En los últimos 15 años el país pasó de atravesar “una de las mayores crisis económicas de su historia a registrar una década de crecimiento ininterrumpido, con tasas que superaron ampliamente la media histórica”, en la que los factores externos “sin duda” contribuyeron a explicar tanto una como otra situación. Sin embargo, recién se verá en los años venideros si los cambios generados por las políticas económicas posteriores a la crisis de 2002 y las reformas implementadas a partir de 2005 lograron consolidar o no “una economía menos vulnerable y con mayores niveles de desarrollo e inclusión”. Ése es el planteamiento sintético del libro presentado ayer en la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración Crisis, recuperación y auge: 15 años de política económica en Uruguay (2000-2014), coordinado por Gabriela Mordecki.
Luis Bértola, profesor del Programa de historia económica y social de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS), apuntó que en el título “está faltando una palabrita más: ‘incertidumbre’, por no saber a dónde vamos”. Entre otras reflexiones aseguró que es tan difícil adjudicar el bienestar y auge económico a las políticas institucionales como a la coyuntura internacional, cuestión que no se responde en el libro. Por otro lado, el politólogo Daniel Buquet, del Instituto de Ciencias Políticas de la FCS, aseguró que el libro muestra que “efectivamente” la política económica depende de quien gobierne. Significa “que la política sigue existiendo” y que “no vamos a votar por pasatiempo sino para tomar decisiones importantes”. El economista Gabriel Oddone destacó, entre otras cosas, que se deja en evidencia que las empresas públicas no siguen “fines propios sino que son un brazo ejecutor de las políticas de gobierno”.
El libro consta de cuatro etapas de análisis: 2000-2002: la crisis, 2003-2004: salida de la crisis, 2005-2009: crecimiento, y 2010-2014: continuidad del crecimiento. Reconoce que fue posible salir por un “adecuado manejo de la deuda que evitó que Uruguay entrara en cesación de pagos”. Por otro lado, destaca que en 2003 el contexto regional e internacional se revirtió y favoreció al país, cuestión que contribuyó a poner fin a la recesión. Después, entre 2003 y 2014 la economía transitó por un “ciclo expansivo”, que se vio “sólo parcialmente enlentecido” en 2008 y 2009, cuando se contrajo la actividad económica mundial. Se asegura que el “manejo prudente del gasto, las medidas adoptadas para la reestructuración de la deuda, el crecimiento de la economía por encima de los niveles previstos y una mayor eficiencia de los organismos recaudadores” hicieron posible mantener el déficit fiscal por debajo de 2% a lo largo de 2004-2011. A pesar del crecimiento, “la capacidad de maniobra” se redujo por la “profundización” de las reformas estructurales (en salud, equidad y seguridad social), lo que significó “un aumento de los gastos ‘permanentes’ del sector público”. A eso se le añade el “peor resultado” de las empresas públicas, principalmente por el aumento de sus inversiones.