Diplomacia fue lo que sobró en el encuentro en la Cámara Mercantil de Productos del País, al extremo de que Nin Novoa dijo al final que encontró en las exposiciones “una sintonía fina”. “Hay espacio para llevar adelante posiciones comunes”, opinó, aunque enseguida acotó que si fuera el presidente del Senado y Abreu un senador, le habría dicho: “Senador, usted está un poco fuera de tema”, en referencia a las críticas que hizo el blanco al Mercosur. Poco después, Abreu respaldó “todo lo que el canciller está tratando de hacer” y llamó a imitarlo, porque “quizá las mayores dificultades” para el titular del MRE estén “en su propia fuerza política”. “El canciller, pobrecito, está sentado en un hormiguero con dulce de leche en el pantalón”, broméo. Opertti no se quedó atrás y criticó, luego de que hablara Abreu, a los que “con cierta ligereza” dicen que hay que irse del Mercosur, “sin decir cómo ni cuándo ni con quién”. Para Opertti, así como hubo “un enorme consenso” para ingresar al acuerdo regional, también deberá pasar lo mismo “para retirarse”, e insistió repetidamente en que no se puede salir del Mercosur “por capítulos”, sino “del todo”.
La actividad dio inicio con la exposición del ex agente financiero de Uruguay en Washington Carlos Sténeri, quien planteó los principales debates sobre la inserción internacional del país para las cámaras empresariales. Entre otras cosas, hizo referencia al traslado del eje del crecimiento del comercio y de la economía mundial “de los países desarrollados a los países en desarrollo, con China como motor principal de estos cambios”, a la pérdida de credibilidad del sistema multilateral de comercio, a la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales como factor que incidió en la pérdida de competitividad de las exportaciones uruguayas y al fracaso del Mercosur como “generador de comercio relevante”. Agregó “las limitaciones” que impone para negociar bilateralmente “con terceros países”, y la fragilidad económica y financiera de Argentina y Brasil. También mencionó “la preocupación” de las cámaras empresariales por “el reciente retiro del gobierno de las negociaciones del TISA”. “Apreciamos y reconocemos la posición personal del ministro al respecto, pero no podíamos soslayar el punto, dada su importancia como antecedente adverso para los intereses del país”, aclaró Sténeri.
Nin Novoa destacó que estuvieran sentados en la misma mesa el canciller y dos ex cancilleres “de diferentes partidos”, y afirmó que el hecho deja planteada “la necesidad de buscar en esta materia políticas de Estado”. “No tenemos que tener miedo de pensar igual. Hay una frase recurrente que dice que si estoy pensando igual que Fulano me debo de estar equivocando en algo. ¿Por qué? Si nadie tiene la verdad revelada”, consideró.
El canciller se remitió “a las bases programáticas del equipo de gobierno”, que han sido “poco leídas o mal leídas por algunos actores de la vida nacional”, y dijo que esas bases “subrayan con claridad que el Mercosur ocupa un lugar central en la estrategia de inserción externa de Uruguay”. Señaló que en los últimos meses se ha profundizado la dimensión política y social del proceso de integración, porque “la comercial está mal”. “Estamos pasando por el peor momento, desde el punto de vista comercial, del proceso de integración del Mercosur”, laudó. Según el canciller, Uruguay pide “sinceramiento y flexibilidad” para adaptar el acuerdo a las nuevas realidades del comercio mundial y se lamentó de que 25 años después de iniciado el proceso se sigue trabajando para superar las barreras arancelarias entre los países del bloque.
Nin Novoa citó nuevamente el programa de gobierno destacando que los nuevos espacios de negociación o megaacuerdos que empiezan a cerrarse en el mundo obligan “a reconfigurar reglas básicas y a redimensionar las políticas comerciales”, y mencionó el Tratado de Asociación Transpacífico “ya firmado” y “un acuerdo transatlántico “en la recta final de su proceso”. “Tenemos que reaccionar tanto a nivel de país como del Mercosur”, afirmó, y advirtió acerca de las ventajas competitivas que tendrán Australia y Nueva Zelanda con respecto a Uruguay, fruto de uno de estos megaacuerdos. Para el canciller, “hay que posicionarse frente a estos fenómenos, estudiarlos y analizarlos”, porque “lejos de ser un cambio de rumbo repentino, es un acto de responsabilidad, es un deber”. “No sólo nos viene del programa de gobierno, sino que es una obligación como canciller”, agregó. Más adelante, afirmó que cada vez que se firma un TLC “Uruguay cae un escalón” en materia de competitividad, y propuso “ir por un TLC primero con el Mercosur”, pero si este bloque “no lo desea”, trabajar por “la flexibilización”. “Quizá podamos hacer un TLC con Europa, y después con otros países o grupos de países”.