Si bien el gobierno realizó múltiples intentos para detenerla, finalmente, y en plena vigencia de un acuerdo de precios con empresarios, la inflación superó la “barrera psicológica” de 10%. Entre enero y noviembre los precios subieron 10,04%, mientras que en el acumulado interanual el aumento asciende a 9,46%; esto sucede porque en diciembre del año pasado -tal como en los dos años anteriores- se registró un descenso de los precios, en el que juegan los descuentos que realiza a fin de año el programa UTE Premia.

Los precios de consumo aumentaron 0,43% en noviembre, lo que hizo aumentar la inflación casi tres décimas porcentuales, de 9,15% a 9,46%, según un comunicado difundido ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El aumento de precios en igual mes del año pasado había sido de 0,15% y el acumulado en el año hasta entonces alcanzaba una proporción de 8,83%; sin embargo, en 2015 ya superó el 10%, un umbral evitado por el gobierno a toda costa.

En diálogo con la diaria, el director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, Milton Castellano, sostuvo que “desde el punto de vista del impacto, la superación del 10% es más de expectativa que de la realidad”. Para Castellano, “la barrera del 10% es psicológica y rige para empresarios y formadores de precios”, ya que los trabajadores “preferimos ver el IPC [Índice de Precios del Consumo] con una proyección más larga que mes a mes, algo que también hacemos con otros indicadores, como el empleo y la variación del tipo de cambio, porque es muy difícil analizar la problemática en cada fotografía”. Explicó, además, que este umbral no dispara una cláusula de ajuste salarial, porque para que suceda el aumento superior a 10% se tiene que dar “en el mes del ajuste de salarios”.

Canasta inflada

Dentro del IPC, el rubro que más aumentó en noviembre fue el de servicios diversos (1,06%), algo que el INE explica como consecuencia, fundamentalmente, del aumento de artículos para la higiene personal (1,97%), de productos de belleza (1,90%), de otros productos para el cuidado personal (1,57%) y de los seguros de automóviles (1,13%). En menor medida pero en una proporción importante aumentaron los precios de la división recreación y cultura, sobre todo por subas en las tarifas de la televisión por cable (1,68%), y de diarios y revistas (2,44%).

Sin embargo, el aumento de precios con mayor incidencia fue el de alimentos y bebidas no alcohólicas: los de panes y cereales subieron 0,77% por aumentos en pan flauta (0,53%), galletas saladas (1,71%) y arroz (3,51%); en los de azúcar y otros similares, se destacó la suba de los helados (4,63%); y en los de las bebidas hubo incrementos en el agua de mesa (1,55%) y refrescos (1,63%); por el contrario, los precios de legumbres y hortalizas bajaron 1,42% por descensos en zapallitos (-32,64%), tomates (-11,39%), zanahorias (-21,03%), cebollas (-28,61%) y morrones (-6,02%). Presionaron al alza los precios de la vivienda (0,54%) por aumentos en alquiler de vivienda principal (0,84%), servicios de albañilería (8,54%) y servicios de pintura (10,81%).

“Lo que preocupa es que los elementos que están presionando más al alza el IPC son los alimentos y vivienda, dos rubros tremendamente importante para los trabajadores”, consideró Castellano, que estimó que esto “reafirma la necesidad de buscar acuerdos de precios efectivos y formas de controlar los productos de la canasta”, ya que “el compromiso de precios es muy difícil de medir, porque no hay ningún instrumento para verificar si éste se mantiene”.

A fines de julio, empresarios del sector minorista, industrial, frigorífico, de las grandes superficies y de la importación acordaron mantener constantes los precios de una variedad de más de 1.400 productos hasta fines de setiembre. La inflación fue de 1,18% en agosto y de 0,69% al mes siguiente. Mientras negociaban la posibilidad de renovar el compromiso en octubre, los precios aumentaron 0,6%, y unos días antes de que se conociera este dato, a principios de noviembre, anunciaron que regiría un nuevo acuerdo, desde ese mes hasta fines de enero.

Además, Castellano dijo que el aumento de los precios minoristas genera una alerta a los trabajadores por el lado de los lineamientos de la negociación colectiva, “que necesariamente tienen que flexibilizarse de forma que los trabajadores no tengan una pérdida de poder de compra con el aumento de sus salarios”.

El PIT-CNT considera que a la economía le urge “analizar la formación de precios, porque en Uruguay esto es un misterio: mientras los commodities [precios mundiales de alimentos y demás productos considerados estándar] bajan, acá suben”. En una mirada preliminar al asunto, Castellano consideró que “lo que podría estar sucediendo es que en muchísimos artículos tenemos que los formadores de precios son monopólicos u oligopólicos”, lo que impide que los precios se guíen por las variaciones de demanda.