El Mercosur de la hegemonía progresista en la región fue un Mercosur de discursos coincidentes en el plano social y político, pero de dificultades para arribar a consensos en materia comercial y de inserción externa del bloque. Ayer, durante la cumbre de presidentes del Mercosur, que se realizó en Asunción, sucedió en cierta medida lo contrario: hubo polémicas fuertes a nivel público, pero, en materia comercial, los cuatro países signatarios del Tratado de Asunción se pusieron de acuerdo en una declaración sobre relacionamiento externo que resalta la conveniencia de que el Mercosur “incremente aun más su inserción en los flujos mundiales de comercio, por medio de acuerdos ambiciosos, amplios y equilibrados con países o bloques dentro del mundo”, como forma de contribuir al crecimiento económico y la competitividad de los países de la región. La declaración aboga por llegar a buen puerto en las negociaciones para la firma de un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea (UE) y por “intensificar los contactos y las tratativas en curso con vistas a la negociación de nuevos acuerdos comerciales y el fortalecimiento de los ya existentes”. Venezuela no firmó esta declaración porque se “autoexcluyó” de la negociación con la UE, aclarando que no pondría obstáculos, explicó Nin, quien por otra parte acotó que ese país todavía está “muy lejos de incorporar todas las resoluciones que tiene el Mercosur” y “tiene una visión distinta” sobre el tema objeto de la declaración.

Una buena

Nin Novoa resaltó la decisión adoptada por la 10° conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio que se realizó la semana pasada en Nairobi, y que dispuso la eliminación gradual de los subsidios directos a las exportaciones agrícolas. “Es un gran avance, por el que los países productores de alimentos como Uruguay estuvieron batallando durante muchísimos años”, destacó. En la declaración final de los presidentes del Mercosur, se expresa disposición a “trabajar para que las iniciativas comerciales internacionales se desarrollen de conformidad con el sistema multilateral de comercio, preservando el principio de trato especial y diferenciado”.

En este nuevo escenario, Uruguay asumió ayer la presidencia protémpore del bloque con señales amistosas hacia Argentina -“estimado amigo”, le llamó el presidente Tabaré Vázquez a su par Mauricio Macri-, pero también con claras muestras de respaldo al gobierno brasileño de Dilma Rousseff, mandataria a la que Vázquez se dirigió con un sentido y poco protocolar “compañera”. Vázquez destacó la “lealtad institucional” de Rousseff, su “responsabilidad política” y la “integridad personal con que gobierna las complejidades inherentes a su investidura”. “Estamos junto a usted, compañera”, aseguró el presidente uruguayo.

Vázquez sostuvo que las prioridades de la presidencia protémpore uruguaya estarán en la agenda comercial y la agenda externa. Y para fundamentarlo utilizó cifras: en el período 2013-2015, sólo 11% de las normas aprobadas por el Consejo Mercado Común (CMC) del bloque correspondió al área económica y comercial; y sólo 15% de las resoluciones del CMC refieren a la vinculación del Mercosur con otros sistemas de integración y a su inserción en el mundo. “Para el relacionamiento externo, el Mercosur aún no ha llegado al siglo XXI”, advirtió Vázquez. Dijo que el bloque está “dispuesto y listo para intercambiar a la brevedad” listas de ofertas con la UE.

Además, aseguró que quiere que el Mercosur se aproxime a la Alianza del Pacífico -una de las resoluciones de la cumbre fue la realización de una reunión de cancilleres de ambos bloques en el primer semestre de 2016-. Nin dijo a la diaria que la apuesta debería ser por un proceso de “convergencia” entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur, y destacó que se está cerca de ello gracias a los Acuerdos de Complementación Económica que se tiene con Colombia, Chile, Perú y México.

Vázquez afirmó durante la cumbre que los aspectos comerciales y económicos son “la razón de ser del Mercosur” y sobre ellos es necesario avanzar, aunque puntualizó que “eso no significa desconocer otras áreas que hacen a la integración, y respecto de las cuales también comprometemos esfuerzos”. Vázquez dijo que el Mercosur debe “sincerarse”, que está “fatigado” y que hay que buscar las causas de dicha fatiga. “Sé que el uso de esta expresión, 'sincerarnos', puede resultar antipático, pero más antipático y nocivo para el Mercosur sería hacernos los distraídos o conformarnos con una retórica vacía”, aseguró el presidente uruguayo.