Si bien se le puede achacar qué tanto hizo durante su gestión en materia de educación, la educación técnica fue una de las grandes banderas de José Mujica como presidente de la República. Ese impulso se plasmó en la creación de la Universidad Tecnológica (Utec). Pero el presidente tuvo también sus fracasos, como no poder dar mayor autonomía a la Universidad del Trabajo (UTU) porque su proyecto naufragó en el Parlamento; “No me lo llevaba ni Asamblea Uruguay ni el Partido Socialista ni Jorge Brovetto”, confesó a Búsqueda, en una entrevista publicada ayer.

En diálogo con la diaria, Wilson Netto, quien inició el quinquenio como director de la UTU y lo finalizó como presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), evaluó que Mujica “observó que ése era un camino para poder integrar a la globalidad de nuestros jóvenes a la sociedad” y a la vez “acelerar el proceso de ruptura de un modelo educativo selectivo y extremadamente competitivo”.

Además, consideró que el mandatario pudo ver lo que este tipo de enfoque desarrolla en la autoestima de los jóvenes y la responsabilidad que asumen “cuando se sienten en condiciones de abordar situaciones reales, y cómo todo ese conocimiento permite desarrollar una serie de habilidades y estrategias” que también permiten encontrar un “equilibrio de educación y trabajo”. Netto añadió que “son muchos los jóvenes que hoy se están acercando al mundo del trabajo”.

Para el jerarca de la ANEP, otro factor de éxito de la educación técnica son las posibilidades de acceder a trabajo calificado y generar buenos ingresos en el corto plazo. “Pensar que un chiquilín de La Teja o el Cerro termina un curso de tres años de segundo ciclo, dos años de tecnicatura y su salario básico son 3.000 dólares, para una familia en que tal vez el ingreso total había sido de 1.000 dólares, impacta y genera movilidad social”, agregó. Eso explica en parte el crecimiento de la matrícula de UTU, que en 2005 abarcaba a uno cada seis estudiantes y en 2014 pasó a ser de uno cada tres.

Según Netto, la sociedad uruguaya se estructuró bajo un sistema “selectivo”, “de escasas oportunidades y en el que aquellos con mayor potencial económico y cultural tenían acceso a los lugares de dirección y coordinación”. Para el jerarca, la educación tecnológica “revoluciona” esa concepción porque permite que avancen jóvenes cuyas familias no han accedido a estudios universitarios. “Cuando es selectivo y competitivo, el sistema educativo genera unas reglas que actúan como un filtro para que ciertos sectores de la sociedad continúen en el tránsito educativo y otros asuman tareas de menor responsabilidad, y también de menor ingreso”, concluyó.

Además, consideró que cada individuo, lo exprese o no, se enmarca en uno de los modelos: “o es selectivo y competitivo o es promotor de igualdad de oportunidades y propone ámbitos colaborativos”. Para Netto, “esa tal vez es la discusión más profunda que hoy tenemos para que mejore la educación”. De todas formas, no considera que Secundaria y UTU deban competir sino que son “distintos caminos” para acceder a la formación. En el caso de la Utec, Netto sostiene que no se basa en una concepción académica que diga “si no tuviste esta materia y la otra no podés acceder a lo otro”, por el contrario, funciona como “trampolín” de acreditación o reconocimiento de saberes y a partir de ahí genera formación terciaria.