El Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), dependiente del Ministerio del Interior (MI), presentó ayer su balance anual. El director del INR, Luis Mendoza, señaló que a pesar de que en este período se cumplió con la primera meta trazada (quitar las cárceles de la órbita de las jefaturas de Policía), sigue estando en el debe la creación de un sistema carcelario descentralizado y la correspondiente creación de la Ley Orgánica del INR. Ésta deberá tener como uno de sus ejes la ética del personal penitenciario: incorruptible.

Por otro lado, tanto Mendoza como el titular del MI, Eduardo Bonomi, aprovecharon la oportunidad y dejaron claro que a pesar de las críticas del comisionado parlamentario, academia y organizaciones de la sociedad civil, el traslado de la Unidad Nº 9, El Molino, es un hecho. Mendoza afirmó que es necesario generar un debate social para “colaborar con un interés superior, que son los niños”. Bonomi apuntó que algunas mujeres presas “se embarazan para tener la ventaja que tienen las madres presas. Hay que pensar en cómo crecen los niños”.

Actualmente hay 62 niños y diez mujeres embarazadas en el sistema penitenciario de Montevideo, y ocho niños en el interior. El Molino, donde 15 niños se están criando con sus madres presas, “es una porquería”, aseguró Bonomi. “Tiene la estructura pensada para un hotel de alta rotatividad [...] no tiene un lugar para el estudio y el trabajo, un patio”, explicó. En ese sentido agregó que la “humedad estructural” del lugar obliga a internar a los niños en hospitales para que no se enfermen en invierno. Asegura que el traslado implica una mejora. Mendoza comparte esta idea y agregó que “el lenguaje carcelario” y “la violencia se naturaliza en los hijos”.

En la vereda de enfrente está el comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Juan Manuel Petit, quien aseguró que el cambio es contraproducente, ya que la experiencia de El Molino es positiva. Entiende que es imprescindible que el Estado dé respuesta a esa población carcelaria, que es muy minoritaria, para que los niños no tengan que romper el vínculo con su madre, y se cuide y construya “el apego”. “Si queremos que no haya delitos, cuidemos a los recién nacidos”, aseguró.

Lo protocolar

La ceremonia comenzó con la lectura de un mensaje del presidente de la República, Tabaré Vázquez, en conmemoración del quinto aniversario de creación del INR; también aprovechó para desear felices fiestas. Después, las autoridades ministeriales y del INR entregaron premios a los funcionarios y operadores penitenciarios. Luego se pronunciaron los discursos.

Mendoza aseguró que próximamente se elaborarán protocolos para definir y acatar los procesos de traslado de las personas privadas de libertad, una “reconfiguración territorial de las unidades para agrupar según las normativas de seguridad”. A su vez indicó que se buscará que los presos produzcan para autoabastecerse, para generar un “sentido de pertenencia y que sepan qué es ganarse el pan”. En ese sentido aseguró que se está “cambiando la mentalidad” de los presos, que gracias al trabajo “ahora construyen cárcel”, y que lo mismo se está intentando hacer con las mujeres. La idea es crear un polo industrial femenino para sacarlas de la órbita del trabajo doméstico y capacitarlas en oficios, para que cuando recuperen su libertad puedan desempeñarse en el ámbito laboral. Por otro lado anunció que la “rehabilitación” ahora también pasará por el tratamiento de las adicciones, ya que considera que “muchos jóvenes cayeron en la delincuencia por la maldita droga, y encerrados no se soluciona su adicción”, porque “en la cárcel consiguen drogas”. También anunció que habrá “programas” específicos para quienes están presos por violencia doméstica o abuso sexual.

Bonomi reconoció que dentro del INR “hay quienes creen más y quienes creen menos en la rehabilitación”, cuestión que “generalmente está unida al tipo de instituto” donde trabajan. En ese sentido agregó que la política de rehabilitación debe estar basada en el trabajo y el estudio.