En el ámbito de la educación pública se afirma que hubo un antes y un después de la declaración de esencialidad del Poder Ejecutivo. No sólo porque los sindicatos salieron fortalecidos y el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) debilitado, sino también porque la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) terminó ganando la pulseada por la conducción de los destinos de la educación. El pedido de renuncia al director nacional de Educación, Juan Pedro Mir (Frente Liber Seregni), por parte del presidente Tabaré Vázquez, después de que el primero dijera en una actividad de su sector que no estaban dadas las condiciones en las autoridades de la enseñanza para cambiar el ADN de la educación, detonó una catarata de cambios que dejaron al MEC sin los técnicos a los que el gobierno había confiado la reforma de la educación, por lo que la manija del sistema volvió a manos de la ANEP, si es que alguna vez la había perdido.
Después de Mir, renunció en solidaridad con él -entre otros motivos- el subsecretario del MEC, Fernando Filgueira (Partido Socialista, PS), el hombre que Vázquez eligió durante la campaña electoral como símbolo de los cambios que pretendía para la educación. Mir fue sustituido por Rosita Inés Ángelo y Filgueira, ayer, por Edith Moraes. Ambas despeñaron cargos en la ANEP y fuentes del MEC las calificaron como “del riñón” del presidente de la ANEP, Wilson Netto (Movimiento de Participación Popular, MPP).
Pero las renuncias continúan. El lunes presentó la suya el coordinador general del Área de Educación No Formal del MEC, Rudyar Pereyra, según confirmó él mismo a la diaria. Pereyra había llegado al MEC con Mir y se va con él. Fuentes del MEC informaron que “va a haber otras renuncias”.
Dentro del MEC, con la reciente designación de Moraes, los cambios de autoridades se perciben “como un triunfo de Netto”, porque todos los jerarcas “quedaron alineados con él”, manifestaron las fuentes. “Se hizo una limpieza de todos aquellos que cuestionaron algunas políticas de la ANEP y proponían otra cosa”, agregaron.
Filgueira dijo al programa No toquen nada de Océano FM, poco después de renunciar, que durante la campaña electoral Vázquez manifestó su voluntad de “avanzar en un conjunto de cambios” estructurales en materia de educación que se estaban “trabajando desde el programa del Frente Amplio (FA)”, y que “el planteo fue de que el MEC iba a tener un rol importante”.
Sin embargo, reconoció que “hay diferencias en cuanto a cuáles son las acciones centrales que habría que tomar con respecto a las formas y a las metodologías de esos cambios” y que renunció porque si bien lo que se podía hacer lo impulsó, “hay otros aspectos fundamentales que no se están abordando” y desde la subsecretaría “no se pueden hacer”.
Desde la interna del MEC se plantea que varias propuestas de Filgueira fueron “trancadas” por el presidente de la ANEP y que Netto consiguió “copar” todos los cargos “tanto técnicos como políticos”. Dos ejemplos de esta operativa son la sustitución de Andrés Peri por Moraes como representante de la ANEP en el Instituto de Evaluación Educativa, votada por unanimidad en el Consejo Directivo Central de la ANEP a propuesta de su presidente, y la designación de Fernando Ubal como representante del MEC en el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), una persona “de confianza” de Netto y que no trabaja en el MEC sino en ANEP. En el Inefop se distribuyeron fondos para programas educativos.
La principal diferencia entre Filgueira y Netto era que el primero apostaba a generar una propuesta central, mientras que el segundo “no está dispuesto a tener problema con los sindicatos” y había optado por “sumar desde algunos territorios e ir probando”, acotaron las fuentes. Por otra parte, consideraron que Filgueira, a diferencia de Netto, no es “un hombre político”, y si bien es afiliado al PS, no tuvo el respaldo de ese partido, como sí lo tiene Netto del MPP.
Lo más llamativo de la situación es que aquellos cambios estructurales que figuran en el programa del FA y que prometió Vázquez parecen haberse frenado, pero con la propia anuencia del presidente de la República y de la titular del MEC.
En los sindicatos de la educación pública reina cierta tranquilidad, ya que el proyecto de Filgueira era una “nube de incertidumbres”, según un dirigente. La apuesta de los sindicatos es a incidir en el próximo Congreso Nacional de Educación que se realizará a mediados del año que viene y poder “negociar” los cambios que se pretenden imponer desde la ANEP, básicamente en enseñanza media, como la elección de horas por dos años. Del otro lado, la designación de Moraes también apunta a tener una persona que pueda negociar algunos cambios con los actores de la educación en el mismo congreso.
Muñoz fue decisiva en las dos últimas designaciones, imponiendo su preferencia por jerarcas mujeres. Junto con el de Moraes estuvieron en danza los nombres del presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, el del psicólogo Alejandro Maiche y hasta el de la propia directora general del Consejo de Educación Secundaria, Celsa Puente. En declaraciones a Radio Carve, Moraes dijo que primaria está “bastante bien encaminada” y ahora “se está poniendo el foco en lo que tiene que ver con mejorar la calidad de los aprendizajes”, y que los mayores problemas “están en educación media”.