“A pocos días de culminar su gestión, el señor ministro debía tener -y se la debíamos dar- la oportunidad de comparecer en el Parlamento [...], porque tenemos la impresión de que el propio ministro no ha quedado demasiado satisfecho ni conforme con las decisiones que se tomaron durante su paso en la cartera”. Con estas palabras comenzó su exposición Abdala, en la que reiteró lo reclamado durante el último mes: la “rebaja simbólica o aparente” de los combustibles el 7 de enero y el “aumento significativo” de la tarifa eléctrica el 14 del mismo mes.

Abdala alegó “falta de equivalencia y de proporcionalidad” en las decisiones sobre los costos operativos y administrativos, tanto en UTE como en ANCAP. “Aquí no hay un capricho de la oposición ni mucho menos” afirmó, descartando también “malas intenciones” en el gobierno: “Seguramente al gobierno le gustaría transitar por un camino diferente, pero hay hechos que no se lo permiten, y el principal es el serio déficit fiscal que el año pasado alcanzó el más grande desde 2002, lo que ha llevado a ampliar el tope de deuda pública”. Para el legislador nacionalista, “una cosa está directamente relacionada con la otra”.

Según el diputado de Alianza Nacional, las inversiones de las empresas públicas impactan de manera negativa en 2% del Producto Interno Bruto ya que son mucho mayores que su resultado primario, lo que luego se traduce en un aumento de las tarifas públicas. “Es un fenómeno muy reciente, que se da en este período de gobierno, pero no en el primero del Frente Amplio” observó. “Llegando a un extremo de simplificación, diría que este problema tiene nombre propio”, dijo en referencia a las gestiones del futuro vicepresidente, Raúl Sendic, durante su presidencia en ANCAP y la de Carolina Cosse en Antel, mientras Kreimerman se agarraba la cabeza con la mano derecha. “Sé que [Kreimerman] es un hombre de bien, sé que actuó con honestidad, aunque los hechos después lo desmintieron. Esto es culpa del gobierno que integra”.

Señas particulares

En un momento de su exposición, Abdala se detuvo sobre las reacciones de los jerarcas de UTE y ANCAP luego de anunciadas las tarifas: “El presidente de UTE [Gonzalo Casaravilla] desapareció”, dijo, mirándolo, mientras el aludido acomodaba sus cuadernos, “y el presidente de ANCAP [José Coya] habló de una manera casi clandestina con la prensa”. Coya tomaba notas con la mirada fija en los papeles.

Estas acusaciones tuvieron su respuesta. Casaravilla negó haber “desaparecido” y dijo: “Cuando habla el patrón [en referencia al Poder Ejecutivo], los gerentes nos callamos”. El ente había propuesto un aumento de 3,9% que por decisión del Ejecutivo fue de 6,9%.

Por otro lado, defendió las inversiones de UTE en el marco del consenso energético alcanzado en 2010 por todos los partidos políticos: “Lo peor que le puede pasar a un país es quedarse sin energía. Esto siempre es peor que el costo del arrepentimiento de haber sobreinvertido por un tiempo”. Mediante gráficas que mostraban descensos en costos y vulnerabilidades energéticas, enfatizó que “si no se hubiese cambiado la matriz, en 2016 la generación de energía costaría 40% más” que lo que cuesta actualmente. Según sus cálculos, de enero de 2010 a diciembre de 2015 las tarifas se ajustaron 58% de lo que aumentaron los precios, algo en lo que también se detuvo Kreimerman, haciendo hincapié en que “el sistema [de ajuste de tarifas] utilizado no es novedoso, ya que ha sido utilizado en años anteriores de manera inversa”.

Por su parte, Coya sostuvo que “habló todo el directorio, y para una cantidad de medios”. “Es cierto que no se hizo una conferencia de prensa, pero eso no nos convierte en clandestinos”, dijo, riendo. En cuanto a la rebaja, que Abdala tildó de “avara”, sostuvo que el directorio se “ha cuidado de no generar expectativas”, entendiendo que “el precio del combustible hay que tomarlo en el momento en que se está procesando y el stock [de ANCAP] ronda los 90 días”, teniendo en cuenta que para ajustar los precios “siempre hay que considerar el valor del crudo en pesos, y la rebaja [de los combustibles tomada en esta moneda] comenzó en octubre y no en julio”, como había sostenido el nacionalista. “¿Qué pasará en abril si los barriles siguen a la baja? Se propondrá una nueva rebaja de los combustibles”, afirmó.

Tranquilos y conformes

Luego de la exposición de los jerarcas de UTE y ANCAP, el ministro tomó la palabra para concluir que “el sistema energético se ha transformado y esto es lo que nos está asegurando mayor oferta y cantidad de energía”. Insistió en lo positivo del liderazgo de las empresas públicas en “la transformación de un país en el que si no se hubiera invertido, se hubiera quedado parado” y agregó que esto les ha servido para “fortalecer sus capacidades de producción”. En este sentido dijo que los cuadros tarifarios propuestos se ajustan a la situación de cada empresa: “Está claro que proponíamos algunos valores diferentes, pero los tomados están sustanciados en la transformación energética”; ejemplificó diciendo que “la nueva revolución industrial significa que un tambo pueda triplicar su productividad pero con una energía a mayor precio”. La transformación, para Kreimerman, implicó un “cambio estructural de las condiciones energéticas del país” por lo que “está claro que no estamos hablando de ningún ajuste fiscal, sino de decisiones tomadas a partir del sentido común”.

“Creo que todo esto ha confirmado que efectivamente hubo un ajuste fiscal”, afirmó a modo de cierre Abdala, quien recalcó que “en Uruguay tenemos un problema de precios severo, un problema estructural que empezó con su modelo monopólico”. “Nos retiramos tranquilos y conformes, porque hemos recogido un cúmulo de información bien valiosa”, culminó. Para terminar, el senador colorado Alfredo Solari sostuvo que “aquí se aumentaron los impuestos en la forma más indolora posible, en precios que todos los meses tenemos que pagar para nuestra actividad productiva o nuestro bienestar. Acá hubo un ajuste fiscal, indoloro y oculto, pero hubo”.