Juan Domingo Perón, Evita y los Montoneros. Los herederos del imperio Bunge y Born. La Revolución Cubana. Mario Firmenich, Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja. Emilio Massera, Jorge Videla, Miguel Etchecolatz y Ramón Camps. Agentes del Servicio de Inteligencia del Estado por doquier. El banquero David Gravier y cuentas secretas en Suiza. Punta del Este. Rodolfo Galimberti, Carlos Menem, Jorge El Corcho Rodríguez, el padre Julio Grassi y Susana Giménez. Los ingredientes con los que contaba la periodista y politóloga argentina María O'Donnell para su último libro garantizaban un buen plato. El secuestro por parte de Montoneros de los hermanos Jorge y Juan Born en setiembre de 1974, los nueve meses de cautiverio y el pago del rescate más caro de la historia (unos 260 millones de dólares actuales) configuraban de por sí una historia atractiva, pero la autora de Born aportó al menos otros dos elementos, que redondean un trabajo impecable.

El primero, y más importante, es el mérito periodístico. Además de una exhaustiva actualización de la causa judicial, O'Donnell entrevistó largo y tendido a Jorge Born, que 40 años después decidió contar detalles de las negociaciones con los líderes montoneros y de episodios posteriores, algunos muy recientes. Las revelaciones de Born III -Jorge Born II, su padre y quien pagó el rescate, dirigía el holding más influyente de Argentina, cuyo eje era la empresa Molinos Río de la Plata- ordenan toda la investigación; el libro incluye además un capítulo con entrevistas completas (algunas se filmaron y se rastrean fácilmente en la web).

Otra virtud de Born es cómo le sigue la pista al cuantioso rescate, incluyendo su cinematográfico cobro, operaciones bancarias en Suiza, la participación del gobierno de Cuba y la confirmación de un secreto a voces: otra parte del dinero se usó en la campaña electoral que llevó al riojano Menem a la presidencia en 1989, a cambio del indulto que éste le otorgó a Firmenich.

La descripción del entramado político y empresarial que se desarrolló en la historia reciente de Argentina es sumamente ilustrativa. Apenas como ejemplos, la autora desarrolla cómo fueron los vínculos del banquero David Gravier -fundador de Papel Prensa- con organizaciones de izquierda, suma datos sobre la influencia del grupo Born en la designación de jerarcas durante la etapa menemista y detalla cómo se tejió una maniobra fraudulenta en un concurso de llamadas telefónicas en el programa de Susana Giménez, que involucró al entonces novio de la conductora, al sacerdote Julio César Grassi y a Galimberti, uno de los captores de los Born.

En la política argentina de los últimos 40 años, los cruces con religión, deporte y farándula son notorios y frecuentes; eso no es necesariamente saludable, pero sin duda brinda componentes atractivos para la construcción de relatos periodísticos, históricos o literarios. La miniserie Historia de un clan y la película El clan, por ejemplo, exploran también el papel que jugaron los secuestros extorsivos en la historia argentina reciente (por no hablar de otros nexos, como la militancia de Arquímedes Puccio en Tacuara, la agrupación derechista en la que también se iniciaron Galimberti y otros montoneros).

En el caso de O'Donnell -para más datos, sobrina del historiador Pacho O'Donnell- los elementos documentales y las herramientas periodísticas se utilizan también para retratar los costados más oscuros y miserables de la política en general y de cierta épica revolucionaria. La propia autora lo sintetiza bien cuando dice que el secuestro y la persecución del botín de los Born es una historia que se teje con hilos de traiciones. “La primera, de los Montoneros a Perón y de Perón a los Montoneros, según se lo mire. La ruptura de los jóvenes guerrilleros con el gobierno peronista, el pase a la clandestinidad durante el gobierno de Isabel Perón y el secuestro de los hermanos Born son parte de un mismo impulso”. A eso le siguió una traición más íntima: la del padre de los secuestrados, que tras meses de negociaciones aceptó pagar, violentando principios que le impedían ceder a la extorsión de un grupo de veinteañeros que lanzaba consignas revolucionarias al tiempo que pedía cuantiosas sumas de dinero.

Ese contraste que refleja el libro de O'Donnell es el más complejo (y tal vez el más doloroso para muchos). Las negociaciones secretas de Firmenich con Menem y su entorno, las aspiraciones de integrarse a la alta sociedad porteña por parte de Galimberti, y los intentos de ambos por recuperar, ya en democracia, hasta la última moneda del botín, muestran una faceta de meros delincuentes comunes. Para gente como ellos, el poder no es una entidad fáctica: el poder es la plata, que sirve para comprar autos nuevos y Rolex de lujo, y para entrar a fiestas exclusivas. Born ayuda a comprender que si bien Firmenich y Galimberti se autoproclamaron hasta el cansancio revolucionarios, en realidad deberían pasar a la historia apenas como tipos muy jodidos. Y ésa es la peor traición: la de la cúpula montonera a otros integrantes de su generación, quizá mejor intencionados.