Estaban las cámaras listas para registrar el momento en que las autoridades cortarían la cinta y franquearían el paso al salón principal en el que funcionará el taller textil, una posibilidad que facilita la reinserción social y laboral, además de reducir la pena.

Había máquinas de coser, recortes de tela, agujas, modelos, centímetros y bobinas de hilo por todos lados. También había mucha emoción y ansiedad en las internas y gestos y palabras de satisfacción en los jerarcas. A pesar del contexto de encierro, el clima era de fiesta ayer en la Unidad de Internación para personas privadas de libertad (UIPPL) Nº 5 Femenino.

La cita era a las 11.00 en el tercer piso del establecimiento perteneciente al Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), ubicado en Carlos López y Garzón, en el barrio Colón. La jornada marcó el fin de una etapa de elaboración y armado del proyecto y su puesta en marcha. Se trata de uno de los pilares del Programa de Justicia e Inclusión, que coordina la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, financia la Unión Europea y, en este caso, se ejecuta mediante un convenio con el Sindicato Único de la Aguja (SUA).

Todos los representantes de estos organismos celebraron la creación de este espacio, que tiene como antecedentes otros similares o parecidos que alientan el acceso a la cultura, la educación y la capacitación laboral de quienes están presos. Destacaron también que así como los resultados que se lograron en las experiencias previas sirvieron para concretar este taller, lo que allí ocurra también será tomado en cuenta por otras internas y podrá replicarse en otros establecimientos. Jaime Saavedra, director interino del INR, enfatizó que el recorrido no será sencillo, y que los roces o problemas que puedan aparecer tienen que ser tomados como parte del proceso.

Por su parte, Ricardo Moreira, integrante de la dirección del SUA, fue el vocero de sus compañeros a la hora de explicar las razones y motivaciones del sindicato para involucrarse. Había una veintena de sindicalistas identificados con remeras rojas que lucían el logo y el nombre del sindicato. Serán ellos los encargados de dar los talleres. Moreira les habló directamente a las mujeres presas. Les aseguró que encararán la tarea con la misma energía con la que lo hicieron en Artigas, donde llevaron a cabo un proyecto parecido para mujeres desempleadas y jóvenes. Y les aclaró: “Nosotros no les vamos a enseñar nada, les vamos a mostrar cómo se trabaja en la industria textil” para que tengan una herramienta que les permita una salida laboral cuando las rejas sean cosa del pasado.

El SUA encara este taller como un gran desafío y lo enmarca dentro de una concepción de principios, que tienen que ver con el compromiso social que define históricamente al movimiento sindical. “No sólo se trata de reclamos por mejores salarios y condiciones laborales, sino de promover un Uruguay productivo digno y con justicia”, afirmó el dirigente, refiriendo a las líneas de acción del PIT-CNT.

Se prevé que la capacitación dure seis meses. La dinámica consistirá en dos turnos, uno matutino y otro vespertino de cuatro horas diarias, durante las cuales 40 mujeres divididas en dos grupos aprenderán el oficio. La idea es que se formen bajo las mismas exigencias de capacitación y de producción que demanda el mercado laboral, como forma de contribuir a que una vez cumplida la pena, si intentan abrirse camino en este sector, puedan competir en igualdad de condiciones. “La meta que nos pusimos es que en seis meses sean capaces de confeccionar un traje por sí solas”, contó el dirigente del SUA.

Por último, les dijo que ojalá las clases les brinden las herramientas para desempeñarse en el oficio cuando recuperen la libertad, ya sea de manera individual, como empleadas o bajo el formato cooperativo. Y les reiteró que ellos pondrán todo de sí, pero que el éxito en buena medida dependerá de ellas.