Había una vez un bosque muy chiquito, en donde vivían aproximadamente tres millones de animalitos. Tres millones trescientos cincuentamil según el último Censo. Datos proporcionados por el CISNE (Consejo del Instituto del Servicio Nacional de Estadística).

En este bosque los animales estaban un poco preocupados porque veían que su economía empezaba a declinar, a comprimirse, a desacelerarse, a retraerse. Más o menos como hace la selección uruguaya cuando los otros tienen la pelota.

Un día en el bosque estaban la Liebre, el Tucán, la Nutria, el León y varios animalitos más. Si su niño pregunta, dígale que ya saben que el León no vive en el bosque, vive en la selva. Le puede decir que hubo una crisis en la selva y tuvo que emigrar, y vino a recalar en nuestro bosque, que era un lugar tranquilo, hasta que el León llegó con una garra atrás y otra adelante y muy de a poquito armó un negocio, y puso su propia familia en estas tierras de trabajo, paz y prosperidad. Así fue construyendo la identidad del bosque, aunque sin perder las costumbres de su selva natal, que, mezcladas con otras costumbres de otros animales inmigrantes, forman la idiosincrasia de nuestro pequeño y hermoso bosque.

Los animales del bosque estaban preocupados por la economía. Como todos los niños saben, las economías de los bosques contemporáneos se caracterizan por ser de carácter cíclico. Eso quiere decir que su proceso evolutivo se divide en ciclos que, de forma circular, vuelven sobre sí mismos cada cierta cantidad de tiempo. Por algo el año en nuestro bosque empieza después de la vuelta ciclista.

Entonces, reitero, estaban reunidos los animales del bosque; el Tucán, el Benteveo, la Liebre, el León, la Comadreja, la Nutria, la Ardilla, y… el técnico de la selección española, que también es Del Bosque.

El Benteveo era como pobre…, pero no mucho, o sea, tenía más o menos plata, antes era pobre pero después le había ido bien, pero no tenía tanta plata. (Bueno, ta, el Benteveo significa la clase media, ¿ta?).

Nuestro Benteveo se llamaba Quique el Benteveo. También es conocido como bichofeo o bienteveo. Pero su verdadero nombre era como le decía su mamá, Pitangus Sulphuratus (casualmente, así también lo llaman en Wikipedia, que es de donde sacamos el dato).

Quique el Benteveo siempre era molestado por el Tucán, que le hacía chistes.

-Dejá, Quique, se te viene la noche con la crisis, papá, te quisiste hacer el cra y empezaste a comprar y ahora no va a haber para pagar, ¿eh? -se reía, muy malo, el Tucán, mientras revolvía el tuco y prendía una tuca (en nuestro bosque era legal).

Quique el Benteveo, a pesar de que trabaja y trabaja, sigue perteneciendo a la clase media baja.

Un día vinieron unos pajarracos estudiosos, que leían libros ampulosos, y le pronosticaron al Benteveo un futuro cercano muy espantoso.

-Benteveo, Benteveo, tu futuro vemos feo -le decían.

-Pintangus Sulphuratus, te va a cambiar el estatus -le rimaban.

-Bichofeo, bichofeo, aunque hoy te veas con grandeza, tené cuidado porque en cualquier momento te va a agarrar la señora Línea de Pobreza.

-¿La señora Línea de Pobreza? -preguntó preocupado Quique el Benteveo.

-Sí. Está subiendo y tenés que aprovechar ahora antes de que llegue.

En ese momento los pajarracos se largaron a cantar.

-Juguemos en el bosque mientras la Línea de Pobreza no está, ¿Línea de Pobreza está?

-¡Estoy subiendo la inflación! -respondió la señora Línea de Pobreza.

-Juguemos en el bosque, mientras la Línea de Pobreza no está, ¿Línea de Pobreza está? -siguieron cantando los plumíferos estudiosos.

-¡Estoy bajando el salario real!

-Me parece muy bien que les bajen el sueldo a los reyes -dijo el Benteveo.

-Callate, abombado -le dijo el Tucán, y el coro de aves continuó su canto: -Juguemos en el bosque, mientras la Línea de Pobreza no está, ¿Línea de Pobreza está?

-¡Estoy subiendo el desempleo!

Los pajarracos estudiosos dijeron en tono amable: -Benteveo, Benteveo, tu clase social a la pobreza es vulnerable.

-Ah, pará un poco, no seas malo -dijo el Tucán-. Ahora todo es vulnerable, ta de moda ser vulnerable. “Poblaciones vulnerables”, “economías vulnerables”, “todo vulnerable”, vulnerable es la defensa de Peñarol, papá,¡eso es vulnerable!

La Liebre, más rápida que ligera, comenzó su discurso:

-Acá el tema es que hay que pedirles apoyo a los organismos internacionales de crédito -dijo.

-Sí -replicó el Tucán-, pero el problema es que esos organismos no te dan plata si hay muchos animalitos arriba de la línea de pobreza. Dicen que si hay poca población abajo de la línea, es porque las cosas marchan bien y no hay necesidad de ayudar. Para ellos, el bosque está en buen o mal estado según la cantidad de animalitos que haya debajo de la línea.

-Entonces -dijo la liebre-, lo que precisamos es más bichos abajo de la línea de pobreza.

Todos miraron al Benteveo.

-No, pará, no seas malo -dijo el Benteveo-, siempre yo, siempre yo para abajo de la línea.

-No, vos solo no -dijo la Liebre-, necesitamos a varios más.

De esa manera, todos los animalitos que pertenecían a la clase media baja comenzaron a descender abajo de la línea de pobreza. -Pasando al fondo que hay lugar -gritó el Tucán, mientras les mostraba el camino. -No se preocupen -les dijo-, es sólo un par de años, mientras vengan los de los organismos y vean que están todos ahí; los mostramos un poco, nos prestan la plata y después suben de nuevo. No se olviden que esto es cíclico.

-Sí, pero todos los ciclos siempre arrancan conmigo -protestó el Benteveo. -Espero que algún ciclo arranque por otro lado, el ciclo que viene traten de repartir en sentido antihorario. ¡Siempre arrancan por acá!

En ese momento llegó el Buitre del bosque.

-¡Un Buitre! -gritó la Garza.

-Hola -dijo el Buitre-, soy Gabriel Peluffo y te vengo a pedir que te vacunes contra la gripe, nena.

-Llegaste tarde, Buitre, a mí me acaban de vacunar -protestó el Benteveo.

-Es obligatorio, Benteveo -dijo el Tucán-, hay que vacunarse.

-Ta, no me digas nada, el ciclo de la vacuna arranca por acá también -protestó el Benteveo, Benteveo-. Dale, Buitre, sacá la jeringa y arrancá conmigo, que hoy compré todos los números.

Y colorín, colorado, Quique el Benteveo, la línea de pobreza ha bajado…