Ramiro Zeballos nació en Cerro Chato y es periodista. Conduce un programa de la radio Sinfonía, una FM que cubre la zona de Cerro Largo, Treinta y Tres, Florida, Lavalleja y una parte de Tacuarembó. El sábado por la mañana, cuando salía de un supermercado en Cerro Chato, se le acercó el secretario de la Junta Local por el departamento de Treinta y Tres (la localidad se encuentra en la triple frontera de Treinta y Tres, Durazno y Florida), Elías Fuentes, un caudillo del Partido Nacional, y tras una breve conversación lo amenazó con un arma de fuego que tenía en su bolsillo. Según la denuncia policial que presentó el mismo sábado, Fuentes lo llamó para hablar “por asuntos relacionados con mi actividad periodística y en el momento en que se acercó a mí me sujetó con una mano sobre el hombro y con la otra mano puso el arma que tenía en su bolsillo apuntándome directamente”. Apenas pudo, Zeballos se fue “disparando”, contó a la diaria. “Me puse atrás de una camioneta, vino gente y me fui”.

El abogado del periodista, Carlos Tarrech, aseguró que la denuncia ya fue elevada al Juzgado Letrado de Treinta y Tres y que se busca que la Justicia “investigue”. “Este no es un tema personal, obedece a su calidad de periodista, por eso la gravedad de la denuncia”, reflexionó el abogado, que afirmó que Fuentes, por el cargo público que ocupa, “no puede estar amedrentando a un periodista por el hecho de opinar sobre su gestión”. Señaló que aunque en un pueblo chico “la gente trata de no involucrarse”, presentarán testigos de los hechos.

La del sábado no sería la primera vez que el dirigente nacionalista, que respalda a Alianza Nacional pero es, ante todo, anti herrerista, resuelve una discusión con armas. Según él mismo reconoció en 2009 al diario La República, en 1998 le disparó dos tiros a las piernas al entonces edil colorado Heber Motta, porque se había manifestado en contra de nombrar a una calle de Cerro Chato en homenaje a su padre, Manuel Perico Fuentes, jugador de Nacional. El hecho derivó en el procesamiento sin prisión del hoy secretario de la Junta Local. Según dijo Fuentes, el episodio fue “lamentable”. Argumentó que cuando hay “ciertas cosas que duelen” primero busca “explicar, y después sí, si siguen, soy vehemente”.

Eduardo Lima, dirigente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) y responsable de Prensa en el interior, aseguró que APU “lamenta y repudia” este tipo de hechos “que van absolutamente contra todo lo racional en un sistema democrático”. “La libertad de expresión es uno de los puntales que tenemos que seguir defendiendo y hay gente que no lo entiende todavía”, opinó, y resaltó que un funcionario público debe comprender que su gestión “está a la vista. No se encuentra ninguna razón a este exabrupto violento”. Lima añadió que no recuerda casos “con esta magnitud de violencia”, pero señala que en localidades pequeñas “la presión que dirigentes políticos o gobernantes pueden ejercer” a los periodistas se traduce, por ejemplo, en la publicidad que luego reciben los medios, lo que deriva muchas veces en la autocensura.