El Centro Agustín Ferreiro (CAF) se ubica en la zona rural de Canelones, en el kilómetro 40 de la ruta 7; con su nombre recuerda al pedagogo uruguayo y promotor de las escuelas granja. Maestros rurales de todo el país toman allí cursos en régimen de internado; el lugar tiene capacidad para hospedar a 80 personas. Hasta ahora dependía del Departamento de Educación para el Medio Rural (DER) del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) pero el 1º de diciembre el consejo resolvió sacarlo de esa órbita y adscribirlo al Instituto de Formación en Servicio (IFS), creado en 2014 para apoyar las prácticas de enseñanza de maestros.

“La educación rural uruguaya vive sus horas más críticas. Salvo el nefasto paréntesis de la dictadura, se trata del momento más difícil de su historia en las últimas décadas”, comienza diciendo una carta firmada por “Maestros rurales en defensa de la escuela rural uruguaya”, y desde el título se señala “indignación y dolor”. “De esta manera el CAF pierde la inscripción institucional relacionada con la educación rural que desde su creación en la década del 50 siempre tuvo. Inscripción que sólo le fuera quitada durante algunos años en la dictadura para ser recuperada luego por los maestros rurales en la reapertura democrática en 1985”, expresa.

La misiva fue entregada ayer a las autoridades del CEIP por parte de los representantes de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), en medio de una larga reunión en la que éste fue el tema más discutido. Pero en paralelo, la carta sigue girando y reuniendo la adhesión de educadores uruguayos y extranjeros, a partir de los diversos vínculos que ha cosechado en estos últimos años el CAF, que además de cursos de formación y perfeccionamiento de maestros rurales, organiza encuentros departamentales, coloquios, seminarios internacionales, actividades de extensión de la Universidad de la República, una tecnicatura en Producción Agropecuaria Familiar con UTU, y un fluido intercambio con la Red de Mujeres Rurales, la Red Nacional de Semillas Criollas y Nativas y la Comisión Nacional de Fomento Rural.

El CEIP argumenta en la resolución que el IFS promueve la formación permanente de 4.000 maestros de todas las áreas y regiones, y que el consejo reafirmó en febrero de 2015 “que existe un único marco curricular y didáctico a impulsar tanto en las escuelas urbanas como rurales”. Menciona que se busca consolidar el IFS e incorporar a él todas las actividades de formación (ha solicitado el reconocimiento de los cursos al Consejo de Formación en Educación) y que la integración del programa de las escuelas rurales y urbanas “favorece el intercambio de experiencias, recursos y capacidades disponibles en las distintas áreas, especialidades, medios y regiones como forma de fortalecer una pedagogía nacional a partir de la reflexión de sus docentes”. El texto habla de “jerarquizar y socializar el acumulado histórico-pedagógico del CAF, preservando sus cometidos específicos, compartiendo sus recursos y la riqueza de sus experiencias en el conjunto de actividades del IFS”.

De ahora en más, “los eventos tradicionales del CAF” deben contar con el apoyo del IFS, y también con su aval. Según la resolución, el DER mantendrá las competencias relacionadas con el desarrollo de actividades específicas en el CAF y la planificación de formaciones dirigidas a docentes del área rural, pero siempre en acuerdo y en coordinación con el IFS.

Sin saber

La carta indica que la disposición del CEIP es “de carácter autoritario e inconsulto” y que fue tomada “de espaldas y sin requerir opinión técnica” de la FUM, de la Asamblea Técnico Docente, del DER ni de la Inspección Técnica, máxima autoridad técnica de Primaria, y que todos esos órganos tuvieron conocimiento de la resolución una vez que estaba publicada. El texto detalla que en los últimos años el CAF apuntó “a una alta especialización académica sobre la especificidad pedagógica y rural”.

“La primera señal de alarma y preocupación para los maestros rurales ocurrió a principios de junio cuando el consejero maestro Héctor Florit anunció por primera vez que el CAF pasaría al IFS”, rememora la carta. Sin embargo, a partir de una reunión que mantuvieron el 9 de junio el director del DER, Limber Santos, y Florit, el consejero “se comprometió a que esto no sucedería” y se acordó que el CAF seguiría en la órbita del DER y que coordinaría con el IFS los cursos de formación permanente de maestros rurales. La carta afirma que ese compromiso fue “ratificado en presencia y a petición del presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública”, Wilson Netto.

Según los maestros rurales, “la segunda señal de alarma” apareció cuando se supo que para el llamado a ocupar el cargo de dirección del CAF, el CEIP estaba manejando el requisito de que quien concursara fuera inspector, puesto al que no acceden los directores rurales, urbanos, ni ningún integrante del DER, lo que “supondría transitar por el camino de desvinculación paulatina de la institución respecto a lo rural y la educación rural”, afirman. Por ese punto, específicamente, fue que la FUM se reunió con las autoridades del CEIP el lunes 30 de noviembre, para plantear su desacuerdo; al día siguiente, el CEIP firmó la resolución.

La carta de los maestros concluye en tres reivindicaciones: que el CAF continúe en la órbita del DER; que en los cursos de formación permanente el DER realice “estrechas coordinaciones” con el IFS; y que el llamado a la dirección del CAF “se realice sobre bases abiertas que posibiliten su acceso a los directores con experiencia en escuela rural”.

Al terminar la reunión de ayer Elbia Pereira, dirigente de la FUM, afirmó en diálogo con la diaria que los consejeros aseguraron que mantendrían la decisión. El viernes se reunirá el Secretariado Ejecutivo de la FUM para resolver los pasos a seguir: “El apoyo es total a los maestros rurales en todo el país, a la función del DER, a los compañeros que han llevado a una política de ruralidad”.