El diputado nacionalista Rodrigo Goñi (Espacio 40) les habló anoche a jóvenes de su sector político que organizaron un debate sobre el límite entre el derecho de admisión y la discriminación. El legislador dijo que ante la ausencia de normas para la convivencia “siempre el perjudicado es el más débil”, por lo que calificó de “falsa ideología” la de quienes sostienen que las leyes en Uruguay están hechas para favorecer a los más poderosos. También recordó que el derecho de admisión “nace” del derecho de propiedad privada y de la libertad de empresa.

Al hablar de derecho de admisión, Goñi salió en defensa de los empresarios y planteó que hay que defender “al que tuvo la idea” y “al que se rompió el culo” para llevarla adelante, que según entendió “es el más olvidado”. A continuación, se dirigió directamente al público, unos 30 jóvenes y adolescentes, y les dijo que “el día que saquen el derecho de admisión se terminan los boliches”; según pronosticó, si “se sigue debilitando” ese derecho, en el plazo de un año la cantidad de boliches se reducirá la mitad. Si bien dijo que el derecho “tiene que ejercerse razonablemente”, Goñi sostuvo que si no se protege, los jóvenes “no van a tener boliches para salir”. En la misma línea, señaló que quienes quieran tener varias opciones para sus salidas nocturnas “tienen que defender” el mencionado derecho.

Según el diputado, “si hay un solo boliche se termina la discriminación”, pero de esa forma no habría opciones, y aclaró que plantear eso “no quiere decir que se promueva la discriminación”. En relación a las crecientes denuncias contra centros nocturnos por ese motivo, el legislador también dijo que existe “la onda” de “darle pelota a cualquier escandaloso” y que luego no se controla si tenía razón o no en la denuncia.

En puerta

Juan Daverede, ex socio del boliche Tres Perros, aseguró que no se le dice a nadie “en la cara” que no va a entrar porque no gusta su ropa, pero admitió que es algo que “se maneja” y que “se aplica medio transformado”. También admitió que mientras hay quienes hacen largas colas para entrar, se deja pasar a “amigos de la casa”. Además, dijo que si entra una persona que no tiene “el perfil habitual del boliche”, adentro “se le presta más atención” a su comportamiento pero que “va a estar todo bien” si esa persona “disfruta de la noche”. El ex socio de Tres Perros dijo que seguramente alguien que frecuenta Cimarrón pueda entrar al Tropy Colonia, pero “el problema lo va a tener adentro”, por lo que defendió la necesidad de que el empresario actúe antes del ingreso a un local.

Guillermo Duarte, dueño de Cimarrón, dijo que existe “mucha hipocresía” al hablar del tema, porque cualquiera cuida el ambiente en su casa, y planteó la necesidad de cuidar a los jóvenes y a las personas que van todos los días a su local. Duarte dijo que a su boliche entran “travestis, negros y blancos” siempre que se adapten a la convivencia entre todos, mientras que reclamó la existencia de un marco legal para no tener problemas y que no se los denuncie por discriminación. Admitió que en otros boliches sí hay discriminación porque no dejan entrar sin motivos o les suben el precio de la entrada a algunas personas.

El abogado Alejandro Lafluf también participó en el debate y planteó que, más allá de la condición de las personas, “no debe olvidarse que son personas”. Explicó que un local puede limitar su ingreso legítimamente mediante el precio de la entrada o de las consumiciones, y que también puede agregar otras limitantes, siempre que sean válidas y que las comunique previa y públicamente.