Como era previsible, el corredor Garzón se transformó en un tema central de la campaña electoral. Los candidatos de la oposición lo citan prácticamente en todos sus discursos como un ejemplo de la mala gestión del Frente Amplio (FA). De todas maneras, en la interna del oficialismo consideran que en el balance final la experiencia fue “positiva”. “El corredor es lento, hace que para la gente que vive cerca sea mucho más difícil desplazarse de un lado a otro, y además salió mucho más caro de lo que originalmente se pensaba. Si tenemos en cuenta que a pesar de todo eso la gente nos sigue votando, el balance es positivo, porque quiere decir que tenemos un margen gigantesco para hacer cualquier cagada”, aseguró un integrante de la Mesa Política del FA. Otro dirigente frenteamplista reconoció que se vio “sorprendido” por el esfuerzo gigantesco que hicieron los dirigentes blancos y colorados para mantener una intención de voto bajísima. “Cuando empezaron a hablar de una alianza para sacarle el gobierno al FA nos dimos cuenta de que el proceso de hundimiento había comenzado. Pero después pasaron muchas cosas y muy rápido: sacaron a [Jorge] Gandini, se fue [Luis Alberto] Ney Castillo, pusieron a [Ricardo] Rachetti, y los colorados empezaron a matarse entre sí. Del día a la noche nos encontramos con que la oposición se había enterrado a sí misma”.

De todas maneras, en el Partido de la Concertación (PdlC) la mayoría de los dirigentes cree que “el fracaso” del corredor Garzón fue un hecho positivo para la alianza electoral. “Si no hubiera sido por eso, nuestros candidatos no tendrían de qué hablar”, aseguró un dirigente del Partido Colorado, quien recordó que los dirigentes del PdlC “se dividen en dos grupos: los que no saben nada de Montevideo y los que no saben nada de política”. “Es difícil encontrar un tema del que puedan hablar”, afirmó.