En estos últimos días se produjeron dos polémicas con Argentina a raíz de declaraciones de políticos uruguayos. A comienzos de esta semana el presidente José Mujica dijo en una entrevista con un periódico argentino que Argentina “no acompaña un carajo” el proceso de integración de la región. Ayer, mientras tanto, el ex presidente Jorge Batlle fue entrevistado por una radio de la vecina orilla y aseguró que Cristina Fernández “tiene una mentalidad exótica. Se levanta por la mañana y dice ‘a ver con quién me voy a pelear hoy’”. Pero ayer publicó una columna en Facebook en la que aclaró que esa frase “en realidad es un elogio, porque las personas exóticas que dicen disparates somos las que le damos significado a este mundo”. En ambos casos, funcionarios del gobierno argentino se quejaron por los agravios.

A estos incidentes se suma el hecho de que la presidenta argentina Cristina Fernández no vendrá al acto de asunción de Tabaré Vázquez, y en su lugar asistirá el vicepresidente Amado Boudou. Fuentes de la cancillería argentina aseguraron que la mandataria tenía “muchas ganas de venir”, ya que “durante los próximos cinco años, mientras Tabaré esté en el gobierno, no va a pisar Uruguay”. De todas maneras, finalmente decidió no asistir.

Pero otras fuentes del gobierno argentino aseguraron que el verdadero motivo por el cual Fernández no vendrá es porque teme que Vázquez aproveche la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, para lanzar un “ataque sorpresa” contra su país. Desde el Ejército argentino confirmaron a partir del 1º de marzo que su país estará en un estado de “alerta naranja permanente”, porque se da por descontado que “más tarde o más temprano Uruguay nos va a atacar”.

También existe la sospecha de que detrás del “golpe blando” que se está orquestando desde la muerte del fiscal Alberto Nisman podría haber “agentes de los servicios secretos uruguayos que están preparando el terreno para una invasión”.