Los cálculos de 2014 no están oficialmente cerrados, pero el subdirector de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Adrián Tambler, adelantó que el año pasado se recaudaron por impuestos al sector agropecuario 316 millones de dólares.

Según el análisis, la estimación de recaudación bruta por impuestos en valores en dólares corrientes en 2014 fue “prácticamente idéntica” a la de 2013, cuando se embolsó un monto equivalente a 317 millones, una diferencia que está dentro del margen de error y que por eso no se considera. Sí varió, y “significativamente”, la composición de los impuestos que sumaron la recaudación, sobre todo, la del Impuesto al Patrimonio.

Todos aquellos impuestos vinculados a la moneda nacional, es decir, que se ajustan por el Índice de Precios al Consumo (IPC), tuvieron una reducción en 2014 en comparación con 2013, básicamente porque el dólar aumentó más que el IPC. “Esa devaluación, mayor que la inflación, determinó que los impuestos medidos en dólares hayan sido un poco menores, como en el caso de la Contribución Inmobiliaria o de los Impuestos a la Seguridad Social; que si bien se ajustan por la BPC [Base de Prestaciones y Contribuciones], ésta lo hace por el IPC”, explicó Tambler.

Otros vinculados a la renta, como los Impuestos al Valor Agregado y a las Rentas de las Actividades Económicas, también sufrieron una caída en 2014, del “entorno a 10%” en relación con 2013. Según el subdirector de OPYPA, esto se puede deber al descenso en el precio de “algunos commodities”, pero también a que “la renta, probablemente, haya sido un poquito más baja que la del año anterior”.

Sin embargo, el principal cambio se dio en el Impuesto al Patrimonio, que, según Tambler, “estuvo muy movido hace un par de años, cuando salió” en 2007, lo que motivó que las expectativas de recaudación para 2013 fueran más altas que lo recaudado. Para 2014 Tambler espera que la cifra sea “del entorno de los 70 millones de dólares, o un poco menos”.

Ni tanto ni tan poco

La presión fiscal mide cuánto representan los aportes de los particulares en impuestos en relación con la producción del sector (el Producto Interno Bruto -PIB- sectorial). En el caso agropecuario, la presión de los últimos años fue de 10% en promedio, sin embargo, después de los cambios normativos realizados por el Banco Central durante 2013, la presión del agro descendió hasta ubicarse en 2014 en 7% del PIB sectorial.

Para Tambler, el agro no tiene una carga fiscal excesiva; al compararla con las de otros sectores productivos, como la industria y el transporte, se encuentra que es similar, de entre 6% y 8%. “Esto es importante tenerlo claro, porque muchas veces se dice que ‘el agro no paga nada’ y por otro lado, los productores manifiestan que el agro tiene una presión fiscal muy importante”, concluyó.