En su anterior obra, Sirenas, también publicada en Turner, el profesor García Gual había mostrado la misma capacidad didáctica y erudición que en este trabajo, que se presenta como una historia mínima (“Historias mínimas” es el nombre de la colección) de la mitología. No es, como podría pensarse, una historia general de las mitologías de diversas culturas, sino que básicamente se centra en la mitología griega. El autor fundamenta esta decisión con la opinión de dos catedráticos como F Monneyron y J Thomas que señalan que “el paradigma grécorromano resulta particularmente rico y completo para una modelización epistemológica”. Más allá de lo discutible que pueda resultar una afirmación tan categórica (el propio autor así lo reconoce), es saludable que este veterano helenista se ocupe del tema que más conoce y nos transmita la pasión que siente por él.

Sin desconocer los diferentes significados que las palabras “mito” y “mitología” tienen en la sociedad contemporánea, el autor aclara que su libro se refiere primero a la mitología como repertorio de mitos, y segundo, a las teorías sobre el sentido y significado de los mitos. “Mito”, según su propia definición, es “un relato tradicional que evoca la actuación memorable y paradigmática de unos personajes excepcionales (dioses y héroes) en un tiempo prestigioso y lejano”.

Muertos de frío

El mito sirve para explicar los orígenes y las costumbres, y para que el hombre no se sienta desamparado frente a lo desconocido y a todo aquello que supera sus capacidades.

G Dumézil, citado por García Gual, señalaba: “El país que no tenga leyendas, dice el poeta, está condenado a morir de frío. Es muy posible. Pero el pueblo que no tenga mitos está ya muerto.” Sin embargo, como explica el autor de esta entretenida historia mínima, los hombres no siempre tuvieron la misma actitud frente al mito. Los primitivos griegos creían en los mitos como en la religión, pero a finales del siglo VI a. de C., el avance de la filosofía opuso la razón frente a las antiguas creencias. La tradición filosófica (preludio de la tradición científica europea), incentivada por la convivencia cívica, los intercambios culturales y el uso cada vez más extendido del alfabeto griego, impulsaron un nuevo y decisivo punto de vista. Frente al mythos, entendido ahora como un relato fabuloso tradicional, se opone entonces el logos, que se refiere a la palabra razonada. Platón, en su República, pensaba que en la ciudad ideal los poetas (que contaban los mitos) debían ser expulsados por difundir relatos mentirosos e indecentes. Sin embargo, los mitos estaban tan arraigados en la mente de los griegos que el mismo Platón se valió ellos para propagar su doctrina; valga como ejemplo el célebre mito de la caverna.

Aunque muchos han querido describir el progreso de la civilización griega con la famosa frase “del mito al logo”, es discutible, como señala García Gual, que este último haya tenido una victoria definitiva sobre el primero.

Ir a las fuentes

Uno puede ir a cualquier librería de Uruguay y conseguir sin mucho esfuerzo un libro de mitología griega como para orientarse respecto de los orígenes y características de los dioses y los héroes. Pero lo que hace especial al libro de este helenista español es que proporciona las fuentes. Una cosa es, por ejemplo, Edipo contado por Sófocles y otra contado por Eurípides, pero aun antes que ellos, está claro que el mito procede de algún lado. Las fuentes principales y más arcaicas de la mitología griega que se fijaron por escrito (de acuerdo a lo que se ha conservado) serían entonces la Ilíada y la Odisea de Homero, La Teogonía y Los trabajos y los días de Hesíodo, y los Himnos Homéricos (antiguamente atribuidos a Homero). Así lo reconocía el historiador Heródoto al afirmar que Homero y Hesíodo “crearon poéticamente una teogonía para los griegos, dando a los dioses sus epítetos habituales, distribuyendo sus honores y sus competencias y perfilando sus figuras”.

Una de las características más interesantes de los mitos griegos es que, sobre una base argumental más o menos establecida por la tradición, admiten un montón de variantes, fruto de las distintas épocas y del talento de los artistas.

Carlos García Gual no solo analiza las metamorfosis que los mitos tienen en la tradición griega y romana sino que también se proyecta hasta nuestros días, utilizando una bibliografía que incluye a los clásicos (ensayos y obras de ficción) pero que no desdeña el material recientemente editado.

Casos de familia

Esta Historia mínima de la mitología tiene todo para interesar tanto a aficionados como a expertos. Naturalmente se ocupa en abundantes páginas de la genealogía de los dioses y héroes griegos, en un repaso que da cuenta de los principales mitos, las emblemáticas familias y las aventuras que han cautivado la imaginación de los hombres. Pero además de toda esa parafernalia, que todo libro de mitología que se precie debe tener, también brinda un panorama muy interesante del tratamiento que los mitos han tenido a lo largo de la historia. En este ítem se explica la perspectiva de los simbolistas, los funcionalistas y los estructuralistas, y el papel de autores como Frazer, Eliade o Malinowski, entre otros. Sin dudas, es un excelente libro de mitología griega que interesará al público en general y facilitará la labor de estudiantes y docentes.