La brigada se llama Andresito Artigas y en marzo visitará, por tercera vez y durante diez días, un asentamiento del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil. La iniciativa, que apunta a conocer de primera mano la experiencia de esta poderosa organización norteña, es organizada por el grupo frenteamplista Frente en Movimiento (M764). Este grupo se conformó en junio de 2014 a instancias de ex militantes de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (CAP-L), entre ellos la ex consejera del Codicen Nora Castro, los jerarcas comunales Federico Lezama y Graciela Garín y el director general del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Pablo Álvarez.

Según explicó a la diaria Camilo Álvarez, otro referente del M764 -que se formó como educador popular en la Multiversidad Franciscana-, él comenzó a tomar contacto con distintas áreas del MST en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, en el año 2000, tanto en la faz política como educativa. “La educación popular, y su impronta freiriana, es una línea de fuerza en el MST. Y durante un campamento que compartí con ellos el año pasado surgió la posibilidad de enviar a algunos compañeros y compañeras del M764 a sus asentamientos, no para anotar recetas sino para apreciar e incorporar prácticas”, comentó.

Los huéspedes uruguayos colaborarán con los anfitriones en tareas agrícolas e industriales -como envasado de productos-, y apreciarán resultados de la abolición de transgénicos y plaguicidas químicos en la producción, agregó. Una ley impulsada por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva establece que 30% de la producción agrícola que el Estado compre debe provenir de productores familiares, lo que da al MST la posibilidad de planificar su trabajo. “En diciembre de 2014 Uruguay votó una ley similar, que prescribe el mismo porcentaje para las compras que realiza el Estado a productores familiares y pescadores artesanales”, comparó Álvarez. “La tarea de levantarse a las seis de la mañana para ordeñar o carpir integra el camino hacia la sociedad que anhelamos”, puntualizó el representante del M764. Según dijo, conectar de primera mano con estas realidades contribuye no sólo a la formación de la militancia juvenil, sino a la discusión programática que tiene pendiente el Frente Amplio (FA).

Además de fortalecer los lazos con una de las organizaciones más vitales de América Latina, la experiencia de estas brigadas servirá para trasladar al Uruguay debates ambientales que serán claves en el futuro. “El FA no debería olvidarse, por gobernar, de que sigue siendo una fuerza política y que le conviene dedicar tiempo a construir y afianzar sus bases, y a ensanchar alianzas en la casa grande de la sociedad. Sólo gobernar no basta para acercarnos al proyecto político para el que pedimos votos”, reflexionó Álvarez.

El M764 inició en diciembre un congreso que durará un año y apunta a debatir estos temas con referentes de todo el espectro político y social. “Discutir en función de ideas ajenas, no de las propias, que ya conocemos”, precisó Álvarez. El principal planteo político del sector gira en torno al concepto del “buen vivir”, acuñado por comunidades indígenas bolivianas y ecuatorianas y releído, en clave uruguaya, como una recuperación inteligente y sustentable del vínculo con la naturaleza. “Nuestro destino depende de la capacidad que tengamos de revertir el actual modelo depredador y destructor de recursos naturales”, destacó Álvarez.

Todas estas experiencias, según dijo, constituyen un “aula” poderosa, añade, para los enviados del M764 . “Ni en dos años de estudios teóricos nuestros compañeros accederían a esta bocanada de oxígeno formativo”, concluyó Álvarez.