados de una encuesta a 60 parlamentarios de la pasada legislatura sobre la representación del Parlamento y de los partidos. Diseñaron un formulario que se hizo a los legisladores entre setiembre y diciembre de 2013, réplica de uno aplicado en 2007 y en 2003. “Estamos construyendo evidencia para poder comparar en el transcurso del tiempo la forma en que los legisladores nos representan y cómo funcionan los partidos en el Parlamento”, explicó Moraes. Trabajaron con tres conjuntos de teorías: las institucionalistas, que toman en cuenta el efecto que tienen las reglas electorales y el tamaño de los distritos electorales, con la premisa de que “cuanto más grande sea el tamaño de la circunscripción, mayor es la probabilidad de que el legislador esté orientado a cuestiones de política pública nacional, y a la inversa”; la teoría de las carreras políticas, que sostiene que “el comportamiento de los legisladores es instrumental a los objetivos de carrera que tienen”; y la representación descriptiva, que plantea que “los representantes deben ser similares o parecerse en las características básicas a sus representados”, es decir, “un legislador del interior debería ser un mejor representante del interior, y así con otros colectivos, especialmente las minorías”.
A la pregunta sobre cuál es el electorado que debían representar, sólo 27% de los senadores respondió que era el nacional, mientras que 30% de los diputados se inclinó por el electorado departamental. A la pregunta sobre cuáles son las funciones que debería desempeñar un legislador, sólo 35% tiene como primer interés el cumplimiento del programa partidario, mientras que el resto de las preferencias se dividieron en temas generales y en el pragmatismo en la forma de representar. En cuanto a los incentivos de las carreras políticas, se les preguntó cuáles eran las ambiciones y 18% de los senadores respondió que quería ser presidente, 9% aspiraba a ser ministro y 36% a ser nuevamente senador, mientras que 12% de los diputados quería ser senador y 50% ser reelecto diputado. Un dato llamativo es que 18% de los senadores y 24% de los diputados respondieron que aspiraban a ser intendentes. “Es sorprendente, porque se trata de una porción importante del Parlamento y esto tiene implicancia en el comportamiento, en la medida en que 100% de los que quieren ser intendentes no tienen intereses de corte nacional”, dijo Moraes.
Sabini consideró que representa “al sector de la sociedad uruguaya que es de izquierda”, cuyas ideas están plasmadas en el programa del FA. Destacó la importancia de que los legisladores se hagan tiempo “para recibir demandas”, así como el trabajo en las comisiones, donde se deciden las cosas. Propuso que las sesiones de estas instancias sean televisadas como las sesiones del plenario de las cámaras, para que el público presencie “dónde se dan las discusiones fuertes”.
La exposición de Johnson se centró en demostrar cómo la aplicación de la ley de cuotas fue aplicada en forma “minimalista” por los partidos políticos: salvo algunas excepciones en el FA, las listas se armaron colocando a dos hombres primero y en tercer lugar a una mujer, lo que limitó el acceso femenino a bancas en las circunscripciones donde se disputaban pocas y “el grado de competitividad electoral fue muy alto”, como en el interior del país. Según Johnson, Uruguay aprobó la ley de cuotas “muy tardíamente” con respecto a los otros países de la región. Dijo que en 2009, cuando se votó, tres países cercanos ya habían evaluado como “no satisfactorias” las leyes de cuota y habían aprobado leyes de paridad.
Moreira informó que se va a presentar una nueva ley para que la cuota sea permanente y para que las candidatas tengan suplentes mujeres, y que “algunas legisladoras”, como ella, están “luchando por la paridad”. Celebró el impacto de la aplicación de la ley en el Senado, en el que ahora “hay diez senadoras” en 30, pero cuestionó que “los negociadores” siguen siendo siempre hombres y aseguró que “sobran mujeres para ser cabeza de lista”, y rechazó la “hipótesis de que hay escasez de mujeres para participar en política”.