-¿Qué balance hace de estos cinco años?
-Si pasás raya, el resultado es positivo. Desde el comienzo pusimos énfasis en lo social y lo productivo, y en eso hemos conseguido buenos logros. Habíamos asumido algunos compromisos de campaña que hoy por hoy, a excepción de uno, que no llevamos adelante por sugerencias técnicas, están en ejecución. En la parte productiva nos comprometimos con el sector lechero, el hortícola, el avícola y la producción ovina. En la producción de la cuenca lechera de basalto estamos terminando la parte edilicia, donde va a funcionar una planta pasteurizadora desde marzo. Hemos trabajado muchísimo con los productores lecheros en el mejoramiento de tambos y en la alimentación de los animales, y se conformó una cooperativa para lo que va a ser el funcionamiento de la planta. En cuanto al proyecto ovino, hemos tenido muy buenos resultados con pequeños productores; la intención es ampliar y llegar a más año a año. Por otro lado, hicimos un convenio con Alur para la instalación de una microdestilería de etanol en los alrededores de Artigas, que ahora, en marzo, empieza a producir. Con la cosecha actual se empieza a producir etanol en Artigas; eso es fundamental, porque nos habíamos propuesto ampliar el proyecto sucroalcoholero de Alur al resto del departamento. Nos ha ido muy bien. Capaz que demoramos un poco más de lo que deberíamos haber demorado. Lo que no llegamos a concretar y quedaría para el próximo período es la generación de una planta chiquita para industrializar tomate. Insistimos mucho en la asociatividad de la gente dentro de su área de trabajo, porque juntos podemos más y eso está cantado, estudiado, comprobado. Nos parece muy bueno que las instituciones hagan el acompañamiento, pero las decisiones se deben tomar con la gente. Estuvimos trabajando con emprendedores por medio del programa Artigas Emprendedor y Cooperativo. Estudiamos la viabilidad y, si es factible, podemos canalizar un apoyo mediante República Microfinanzas. Esto benefició a una cooperativa de mujeres que trabajan en Riloman (Créditos Naranja). Dirán que no son muchos, pero tres o cuatro puestos de trabajo en Artigas hacen la diferencia.
Oído fino
Ayala tiene 48 años, es divorciada y tiene tres hijos, de 28, 24 y 22. Es fonoaudióloga. Milita en el MPP desde su fundación en 1989 y antes era independiente dentro del FA. En 2005 fue electa edila, en 2009 se convirtió en la primera mujer en ser electa diputada por Artigas y en 2010 fue electa intendenta del departamento. En las elecciones del 26 de octubre fue electa senadora. Su candidatura actual a la IDA es apoyada por su sector, el Partido Comunista del Uruguay (PCU), la lista 711, la Vertiente Artiguista (VA), el Espacio 567 y grupos departamentales. Sus suplentes son Lidio Paniagua (711), Ruben Rodríguez (PCU), María Moraes (VA) y Gustavo Meneses (Agrupación 31 de Octubre).
-La lamentable muerte de un niño y dos mujeres a raíz de un incendio generó una marcha en Artigas en reclamo de un CTI público, reparaciones en la ruta 30 y balizamiento del aeropuerto. ¿Qué opina de esas demandas?
-El balizamiento del aeropuerto lo hemos trabajando desde hace mucho y ahora lo estamos retomando desde la función en el Senado, más allá de que no es un impedimento para algunas cosas, por lo menos en este caso puntual. Lo de la ruta 30 es un problema que tenemos. No sólo la 30, sino también la 4; ambas están en mal estado. La 30 hacia la 5 no está mal, pero entre Tranqueras y Masoller, en Rivera, el estado es lamentable, y aunque esté en otro departamento es nuestra salida. Ya lo hemos hablado con el titular del Ministerio de Transporte y Obras Públicas [MTOP], con el que está a cargo de esa área, y más allá de que entendemos que quizá los recursos no alcanzan, aspiramos a que en el próximo período algo esté presupuestado. En cuanto al CTI, siempre tratamos de ver de qué manera optimizar los recursos. En Artigas hay un CTI en una de las mutualistas, que todavía tiene pocos cupos cama. En el hospital hay una sala de atención inicial que podríamos decir que es el CTI, pero necesita algunos recursos económicos, humanos y técnicos para funcionar de la mejor manera. También son recursos que deberían estar presupuestados en el próximo período. Estamos bien a tiempo, ahora que se empieza a trabajar en el presupuesto nacional quinquenal. Para los traslados, que deberíamos optimizar mucho más, es necesario contar con buenas rutas, por lo menos alguna de ellas en buenas condiciones, para salir rápidamente. La ruta 30 hacia Bella Unión la arregló la IDA. Un buen día llamé a quien correspondía y pregunté si no era problema, e iniciamos nosotros las obras. Después, cuando el MTOP las retomó, la IDA se retiró. Si hay que ir con máquinas hasta Rivera, entre Masoller y Tranqueras, también iremos para dar una mano. No hay problema. Sé que es mi gobierno nacional y lo defiendo a toda costa, pero no voy a dejar de reclamar si me parece que hay que reclamar algo con razones fundadas para el departamento.
-Bella Unión es una ciudad emblemática de Artigas. ¿Qué pasa con algunas fuentes laborales, como la ex Calvinor, que está en una situación complicada?
-Es complicado. Hemos conversado con ellos [los trabajadores de la cooperativa] y no es una situación de ahora. Se viene arrastrando desde décadas atrás y llegó un momento que tiene un punto límite. Hemos acompañado a la cooperativa que formaron los trabajadores, pero una de las cosas que no hago es comprometerme a lo que no se puede hacer. Hay que ser muy cautos.
-¿Dudó de ir por la reelección?
-No. Nunca lo dudé. Y digo más: si gano, me quedo en Artigas y renuncio al Senado. Lo aclaro porque algunos han manejado que si ganaba la IDA iba a renunciar y a irme a Montevideo.
-El FA en Artigas tiene un programa único para tres candidatos. ¿Cuáles son los énfasis que marcan su perfil?
-La diferencia con los otros compañeros es mi impronta: un Artigas más productivo. Ya establecimos las bases y hay mucho más. Si lo de la microdestilería funciona bien, yo quiero más, en otras localidades y que lo del biocombustible y la energía sea un proyecto departamental. Tenemos un proyecto de embalses múltiples en plena licitación. Eso tiene que salir sí o sí, porque nos va a cambiar el esquema productivo. Tenemos un suelo de basalto, el agua llueve y se escurre rápidamente, por lo que hay que embalsar mucho más. Esto nos va a permitir hacer cosas en algunas zonas donde hoy no podemos. Otra cosa es trabajar en la integración regional la navegabilidad del río Uruguay, que en Salto Grande se corta hacia el norte. Tenemos que salvar ese escollo para llegar hasta abajo, y eso va a redundar en utilizar las carreteras de la mejor manera. Estamos trabajando con algunos municipios brasileños en la integración regional, y si logramos la navegabilidad del río a 800 o 1.000 kilómetros para arriba hacia Brasil, van a poder salir con su producción al mar. Somos el único departamento que tiene doble frontera en el país, y no hemos sabido utilizarlo. Podríamos estar pensando en establecer en Bella Unión un puerto de muy menor escala. Sabemos que las que pueden pasar son barcazas, pero es importante para la producción de Alur, un alivio para el arroz, las piedras y la carne de Artigas, porque el transporte fluvial es más barato. Hay que hacer obras de infraestructura; sus costos no son menores, pero hay que empezar a mirar a futuro como país y, por qué no, sumar a localidades de otros países. Otra de las cosas fundamentales son los dos polos termales que queremos desarrollar, en los pozos que están en Colonia Viñar, cerca de Bella Unión, y en la colonia Juan Pablo Terra, cerca de Artigas, y para el próximo período tenemos que proponernos el emprendimiento termal en sí. La IDA pretende ser dueña de los pozos, pero después debería ser un emprendimiento privado.