La economía uruguaya viene mostrando en los últimos meses un proceso de ajuste de sus transacciones con el resto del mundo. Producto de los magros resultados en la temporada turística y su impacto en las exportaciones de servicios, así como del incremento en las importaciones de bienes energéticos, 2014 comenzó con un profundo déficit de la balanza comercial que sobre el final de año se retrajo, alcanzando un déficit equivalente a 4,6% del Producto Interno Bruto (PIB), inferior al del año anterior. En el mismo sentido, la cantidad de capital que atrajo la economía también fue menor a la de 2013, pero le alcanzó al gobierno para financiar el déficit de cuenta corriente y para acumular reservas.

Los registros estadísticos en la balanza de pagos del Banco Central del Uruguay (BCU) muestran que en 2014 la economía uruguaya sufrió un déficit en la cuenta corriente de 2.623 millones de dólares. El saldo negativo de esta cuenta, que contabiliza la diferencia entre el gasto de los uruguayos y la producción de bienes y servicios, fue financiado por un superávit de la cuenta de capital financiero de 3.983 millones de dólares, que si bien fue 1.855 millones menor al del año anterior, cubrió la deuda por transacciones y aumentó la cantidad de reservas acumuladas por la autoridad monetaria en un monto de 1.360 millones de dólares.

El análisis de la brecha entre el ingreso disponible y el gasto de la economía según el sector institucional muestra un aumento del déficit del sector público equivalente a 1% del PIB y un ajuste a la baja en el déficit del sector privado de 1,5% del PIB respecto del resultado alcanzado en 2013.

En el caso del sector público, el informe del BCU destaca la “sensible reducción” del déficit por parte de las empresas públicas en el segundo semestre del año, teniendo en cuenta la profundización que se percibía hacia el inicio del año, principalmente por un menor incremento de sus ingresos así como por mayores inversiones en empresas como ANCAP, UTE y Antel. Sin embargo, mientras se procesaba este “ajuste” -producto de menores compras de petróleo por parte de ANCAP- se registró una caída de los ingresos y un aumento de los gastos -particularmente transferencias- a nivel del gobierno central y en el BCU, que llevó a un aumento del déficit global de 1%.

En cuanto al ámbito privado, el déficit de 3,3% se mantuvo estable y se debió en parte a mayores gastos de inversión -las obras de la planta de celulosa en Colonia y otras especialmente en el sector energético y en los proyectos de prospección y exploración de hidrocarburos-, así como a mayores gastos en bienes de consumo duraderos y mayor turismo “hacia afuera”, mientras se redujo la recepción de turismo.