A pesar de las refriegas vividas en las afueras del pabellón del Centro Gallego, en donde se desarrollaba el plenario, el 48º Congreso Ordinario del Partido Socialista (PS) votó anoche una declaración final y tres documentos políticos que previamente habían acordado las distintas tendencias, casi por unanimidad de los presentes. El ambiente se tensó después de que muchos delegados del interior decidieran retirarse en masa en rechazo al voto contrario del congreso al informe de la Secretaría del Interior. También fueron votados en forma negativa, por muy pocos votos de diferencia, otros informes de otras secretarías, como la de Finanzas o la de Comunicación, Imagen y Propaganda. Varios oradores le pasaron factura a la conducción de las secretarías por no haber llegado “al resultado electoral esperado”. Mientras que la mesa que presidió el debate se esforzaba por llevar adelante un plenario que iba quedando al borde del quórum, afuera se desarrollaba un congreso aparte con discusiones que fueron subiendo de tono, hasta explotar en un borbollón en el que no faltaron insultos y manotazos. Pero enseguida primó la cordura y el congreso pudo continuar.
Se aprobaron el documento político presentado por el secretario general, Yerú Pardiñas; un documento titulado “Transformación democrática y socialista”, presentado por 228 militantes y que fue argumentado en comisión por el ex ministro de Desarrollo Social y de Salud Pública Daniel Olesker, y un documento de la Juventud Socialista del Uruguay referido al enfoque de derechos humanos. Además, el congreso aprobó la nueva forma de elección de las autoridades partidarias. Todos los secretarios políticos, es decir, los responsables de cada secretaría del PS y los miembros del Comité Central, se elegirán en elecciones que se realizarán en marzo de 2016. El candidato más votado al Comité Central quedará automáticamente electo como secretario general partidario. El cargo de presidente del PS, que fue ocupado por última vez por Reinaldo Gargano hasta su fallecimiento, fue suprimido.
La declaración final expresa que “la trayectoria histórica del Frente Amplio [FA] y sus gobiernos es ejemplar en cuanto a solidez democrática y en la reducción de las desigualdades y mejoramiento concreto de la vida de los sectores más desposeídos”. Reiterando que el FA “constituye” el proyecto político indicado para alcanzar las transformaciones en el país, aunque se encuentre “tensionado por la tramitación de diferencias” internas, el PS respalda al tercer gobierno de esa fuerza política, encabezado por el presidente Tabaré Vázquez, para alcanzar “el desarrollo de transformaciones” en los siguientes campos: “matriz de protección social a partir de la universalización de las políticas sociales, aumento del ingreso real de los trabajadores”, “diversificación de la matriz productiva y la mejora de la competitividad”, y la “ampliación de derechos en el orden político institucional”, entre otras metas.