Ayer, en sesión extraordinaria, la Cámara de Diputados aprobó una ley que extiende la ciudadanía natural uruguaya a los nietos de uruguayos que hayan nacido en el extranjero. El texto contó con los votos del Frente Amplio (FA), de Eduardo Rubio (Unidad Popular) y del representante blanco Pablo Iturralde, y generó críticas entre gran parte de la oposición, que la considera incompatible con los artículos 73 y 74 de la Constitución, que disponen que “los hombres y mujeres nacidos en cualquier punto del territorio de la República” son ciudadanos naturales, al igual que los hijos de padres uruguayos nacidos en el exterior que hagan el trámite de inscribirse en el Registro Cívico y que cumplan con tres ítems: la permanencia en el país por al menos tres meses, “el arrendamiento, la promesa de adquirir o la adquisición de una finca para habitar en ella”, instalar un comercio o ser empleado. La normativa nueva incluye también a los hijos de hijos y exige sólo uno de esos requisitos. La exposición de motivos del proyecto de ley, cuando entró al Senado por iniciativa de 14 legisladores frenteamplistas, proponía hacer más fácil un trámite “engorroso”.

Para la diputada del Partido Nacional Graciela Bianchi, la norma tiene un fin electoral, que en combinación con una ley de voto epistolar permitiría que los nietos de uruguayos voten desde su país de residencia. “Vivir en Uruguay para decidir”, sentenció Bianchi desde su cuenta de Twitter. Pablo Abdala, también diputado blanco, dijo que “hay una clara intencionalidad política”, y que el FA busca “ampliar el padrón electoral”. Para el colorado Ope Pasquet era necesaria una mayoría especial, ya que la norma modifica el sistema electoral.