Pasando raya

El saliente prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa, hizo un balance de la gestión del gobierno de Mujica. “Terminamos con un récord histórico de desem- pleo, con la pobreza con los índices más bajos de indigencia y un gran crecimiento del salario real; es todo muy positivo”, destacó. No obstante, también mencionó algunos “debes” de la administración saliente. “Tuvimos un tema en infraestructura, se tuvo que hacer mucho, se invirtió como nunca, pero no fue suficiente, e hicimos salidas como el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales, que daba 500 millones de dólares por año para las intendencias, pero después la Suprema Corte de Justicia decretó que era inconstitucional”. También mencionó la educación, un tema que “es el gran debate nacional” y que “no se soluciona en cinco años”. Según Cánepa, tanto en el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública como en el directorio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado “quizá los equipos que eligió el presidente eran excelentes personas y compañeros, pero necesitábamos otro tipo de encare a la gestión, que recién fue apareciendo en los últimos tres años”.

La de la plaza Independencia ayer fue una ceremonia ligeramente más ostentosa que la que tuvo lugar hace exactamente cinco años, con los mismos protagonistas aunque esta vez con los roles cambiados. El viejo manto negro que hizo de fondo del escenario en aquella oportunidad fue sustituido por una pixelada bandera de Uruguay. La estatua de Artigas quedó, al igual que hace cinco años, resaltada en el medio del escenario, pero esta vez dos alas laterales ambientaban con pantallas gigantes y recordaban con ilustraciones a todos los presidentes de Uruguay en la posdictadura.

Una multitud de simpatizantes frenteamplistas copó 18 de Julio en las cercanías de la plaza Independencia. Se podía apreciar banderas de muchos sectores de la coalición oficialista, pero no todos eran militantes en los alrededores de la plaza más importante de Montevideo. Un individuo que estaba en primera fila portaba una bandera argentina y un cartel que decía “[Amado] Boudou corrupto”, en referencia al vicepresidente argentino procesado por la Justicia, cuya presencia no fue bien recibida por el resto del público. Una señora, de 77 años, esperaba la llegada de Vázquez en la esquina de 18 y Andes: “No soy votante del FA, pero capaz que éste es el último mandato que veo. Soy uruguaya, ante todo, y esto de la paz me encanta”.

El traspaso de la banda presidencial estaba previsto a las 12.20, pero el presidente Tabaré Vázquez y su vice, Raúl Sendic, arribaron a la plaza a las 12.33. De allí en más todo fue protocolar. El presidente saliente José Mujica y su vice, Danilo Astori, recibieron a Vázquez y Sendic, cada uno junto a su esposa, y luego pasaron al escenario donde Mujica le dio la banda presidencial a Vázquez, el momento más ansiado del día.

Quien comenzó a tomar protagonismo fue el público, que coreó “Olé, olé, olé, Pepe, Pepe”, cada vez que Mujica aparecía en alguna de las pantallas gigantes. El presidente saliente se fue más ovacionado que el propio Vázquez. Retirado el ahora senador de escena, los ministros entrantes, junto al director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y al secretario y prosecretario de Presidencia fueron proclamados. Los ministros firmaron uno a uno el acta y allí nuevamente el público fue protagonista, aplaudiendo fuertemente a la futura titular de Desarrollo Social (Marina Arismendi), a Álvaro García (OPP) y a María Julia Muñoz (Educación y Cultura). En cambio, el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, fue fuertemente silbado. “Cantidad de hinchas de Nacional había ahí”, comentó con ironía, después, el jerarca, reconocido fanático aurinegro.

Una situación similar se generó cuando comenzaron a desfilar las delegaciones internacionales. El presidente ecuatoriano Rafael Correa fue fuertemente ovacionado, sólo superado por el mandatario cubano Raúl Castro. En cambio, el público se encargó de mostrarle su rechazo al ex rey de España Juan Carlos de Borbón. Pero el momento de mayor abucheo de toda la ceremonia se dio cuando fue mencionado el nombre de Boudou.

El público y los invitados especiales de la ceremonia fueron abandonando la plaza mientras Vázquez, Sendic y el futuro canciller Rodolfo Nin Novoa continuaban recibiendo a más de las 70 delegaciones que subieron al escenario. Tras casi una hora de abrazos y estrechones de manos, Vázquez cerró el acto tomando la palabra y agradeciendo a las delegaciones que habían llegado al país. “Estoy seguro de que todos ustedes están aquí porque juntos, en un gran abrazo, estamos festejando a la democracia, que es la forma mejor de sistema político y de vivir”. Luego les agradeció a los uruguayos su “confianza” en el “proyecto político”. “Intentaré no defraudarlos”, remató.