El martes Macri dijo que “en el correr de esta semana” liberaría el cepo cambiario, y el miércoles lo concretó.

El control de cambio que regía en Argentina desde noviembre de 2011 quedó inhabilitado, y a partir de ayer el dólar quedó regulado totalmente por el mercado, sin ninguna intervención del Banco Central argentino. “Claramente, para nosotros es un shock negativo, porque Argentina se abarata con respecto a Uruguay” opinó el economista socio de la consultora CPA-Fererre Alfonso Capurro, puntualizando que los efectos se sentirán por dos vías: el turismo receptivo y la competitividad industrial.

La repercusión más inmediata será la llegada de turistas. La coordinadora del Grupo de Análisis Macroeconómico del Instituto de Economía (Iecon) de la Universidad de la República, Gabriela Mordecki, matizó el efecto porque el valor al que cerró ayer el tipo de cambio en Argentina “era más o menos lo que pagaba el turista” antes de la liberalización, tanto cuando conseguía el dólar blue como cuando pagaba por tarjeta (con un cambio 35% mayor al entonces oficial), por lo que consideró que el alcance sería “muy marginal”.

Por su parte, el socio director de Oikos Pablo Moya dijo que a nivel de bolsillo, el sector turismo se verá “beneficiado”, ya que los turistas, que antes estaban limitados en la compra de dólares, ahora tendrán libre acceso. Aun así, “ahora les va a costar más caro, entonces puede ser que algún turista finalmente opte por quedarse allá o elegir otro destino, pero eso se compensaría con la posibilidad de acceder a más dólares; el efecto concreto debería ser positivo” afirmó.

En la misma línea, la gerente del área de servicios económicos de PwC, Mercedes Comas, consideró que, a pesar de que se encarece la estadía en Uruguay y esto produce una “incertidumbre” para la temporada, “los argentinos son un cliente fiel de nuestro país” y eso “quizá produzca un efecto no tan malo”. “Muchos tienen casas particulares o de amigos donde hospedarse”, señaló, por lo que “seguramente se afecte el gasto más que la llegada”. Advirtió que “será difícil separar un impacto de otro”.

Industria alerta

“Si Uruguay no acompaña el ajuste cambiario, perdemos competitividad con Argentina y estaríamos un poco más perjudicados” estimó Comas.

El presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara, ya ha remarcado en diferentes oportunidades que Uruguay no seguirá las devaluaciones de sus países vecinos, sino en todo caso las de competidores de sus commodities, por ejemplo, Colombia, Chile, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia.

Para el industrial uruguayo que exporta a Argentina “no es una buena noticia” opinó Capurro, pero como vino acompañada de la quita de ciertas trabas proteccionistas, consideró que el comercio “se va a mover con más fluidez”. En este punto coincidieron tanto Mordecki como Moya.

“Hay que esperar a ver cómo la devaluación impacta en la inflación” estimó la economista, mientras que el socio de Oikos relativizó el impacto porque “le vendemos 5% del total de bienes que exportamos”.

Comas, por su parte, dijo que el ajuste del tipo de cambio “empuja la suba de precios internos, y en países con historia de hiperinflaciones hay más presiones” lo que puede jugar a favor de Uruguay.

Para el industrial que compite con la importación de Argentina desde acá, el anuncio “definitivamente no es bueno” porque le va a costar más competir con productos importados a un dólar más barato, afirmó el socio de CPA, mientras que la economista del Iecon estimó que “Argentina se va a poner más barato en dólares y los menores precios podrían afectar la competencia con los productos uruguayos acá”.

En referencia al comercio internacional no bilateral, Moya puntualizó que “no genera una gran amenaza” ya que las formas de competencia son diferentes: “En carne, por ejemplo, Uruguay se especializa en agregar valor, mientras que Argentina lo hace en volumen” consideró.

Buscando el equilibrio

El dólar cerró ayer en las pizarras argentinas a un valor de 13,5 pesos de venta y 14,5 de compra. “Se esperaba que la plaza financiera porteña hubiera dado un salto por arriba de lo que se dio”, indicó Moya, quien estimó que la precaución de alguna forma responde a la “confianza” en el nuevo gobierno: “la comunicación fue muy buena; las promesas electorales las están cumpliendo y eso se materializa en la confianza, en que la gente no salió como manada a comprar dólares” afirmó.

Hablar de un valor de equilibrio en el mercado cambiario argentino todavía es anticipado; recién pasaron unas horas desde la liberalización, y además se estima que el anuncio de otras medidas sobre el comercio también podría repercutir en la cotización. “Hay que esperar a ver cómo van instrumentando la normalización del comercio en general y cómo la economía argentina se va ajustando a este cambio”, estimó Mordecki.

En cuanto a la cotización local, tampoco se vio mayormente alterada ayer, a pesar de haber recibido sobre el final de la jornada del miércoles dos shocks externos más: la quita del grado inversor a Brasil por parte de la agencia calificadora de riesgo Fitch y el aumento de 0,25% en las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Moya opinó que es “inevitable” que el dólar continúe con una tendencia ascendente.

Por su parte, Mordecki advirtió que al combo de shocks “seguramente se le sume la suba de otras tasas de interés internacional”, y eso generará “menores posibilidades de acceso al crédito para negocios” y a su vez “menos ingresos de capitales” al país. En tanto, Comas recordó que “la prioridad de las autoridades sigue siendo la inflación y el BCU seguirá actuando para moderar el impacto sobre el ajuste de precios”.