En enero del próximo año Uruguay ingresará como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y durante el primer mes ocupará la presidencia. Fuentes diplomáticas de varios países que integran el organismo reconocieron que a la hora de elegir a Uruguay se valoró “muy especialmente” su participación en las misiones de paz de la ONU, ya que “evidencian una buena predisposición a involucrarse en la solución de problemas de los que no son responsables, sino que fueron causados por los países poderosos, a los que les prestan una especie de servicio”. A los representantes uruguayos en el organismo les espera una tarea difícil, ya que la situación en Medio Oriente, y especialmente en Siria, empeora día a día. Varios diplomáticos de países que integran el Consejo de Seguridad aseguraron que ante ese panorama tienen “ciertas dudas” acerca de la capacidad de Uruguay para conducir la solución al conflicto. Es que ayer el gobierno uruguayo anunció que la llegada de los 72 ciudadanos sirios que iban a obtener asilo en el país en el marco del programa de refugiados de la ONU, planeada para diciembre, se retrasará hasta enero, debido a que se considera que la situación del primer contingente, integrado por cinco familias, no fue suficientemente evaluada. “La situación es más preocupante de lo que parece. Debemos reconocer que cuando aceptamos la candidatura de Uruguay no conocíamos bien al país. Ahora nos damos cuenta de que un país que ni siquiera es capaz de darles asilo a algunas decenas de sirios difìcilmente pueda liderar la solución a un conflicto que ya se cobró la vida de cientos de miles de personas”, aseguró un representante de la diplomacia francesa. En el Consejo de Seguridad se está trabajando “a contrarreloj” para avanzar lo más posible en la solución al conflicto “antes de que Uruguay ingrese al organismo y todo se enlentezca. Para colmo, va a ocupar la presidencia en enero, y por lo que nos han dicho, en ese mes los uruguayos son especialmente improductivos”.