Para el FMI, Uruguay es “un bastión de estabilidad en una región volátil”, un “éxito” que considera que se debe en gran medida a “un amplio respaldo de la sociedad a la estabilidad social y a la inclusión”, que ha combinado un modelo de crecimiento con diversificación de mercados, y que aprovecha los recursos naturales del país.

Si bien elogia el programa fiscal puesto en marcha por el actual gobierno, del que dice que “comprende una combinación bienvenida de consolidación presupuestaria y prioridades centradas en el desarrollo de la infraestructura y el logro de objetivos sociales”, el informe advierte sobre dos puntos: que la inflación siga por encima de la meta fijada por el Banco Central del Uruguay (BCU), y el aumento de la dolarización de los depósitos. “Resituar la inflación sobre la banda y flexibilizar el tipo de cambio” protegería al país de un shock externo, aunque la misión también estima que el tipo de cambio efectivo real “sigue siendo coherente con los fundamentos económicos” del país.

La perspectiva es que la economía crezca 1,4% en 2016, y los riesgos son en su mayoría de carácter externo. El FMI estima que una desaceleración “peor de la prevista” en Argentina y Brasil podría tener un impacto “significativo”. Advierte que una desaceleración mundial afectaría las exportaciones de materias primas, que una mayor volatilidad de los precios del petróleo incidiría en los costos de importación, y que un endurecimiento de las condiciones financieras podría elevar el costo de obtener financiamiento. “La alta proporción de tenencias de deuda pública en manos de no residentes podría ser un riesgo potencial externo”, afirma el informe.

En cuanto al escenario interno, un nuevo aumento de la dolarización de depósitos podría contribuir a la presión sobre el tipo de cambio, aunque entiende que el sistema bancario está “capitalizado” y “goza de mucha liquidez”. “Las reservas del BCU siguen siendo abundantes y podrían ayudar a amortiguar los shocks externos”, dice.

El organismo multilateral entiende que la flexibilidad del tipo de cambio constituye “un instrumento importante” para responder a los efectos de contagio externos y, por ende, “debería seguir siendo el estabilizador clave”. La misión considera “positiva” la “marcada reducción de venta de divisas” del BCU en noviembre, y ante esto establece que “no sería ordenado que sigan realizándose intervenciones si las presiones de depreciación persisten”.

Combo propuesto

“Hasta que la consolidación fiscal haya echado raíces plenamente y la inflación esté cómodamente dentro del rango meta”, el FMI considera que la aplicación de políticas contracíclicas “está limitada”. El paquete de políticas macroeconómicas recomendado incluye reducir la inflación como “prioridad clave”, para lo que se necesitaría una estrategia “más eficaz e integral” que la llevada a cabo por el gobierno. La propuesta abarca una orientación “restrictiva” de la política monetaria, la “plena eliminación de la indexación y una comunicación “más clara” del BCU. Aun así, se estiman niveles superiores a la meta hasta 2018 inclusive.

También se refiere al compromiso del gobierno con la consolidación fiscal como “crucial” para estabilizar la deuda del sector público a mediano plazo, y sostiene que los esfuerzos deberían centrarse en la “mejora de eficiencia” de las empresas públicas y en “aumentar” el papel del sector privado en el desarrollo de obras de infraestructura mediante “nuevos instrumentos” de los mercados de capitales. Sobre ANCAP en particular, menciona que el restablecimiento de su solidez financiera es una “prioridad de política económica”.